Hace 80 años: la ópera en Bellas Artes en 1941

Irma González debutó como Pamina en Die Zauberflöte, aquí con Víctor Torres (Monostatos)

Estas efemérides marcan varios puntos importantes en el desarrollo de la ópera en México. En primer lugar, el debut de quien fuera una de las más importantes cantantes mexicanas, la soprano Irma González y, en segundo término, el cambio sustancial y necesario que comienza a producirse en el repertorio en durante temporada, cuyo director general fue Franz Steiner, mientras que Carl Alwin fue director musical.

Llamada Ópera de México, inauguró la temporada el 10 de enero con el estreno en México de Die Zauberflöte de Mozart, que repetirían los días 12, 16, 18, 21 y 25, y posteriormente el 31 de julio y 3 de agosto.

Carl Alwin, director musical de la Ópera de México en 1941

Bajo la concertación del director de orquesta y pianista alemán Carl Alwin, Irma González realizó su debut operístico interpretando el papel de Pamina, acompañada por el tenor Ignacio Guerrero (Tamino), John Walsh (Papageno), Ángeles Navarro (La reina de la noche), Carlos Alexander (Sarastro), Ana Madrigal, Margarita González y Esperanza González (Tres Damas) y Víctor Torres (Monostatos). La puesta en escena estuvo a cargo de Fernando Wagner, actor y director teatral alemán, con escenografía y vestuario de los pintores Julio Castellanos y Roberto Montenegro, en tanto la dirección coral estuvo al cuidado de Eduardo Hernández Moncada.

“Cabe el lugar de honor a la soprano Irma González, quien destacándose del conjunto por sus magníficas cualidades vocales supo imponerse desde el principio como una futura estrella de nuestro teatro lírico nacional. En ella tienen los directores de ópera una figura de relieve que dará, entre los nuevos cantantes, prestigio y nombre a cualquier obra en la que tome parte. El público aplaudió su voz, hermosa, bien timbrada, con cuerpo suficiente para abordar el repertorio lírico-dramático; su desenvoltura escénica, increíble en quien pisaba las tablas por vez primera, y su figura, esbelta y distinguida.” (José Morales Estévez. La Afición, 12 de enero de 1941).

En las funciones restantes de este titulo cantaron los tenores Kurt Baum y Carlos Puig (Tamino), John Walsh (Papageno), Evangelina Magaña (La reina de la noche) y Lorenzo Alvary (Sarastro).

El estreno de La novia vendida en México, con Irma González e Ignacio Guerrero

Entre las novedades de esa temporada es importante consignar el estreno en nuestro país de Prodaná nevěsta (La novia vendida) de Bedřich Smetana —cantada en español—, con el siguiente reparto: Marenka: Irma González: Jeník: Ignacio Guerrero; Kezal: Lorenzo Alvary; Vasek: Víctor Torres; Ludmila: Margarita González; Krusina: Carlos Sagarmínaga; Esmeralda: Gloria Stockdale; Mícha: Pedro Garnica; y Háta: Concepción de los Santos, también bajo la batuta de Alwin, con la dirección escénica de Wilhelm von Wymetal.

Como tercera novedad en la temporada, se hicieron cinco funciones de Die Walküre de Wagner, que significaba su estreno en el Palacio de Bellas Artes. El reparto estuvo integrado por Eyvind Laholm (Siegmund), Enriqueta Legorreta (Sieglinde) que alcanzó un triunfo mayúsculo, Lorenzo Alvary (Hunding), Carlos Alexander (Wotan), María Luisa Henríquez (Fricka), Dorothee Manski (Brünnhilde), Hilda Carril (Gerhilde), Maxine Gildred (Helmwige) y Gloria Stockdale (Ortlinde).

“En lo que no estamos igual es en una revelación artística de las que fundan esperanzas de sentir orgullo nacional: el debut de la soprano Enriqueta Legorreta; en plena juventud, en plena belleza y poseedora de la más bella voz de soprano que hemos oído en estos tiempos…” (Elizondo. Excélsior, 10 de julio de 1941).

