Damiana Mizzi: “Es momento de afrontar nuevos roles belcantistas”

Damiana Mizzi: «Aconsejo siempre a los jóvenes cantantes líricos no despreciar o evitar la música de cámara» © Dietmar Scholz 2017

Con una corta pero ya notoria carrera, la soprano italiana Damiana Mizzi se ha presentado en importantes escenarios de su país y de Europa, con un amplio repertorio que abarca desde la música barroca, pasando por Mozart, Verdi, Puccini hasta la música contemporánea.

Recientemente, Damiana dejó una grata sensación con su interpretación del papel de Oscar en los conciertos de la ópera Un ballo in maschera de Verdi con la Chicago Symphony Orchestra, bajo la dirección de Riccardo Muti. Después de esas presentaciones, la artista aceptó hacer esta entrevista en la que, con simpatía y espontaneidad, nos contó sobre su interés por el canto y la ópera, su futuro y experiencias de su carrera.

¿Cómo se dio tu acercamiento al canto?
Comencé a estudiar música a los ocho años de edad, tocando el piano. Pero en realidad siempre había cantado desde que tenía alrededor de dos años. Durante la adolescencia sentí la necesidad cada vez más fuerte de expresarme a través de la voz y fue como empecé a cantar, primero música pop, y después decidí, un poco por casualidad, intentar el estudio de la lírica. Así, descubrí un mundo nuevo que me conquistó, gracias a la ópera y al teatro. Por eso elegí convertirme en una cantante lírica profesional. 

Despina en Così fan tutte de Mozart, Teatro San Carlo de Nápoles, 2022

¿Cómo describirías las cualidades de tu voz?
Según la clasificación canónica, mi voz es de soprano lírico-ligero, ya que tengo un timbre claro pero con una sonoridad completamente redonda. A quien no conoce mi voz le diría que me escuche tanto en el repertorio de Mozart como en el belcantista de Bellini, Donizetti y Rossini, cuyas piezas para cantar requieren mucho legato y alternan con momentos de plena agilidad.

¿Cuáles son los papeles que actualmente tienes en tu repertorio y cuáles los que tienes previsto afrontar en el futuro?
Actualmente tengo en repertorio muchos papeles muy diversos entre ellos. En verdad, tengo repertorio que abarca desde el siglo XVII hasta la música contemporánea. Esto me ha permitido ser siempre dúctil y seguir estudiando y modelando la voz con base en lo que canto. 

Mi próximo debut será como Norina en Don Pasquale de Donizetti, que es un papel que siempre he amado y del cual he cantado el aria en audiciones y concursos. Imagínate el regocijo de que ahora finalmente lo estrenaré, ¡y no en un escenario cualquiera, sino el Teatro Petruzzelli de Bari, que es el teatro más importante de mi tierra natal de Puglia! 

Por lo demás, me gustaría tener más ocasiones para cantar papeles mozartianos, y también debutar papeles del repertorio francés. Por lo que respecta a mi voz, es justo el momento de afrontar nuevos roles belcantistas que no he tenido la oportunidad de estudiar a fondo.

‘Quel guardo il cavaliere’, aria de Norina de Don Pasquale de Donizetti; Myra Huang, piano; Operalia 2017

La Zorrita Astuta de Janáček en Roma, 2011 © Riccardo Musacchio

¿Entre los personajes que has interpretado, ¿cuál te ha generado las mayores emociones y qué has sentido más cercano a ti? Por otra parte, ¿cuál es el que más dificultades te ha creado?
Entre los personajes que he interpretado, La zorrita astuta de Janáček es uno de los que más me ha quedado profundamente marcado en el corazón, ya que tuve que transformarme en un animal y moverme y pensar justo como si fuera una zorrita. Fue un trabajo corporal difícil pero hermoso y emocionante, y desde aquel momento la zorra se convirtió en uno de mis animales preferidos. 

Por supuesto, me encanta Nannetta en Falstaff de Verdi, por ser una incurable soñadora, justo como soy yo, y por su visión romántica del amor, a pesar de todo lo que le sucede a su alrededor. También me identifico con Giulietta en I Capuletti e i Montecchi de Bellini, por el sacrificio que hace y por la idea que el amor supera incluso a la muerte.  

