Gianluca Margheri: “Las óperas de Mozart son ideales para mi voz”

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Gianluca Margheri: “Cuando era pequeño y vi la película Amadeus, quedé encantado con la música de Mozart” © G-Kuks

Al día siguiente de la última función de Fernand Cortez ou la conquête de Mexique del compositor italiano Garpare Spontini (1774-1851), tuvimos la suerte de platicar con el bajo-barítono Gianluca Margheri, quien interpretó el rol de Moralez bajo la dirección musical de Jean-Luc Tingaud y escénica de Cecilia Ligorio en el escenario del Maggio Musicale Fiorentino. Margheri es un apuesto cantante, poseedor de una voz poderosa cuyo hermoso y oscuro barniz nos brindó una función inolvidable en la ciudad de Florencia, la noche del miércoles 23 de octubre de 2019. Aquella mañana una ligera llovizna pintó de gris la hermosa ciudad italiana y en la tranquilidad de una grata trattoria Gianluca nos platicó de su carrera, en exclusiva para Pro Ópera.

El gran sacerdote de Apollo de Alceste en Florencia

¿Cómo nació tu gusto por la ópera y la decisión de dedicarte al canto profesional?
Cuando era pequeño y vi la película Amadeus, quedé encantado con la música de Mozart. En ese tiempo tendría unos diez años y comencé a escuchar constantemente música clásica y ópera, luego a estudiar piano, luego hice algo de teatro y cine, a lo que siguieron las primeras lecciones de canto. Como iba muy bien, le di prioridad a esta disciplina. 

Mi debut fue aquí en Florencia en A Midsummer Night’s Dream de Benjamin Britten, en un montaje hecho para cantantes jóvenes. El director de escena, Lindsay Kemp me llamó al año siguiente para realizar una gira por España de un espectáculo de teatro y danza en el que yo cantaba y bailaba, lo cual me encantó, pues era una representación integral de las artes. Yo era todavía muy joven y fue una gran lección para mí. Luego, en 2009, participé en el concurso Toti Dal Monte en Treviso, Italia. 

Pero todo comenzó con la película citada: recuerdo que me llamaba mucho la atención el aria de la Reina de la Noche, al escuchar las acrobacias de una voz que también era expresiva. Eso es lo que me atrae en especial del repertorio barroco y del bel canto de Bellini, Donizetti y Rossini: la voz debe ser flexible y realizar acrobacias, pero también debe ser expresiva. La voz con su técnica y línea debe tocar el corazón del escucha. 

Don Giovanni en Budapest © Attila Nagy

En Rodelinda de Händel, con Joel Prieto en el Liceu de Barcelona

¿Cómo descubres tu voz?
Mi voz es de bajo-barítono con un color oscuro. Al principio tuve que probar mi voz con distintos profesores hasta encontrar mi tesitura, pues mi registro es amplio, pero no por eso puedo cantar roles muy graves como Sarastro o Filippo II. Más bien me he sentido cómodo en algunos roles de Mozart, del barroco y del bel canto, como Belcore de L’elisir d’amore. Creo que he encontrado mi verdadera voz, a pesar de las complicaciones del principio. Mozart es ideal para mi voz. Canto el protagonista de Don Giovanni, el Conte di Almaviva y el Figaro de Le nozze di Figaro y también Guglielmo en Così fan tutte y Papageno en Die Zauberflöte. Cuando canto Mozart es como regresar a casa. 

Si vemos la fecha del estreno de Fernand Cortez, vemos que Spontini es contemporáneo de Rossini, pero la vocalidad es totalmente distinta: es como un Wagner italiano, con un declamado muy agudo y canto grave. Rossini es puro bel canto. También me gustan mucho las agilidades de Händel.