Rosa Pauly estrenó Salome en México en 1941

Un estreno más en México se produciría en aquella misma temporada. Con tres funciones, el público conoció Salome de Richard Strauss en las voces de Rosa Pauly (Salome), Eyvind Laholm (Herod Antipas), Dorothee Manski e Hilda Carril (Herodias), John Walsh (Jochanaan), Ignacio Guerrero (Narraboth), Concepción de los Santos (Un paje), Ignacio Guerrero, Carlos Sagarmínaga, Víctor Manuel Tapia, Víctor Torres y Pedro Garnica (Cinco judíos), Juan José Lejarazu y Carlos Alexander (Dos nazarenos) y Francisco Luna y Ernesto Fernández (Dos soldados).

“Como si a su vez la Ópera de México quisiera borrar en sus abonados la impresión cronológicamente prolongada de una Walkiria estática e incomprendida; doblemente incomprendida en verdad, su tercer programa consistió en la sola representación de la Salomé. Rosa Pauly, Salomé sustituta, puso sus mejores empeños en merecer los alentadores aplausos que el público le prodigó. El adecuadamente sombrío John Walsh realzó su Jochannan, y Eyvind Laholm salvó su Herodes aun del accidente pugilístico que hubiera podido deslucirlo. No tuvieron igual fortuna Ignacio Guerrero, de voz tan breve que pedía a gritos imperceptibles un micrófono que va siendo el culpable de la muerte de todas las voces, ni la señora Carril, que probó la amargura de los siseos y resolvió ceder a la orquesta sus últimos reproches maternales a la caprichosa princesa y a su sombría cefalo-necrofila.” (Jorge Santana, seudónimo de Salvador Novo. Excélsior, 17 de julio de 1941).

La corta temporada de Ópera de México concluyó en agosto con seis representaciones de Carmen de Bizet en donde alternaron Rosa Pauly y María Luisa Henríquez en la protagonista, el tenor Baum como Don José, Irma González en Micaëla y Carlos Alexander como Escamillo, destacando la escenografía de Agustín Lazo y la coreografía de Encarnación López “La argentinita”.

Orfeo ed Euridice en concierto, con Fanny Anitúa e Irma González, bajo la dirección de Carlos Chávez

Hay que mencionar los dos conciertos de la Orquesta Sinfónica de México del Orfeo ed Euridice de Gluck que cantaron Fanny Anitúa e Irma González bajo la dirección de Carlos Chávez.

Durante la segunda semana de agosto tomó el Teatro del Palacio de Bellas Artes la Compañía Mexicana de Ópera Italiana de Esperanza González de Manero, que presentó La bohème y Madama Butterfly de Puccini, Lucia di Lammermoor de Donizetti, Aida, Il trovatore y Rigoletto de Verdi.

Esta empresa estaba integrada por los directores Guido Picco e Ignacio del Castillo, las sopranos María Romero —que cantaría su última temporada en Bellas Artes—, Esperanza González de Manero, Evangelina Magaña y Mercedes Caraza, la contraltos Fanny Anitúa y Abigail Borbolla, los tenores Armand Tokatyan, Pasquale Ferrara, Miguel Campos y Carlos Sagarmínaga, los barítonos Francisco Sierra (quien era el esposo de «la Reina de la Opereta», Esperanza Iris), Gilberto Cerda y Augusto Ordóñez, y los bajos Alfonso Pedroza y José Corral.

“Tuvieron bastante éxito y al venir a México dieron en Bellas Artes el 17 de agosto Bohemia, con María [Romero], la señora Manero en Musetta, Tokatyan, Paco Sierra, Cerda y Corral. ¡Quién iba a decirme que esa sería la última vez que escuché a María en la ópera! También quiero señalar una extraña coincidencia, fue el año de la última función de María y el debut de Irma [González].” (Carlos Díaz Du-Pond. Cincuenta años de ópera en México, 1978).
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