Por otra parte, un personaje que me ha creado dificultades fue el de Lena en La stanza di Lena, una ópera contemporánea de Daniele Carnini, que interpreté en su estreno absoluto y que versa sobre Natascha Kampusch, una mujer austriaca que fue secuestrada de niña y rechazada por años. La ópera cuenta sus últimos días en cautiverio y su fuga, por lo que, además de las dificultades técnicas de una composición compleja, tuve que identificarme con una situación que realmente sucedió y que fue trágica. El trabajo psicológico del personaje fue agotador, pero el resultado final fue muy apreciado. 

¿Prefieres las óperas en montajes tradicionales o en ambientaciones modernas?
Amo las ambientaciones y las puestas que tienen una lógica y que no transforman completamente el sentido original que el compositor y el libretista le dieron a las óperas, ya sean tradicionales o modernas.

Mencionaste que interpretas música contemporánea. ¿Qué es lo que te atrae para interpretar esta música y su repertorio?
De la música contemporánea me atrae la posibilidad de interpretarla pudiendo confrontarme con el compositor y encontrar las mejores soluciones para la voz, y con un lenguaje musical diferente y más flexible. Además, se pueden crear proyectos ad hoc para mi voz como los que he realizado con Hemisphaeria Trio, el grupo de cámara del que formo parte y que he creado junto a mis colegas: el violonchelista Roberto Mansueto y el pianista Marcos Madrigal. 

Además de ópera, siempre he cantado música de cámara a lo largo de mi carrera, en varias formas instrumentales. Considero que esto es muy importante para la formación de un músico, y aconsejo siempre a los jóvenes cantantes líricos no despreciarla o evitarla.

‘Balada para un loco’, de Astor Piazzolla, con Hemisphaeria Trio, Ritratti Festival, 2022.

Satirino en La Calisto de Cavalli, Teatro alla Scala, 2022 © Brescia & Amisano

Has trabajado con diversas personalidades importantes del medio musical. ¿Cuáles han sido los encuentros más significativos en tu vida artística? ¿A quién le darías las gracias por lo que eres hoy profesionalmente?
Debo tanto a muchas personas con las que me he cruzado en mi camino artístico, sobre todo por haber confiado en mí, como mi actual agente, y a todos los maestros que me formaron, antes de entrar el Conservatorio Nino Rota en el pueblo de Monopoli en la provincia de Bari, como durante mis estudios en ese conservatorio, y en mi posgrado al día de hoy, hasta las lecciones privadas y las academias de canto a las que he asistido. Cada uno de ellos sabe quién es, y si logran leer esta entrevista, espero que pueda llegarles mi inmensa gratitud por quien ahora soy profesionalmente. 

Una vez iniciada mi carrera, realmente he tenido la manera de interactuar con importantes personalidades que me han enseñado mucho. Entre los directores de orquesta, uno de los más significativos ha sido el maestro Riccardo Muti, con quien trabajar es siempre una experiencia plena de estímulos, de cosas nuevas por aprender y una profundización intensa sobre la partitura en la que se está trabajando. Le cuento siempre a mis amigos que desde que comencé a trabajar con él la primera vez, hay “un antes y un después de Muti”, porque cuando se ha trabajado con el maestro, aunque haya sido solo una vez, ya no es uno el mismo, como tampoco el modo de estudiar y aproximarse a una partitura, pues cambia para siempre en modo significativo y positivo. Tampoco me olvido del maestro Alberto Zedda, por la manera en que me enseñó a aproximarme a Rossini.

‘Sul fil d’un soffio etesio’, aria de Nannetta en Falstaff de Verdi; Riccardo Muti, Ravenna Festival, 2015

Algunos de los teatros más prestigiosos del mundo operístico se encuentran en Italia y tú te has presentado en varios de ellos. Siendo una artista italiana, ¿consideras que es posible hacer una carrera solamente dentro de Italia, o es necesario salir al extranjero para obtener reconocimiento y éxito en la carrera?
¡Que pregunta más difícil! La carrera no la hacemos solo nosotros los artistas, si no que depende del momento histórico, de lo que nos piden los teatros, de las agencias que nos representan, y de tantísimas otras variables. 