Has cantado obras de compositores antiguos como Monteverdi y también varios modernos como Bruno Maderna…
El año pasado canté el estreno mundial de una ópera escrita para mí titulada Il Minotauro en que la compositora Silvia Colasanti creó armonías contemporáneas en la música pero dotó a la voz de una línea arcaica, medieval. La compositora tomó como punto de partida mi voz y fue muy emocionante aceptar ese personaje, por su nobleza y profundo sentir. 

Escénicamente fue difícil para mí cantar toda la ópera usando una máscara, pero fue un reto interesante. Este montaje tuvo lugar en el Festival de Spoleto, Italia. De Monteverdi, aunque me encanta, no hay mucho repertorio para mi voz. He cantado en Il ballo delle ingrate y Mercurio en L’incoronazione di Poppea, de la cual quizá en unos dos años me gustaría cantar Séneca. Veremos.

Il Minotauro de Silvia Colasanti en Spoleto

¿Cómo te sientes en los montajes tradicionales y en los vanguardistas?
Me gusta afrontar una producción que pueda hacer mío, sin importar si es tradicional o moderna. Me gusta escuchar al director escénico y comprender sus instrucciones e ideas. He hecho muchas veces Don Giovanni, y si las producciones fueran siempre tradicionales sería aburrido. Por lo tanto, alguna puesta en escena novedosa siempre es bienvenida. El verano pasado hice mi más reciente Don Giovanni en Calgari en un montaje muy tradicional de la Scala y fue muy grato, pues posee la estética y elegancia del periodo original de la historia. Si la propuesta no tiene sentido, carece de interés para mí. 

La producción de Fernand Cortez que viste en el Maggio Musicale Fiorentino parecía tradicional pero no lo era realmente: la directora de escena estudió muchas cuestiones históricas y encontró soluciones interesantes para el montaje. Por ejemplo, mi personaje comparte sus recuerdos en flashbacks. Spontini no muestra la verdad; para él no hay nada malo en el personaje de Cortez en la ópera, pero en la historia real fue un dictador que hizo mucho daño. Entonces Moralez, mi personaje, hace todo por él: lo admira y lo protege, quizá sin merecerlo. Al final hay una reflexión muy interesante. Musicalmente, mi personaje siempre canta en arioso, sin la línea de canto habitual de otros compositores.

Moralez en Fernand Cortez en Florencia, con Darío Schmunck © Michele Monasta

¿En cuáles escenarios has disfrutado más tus actuaciones?
Cantar en Florencia es muy apasionante. Es mi ciudad y es muy grato cantar aquí. De Budapest también tengo muy gratos recuerdos, pues el público es encantador, al igual que el del Liceo de Barcelona y del Teatro Real de Madrid. En Brasil canté Don Giovanni y sería maravilloso cantarlo en Estados Unidos o en México, país del cual tengo excelentes referencias por los prestigiosos elencos y montajes que allí han hecho historia, como la legendaria Aida de Maria Callas en el Palacio de Bellas Artes.

¿Admiras a algún cantante en particular?
Realmente admiro a varios cantantes: primero, a Cesare Siepi, que fue un bajo noble y poseedor de una voz maravillosa; Samuel Ramey también me fascina; así como Ildebrando D’Arcangelo, con quien he tenido la suerte de trabajar y estudiar algunas veces.

Compártenos tus proyectos futuros y obras favoritas:
Tengo varias óperas de Mozart en 2020, así como The Fairy Queen de Purcell en Budapest, mi primer Colline de La bohème y Les Indes Galantes de Rameau. 

Los tres roles que más adoro son el Conte Asdrubale de La pietra del paragone de Rossini, Don Giovanni y el Conte Almaviva de Le nozze di Figaro. 

Me gustaría cantar algo del Rossini serio, como Azur o Maometto II y, si en el futuro es posible y adecuado para mi voz, anhelo cantar Vodkík de Rusalka de Dvořák, así como los cuatro villanos de Le contes d’Hoffmann de Offenbach. El tiempo me dirá si podré sumarlos a mi repertorio.

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