The Wreckers en Houston

Escena del coro de The Wreckers, en Houston © Michael Bishop

Noviembre 11, 2022. Aunque la Houston Grand Opera se caracteriza por ser una compañía que, además de ocuparse del repertorio tradicional, se enfoca en comisionar y estrenar nuevas operas (por ejemplo, en marzo del 2023, realizará su estreno 74 con Another City de Jeremy Howard Beck), como segundo título de su presente temporada, y mirando un poco hacia el pasado, escenificó la interesante y poco conocida ópera The Wreckers (Los demoledores) de la compositora inglesa Ethel Smyth (1858-1944), con libreto de Henry Bennet Brewster. 

La obra, que originalmente fue compuesta en lengua francesa con el título Les Naufrages (Los naufragios), no logró interesar a los teatros de Francia o de algún país francófono. Por ello, fue estrenada en Leipzig el 11 de noviembre de 1906 como Standerecht (Ley marcial), en una versión en alemán. Posteriormente, y gracias al interés del director Thomas Beecham, tuvo su estrenó en Inglaterra en 1909, y al año siguiente, en el Covent Garden. 

La obra nunca logró entrar al repertorio operístico y prácticamente desapareció, a pesar de que se han realizado de manera esporádica algunas producciones en el Reino Unido, en Alemania, y en Estados Unidos, donde se escuchó por primera vez en concierto, en septiembre del 2007, y en el 2015 en versión escénica en el festival Bard Summerscape en Nueva York, ya en una versión modificada del libreto y traducida al inglés por Amanda Holden. 

Este año 2022, la obra finalmente pudo escucharse en su versión original en francés, en el Festival de Glyndebourne, y las cinco funciones realizadas en el escenario del Brown Theatre de Houston representan la primera ocasión que una compañía, considerada de las más importantes en el país, se interesó y se ocupó por la obra. La particular historia de Ethel Smyth la sitúa como la primera mujer compositora en recibir el título honorifico británico de Dame (dama), quien fue una prolífica creadora musical y literaria, una aguda luchadora social que participó en los movimientos a favor del voto de las mujeres, además de ser la única mujer cuyas operas se presentaron tanto en Covent Garden como en el Metropolitan de Nueva York (donde en 1902 fue escenificada su opera Die Wald, distinción que duró más de 100 años hasta que el teatro neoyorquino estrenara en diciembre del 2016 la ópera L’amour de loin de la compositora Kaija Saariaho). 

Lamentablemente, los prejuicios nunca permitieron que sus óperas fueran más conocidas y difundidas, a pesar de que se ha afirmado que The Wreckers es la ópera inglesa más importante antes del surgimiento de Britten, y después de Purcell. Musicalmente, se escuchó una partitura musical muy delicada, pero a la vez rica, intensa y dramática, en la que se pueden percibir pinceladas de la música de Strauss y Berlioz, el tema de su obertura, reminiscente de los cánticos de marinos (sea shanties) y de las olas del mar. Especialmente el largo interludio del tercer acto tiene pasajes orquestalmente sublimes, además de contener intensos pasajes corales, arias y dúos, los mejores reservados para los personajes de Mark y Thirza. 

La ópera pavimentó de alguna manera el camino para Peter Grimes (1945), ya que ambas óperas se sitúan en un pueblo costero y cuentan con una comunidad coral; y contiene esbozos del verismo, ya que su historia se desarrolla entre un triángulo amoroso, infidelidades, pasiones, muerte, tragedia y celos del personaje de Avis (análogo al personaje de Santuzza). 

La sencilla trama de The Wreckers se sitúa en los acantilados de Cornwell, donde la comunidad religiosa “revivalista” que allí reside, vive saqueando los barcos que ahí naufragan en busca de comida y mercaderías. Pero el joven pescador Mark, enamorado de Thirza, la esposa del predicador Pascoe, en contra de la que él considera una depravada manera de supervivencia del pueblo, decide encender el faro para que los barcos no encallen. Por ello, y a lado de Thirza, es condenado por la comunidad a morir ahogado. 

El teatro se esmeró en crear una producción fiel al libreto, y las escenografías parecían postales extraídas de Cornwall, un típico pueblo costero de Inglaterra, además de los elegantes vestuarios, que fueron creados por Christopher Oram. Louisa Muller ofreció una adecuada dirección escénica, que fluyó con naturalidad, sin cargar o sobreactuar los momentos dramáticos por los que atraviesan los personajes. La iluminación de Marcus Doshi fue un aspecto importante para dar un ambiente lúgubre y trágico a la producción. 

Sasha Cooke (Thirza) y Norman Reinhardt (Mark) en The Wreckers en Houston © Michael Bishop

No debe dejarse de mencionar la última escena, en la que Mark y Thirza mueren ahogados en una caverna, en la que empieza ingresar el agua por la fuerza de las olas. ¡Una escena teatralmente muy bien realizada! No hay otros teatros anunciados en la coproducción del proyecto, pero con una puesta en escena tan bien realizada no sería extraño pensar que la ópera será estrenada muy pronto en otros teatros estadounidenses. 

Al frente de la orquesta, Patrick Summers dirigió con convicción y atención a la partitura, resaltando los momentos orquestales más altos que contiene, en un balance entre los instrumentos y las voces. Muy participativo y uniforme se mostró el coro en sus intervenciones, que fueron varias a lo largo de la función. 

El elenco, que mostró un buen nivel, fue encabezado por la mezzosoprano Sasha Cooke, quien actuó con convicción al personaje de Thirza, y cantó con una voz bien modulada, oscura, llamativa, y clara en la expresión del texto. El tenor Norman Reinhardt se notó muy envuelto en el personaje de Mark, y su aria al ser condenado a morir, la cantó con sentimiento y emoción, y colorido timbre. La soprano armenia Mané Galoyan, cantó con ímpetu y brillantes agudos, ofreciendo una convincente personificación del celoso y rencoroso personaje de Avis. 

Los barítonos Reginald Smith, como Pascoe, y Daniel Belcher, como Lawrence, cantaron bien y actuaron con la justa mediada a sus personajes.  Un lujo fue contar con el tenor Paul Groves para las breves apariciones que tuvo como Tallan. Redondearon el elenco el barítono Luke Sutcliff como Harvey y la mezzosoprano Sun-Ly Pierce, con notables cualidades vocales, en el papel de Jack.

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