Lo que puedo decir es que seguramente las carreras “nacionales” son posibles, pero quizás tienen un límite, en comparación con aquello que le permite al artista abrir su mente y enfrentarse con otros pueblos, culturas, modos de trabajar, repertorios y estilos diferentes. Yo inicialmente he trabajado mucho en Italia, pero cuando comencé a viajar al extranjero realmente he crecido como artista y sobre todo como persona. 

Oscar en Un ballo in maschera con la Chicago Symphony Orchestra bajo la dirección de Riccardo Muti, 2022 © Todd Rosenberg

En este respecto, recientemente tuviste un sonado éxito cantando el papel de Oscar en Un ballo in maschera en tu debut estadounidense con la Chicago Symphony Orchestra. ¿Qué nos puedes contar sobre esta experiencia y cómo fue trabajar de nuevo con Muti?
Este debut americano salió muy bien y seguramente permanecerá entre mis recuerdos más entrañables. El recibimiento de la Chicago Symphony Orchestra, cantar el papel de Oscar con el maestro Muti, haber estado acompañada por mi familia, el apoyo del público y las maravillosas críticas que recibí ¡hicieron que todo resultara perfecto! 

Trabajar de nuevo con el maestro Muti fue muy estimulante, ya que el exige muchísimo de cada cantante, y ¡hace bien! La atención está siempre enfocada, más allá de la música, en el significado del texto, para hacer que uno este consciente al máximo de lo que está cantando.

‘Saper vorreste’, aria de Oscar en Un ballo in maschera de Verdi; Giacomo Sagripanti, Teatro Bolshoi, 2018 

A propósito, ¿cuál ha sido el teatro donde más te ha alegrado cantar, el que te haya dado las mayores satisfacciones?
El Teatro la Fenice de Venecia me causó fuertísimas emociones como Adina en L’elisir d’amore. Por otro lado, en el extranjero recuerdo con mucha alegría la experiencia vivida en el Teatro Bolshoi de Moscú. El ver aquella enorme sala llena de gente que aplaudía sin parar al final de espectáculo fue conmovedor.

¿Para ti, en la vida como en el escenario, que es lo que consideras que nunca debe faltar?
La adrenalina, que ahora es mi mejor compañera, sobre todo en el teatro; y la determinación que hace a uno ir hacia adelante también con frialdad en los momentos difíciles.

Nannetta en Falstaff, 2017 © Roberto Ricci

¿Podrías contarnos alguna anécdota curiosa, particular o simpática que te haya sucedió en algún teatro?
Sí, una vez en un teatro italiano muy importante, justo al inicio de la ópera, dejó de funcionar el interfono con el que los artistas escuchan las indicaciones del director del escenario, que es por lo tanto la manera de saber cuándo salir a escena. Al principio, nadie se dio cuenta, y ya que habían pasado algunos minutos de no escuchar nada empecé a sospechar algo, por lo que salí del camerino para ir al corredor. Después de unos segundos me di cuenta que ya había comenzado la función y que ya había pasado mi primera entrada a escena. Literalmente bajé volando por las escaleras y corrí hacia la primera ala del escenario que vi frente a mí para salir al escenario. Alcancé a tomar del director de atrezo la pieza de utilería que debía portar conmigo. Al final logré cantar mi primera frase de la ópera sin causar daño alguno a la función, pero con el corazón latiéndome a mil por la adrenalina y el temor de arruinarla. ¡Nunca olvidaré la cara de sorpresa de los coristas y del director de orquesta, que no entendían por donde había aparecido!

Para finalizar la entrevista, ¿podrías compartir alguna reflexión sobre el mundo actual de la ópera?
Te respondo con la letra de una famosa canción de Tonino Carotone de los años 90, que dice: “È un mondo difficile e vita intensa; felicità a momenti e futuro incerto…”. [“Es un mundo difícil y una vida intensa; alegría por momentos y un futuro incierto…”]

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