Ilaria Ribezzi: “Me subyuga la música”

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“¿Ópera u oratorio? En mi caso, la motivación es siempre la misma. Lo distinto es el modo de abordarlo”

El momento convulso de la actualidad por el que atraviesan el canto y la lírica —y el cual ha puesto en pausa la carrera de sus principales actores, los cantantes—, los ha llevado también a plantearse cuál es el valor de su carrera, del canto; y cuáles son sus expectativas laborales y personales de cara al futuro. 

La joven mezzosoprano italiana Ilaria Ribezzi, uno de los valores ascendentes actuales de la cantera italiana de voces, nos comparte sus reflexiones y puntos de vista sobre lo significa para ella el canto y cómo lo concibe. Ilaria es ganadora de diversos concursos internacionales de canto como el Rose Ponselle Music Execution Competition en Roma, y se ha presentado en el circuito de teatros italianos de tradición y salas de concierto en óperas de Rossini, Puccini y Händel.

¿Quién es Ilaria Ribezzi? ¿Cómo te definirías por tu tipología vocal y personalidad artística? Háblanos por favor de tus inicios, de tus estudios, de tu primer contacto con la música clásica y con la lírica, de por qué te dedicaste al canto…
Soy una mezzosoprano (igualmente cómoda en el repertorio de contralto) que ha decidido hacer de la música su vida, su objetivo y su forma de expresión. Me considero una persona positiva y enérgica, extremadamente escrupulosa y exigente conmigo misma en la vida y el trabajo. Mi amor por la ópera crece día a día. Gracias al apoyo de mi familia, desde los seis años de edad inicié mis estudios de piano y danza, lo cual me permitió empezar a pisar escenarios teatrales desde aquel momento. 

Mi aproximación al canto vino gracias a la música sacra. Gané el premio “Giovane Promessa” en el Concorso Internazionale di Musica Sacra en Roma, llegando posteriormente la ópera cuando presencié Aida de Giuseppe Verdi en el Teatro Politeama en Lecce. Su magia y encanto me fascinaron al momento por la fusión de tres mundos diferentes: el canto, el teatro y la danza. Posteriormente, inicié mis estudios de canto lírico-operístico en el Conservatorio de Taranto y continué perfeccionándome en la Academia de Música de Osimo y en la Academia Chigiana de Siena con el maestro Renato Bruson. No obstante, el punto de inflexión en mis estudios fue el encuentro con mi actual maestro de técnica vocal, Fernando Cordeiro Opa, un punto de referencia absoluto y una figura esencial y presente en mi trayectoria artística.

Como Suzuki, con Silvia Pantani en Madama Butterfly

¿Escuchas a cantantes del pasado? ¿Alguno te ha servido como modelo, fuente de inspiración o ejemplo de cómo debe ser una carrera? ¿Crees que es importante escuchar a otros colegas para crecer profesionalmente?
Entre los grandes del pasado escucho a menudo a Lucia Valentini-Terrani, poseedora de una técnica sólida, emisión suave y una voz cálida y aterciopelada. Otras grandes artistas a quienes admiro profundamente son Teresa Berganza, Marilyn Horne y Fiorenza Cossotto, referentes que obviamente pueden cambiar en función del rol a interpretar. Me gusta especialmente la figura de Giulietta Simionato, un raro ejemplo de disciplina y ductilidad vocal, en ocasiones felizmente identificada como la compañera de escena ideal. Al leer o escuchar sus entrevistas siempre me ha fascinado su tenacidad sin reservas durante su largo y agotador proceso de aprendizaje, el cual la llevaría a ser una estrella del firmamento operístico italiano. 

Además de los cantantes del pasado, creo que es importante escuchar a los del presente, pues es fundamental comprender las necesidades musicales de nuestro tiempo. ¿Referencias no mezzosopraniles? Por supuesto: el barítono Dmitri Hvorostovsky. Su timbre aterciopelado, su control meticuloso de la respiración y su elegancia en el escenario me subyugan cada vez. Me maravilla su magnetismo y el sentimiento que transmite su canto, al propio tiempo que admiro su enorme amplitud de miras que le permitió abrazar la música en general, sin barreras de géneros, estilos, épocas. En una entrevista recuerdo que dijo: Canto lo que escucho, lo que siento, lo que la música me comunica. Soy lo que canto. Cantar es mi vida, y quiero seguir brindando alegría al público en todo el mundo”. Desafortunadamente nos dejó demasiado pronto, pero quiero recordarlo con estas palabras.

¿Cuáles crees que son los retos y dificultades a los que se enfrenta un cantante novel al inicio de su carrera? ¿Consideras que son muy difíciles de superar? ¿Cuál crees que es la actitud con que ese cantante debe vivir su carrera?
El reto es no tener prisa por “hacerla” y pecar de un exceso de ambición que te lleve a verte desbordada por la situación. Hay que estudiar bien, respetando y manteniendo el desarrollo natural técnico y físico de cada uno. Creo que la dificultad principal está en las decisiones a tomar, decisiones nada sencillas; pero nada es insuperable si encuentras la guía adecuada, básicamente un óptimo soporte técnico —que en ocasiones debe ser incluso psicológico—, y si te rodeas de personas sinceras que te presten todo su conocimiento y su apoyo total. Al considerar la música como una verdadera vocación, estoy convencida de que para superar cualquier dificultad necesitas perseverancia, espíritu de sacrificio, estudio constante y amor incondicional por la música y el arte.

En tu carrera, afrontada con ilusión y entusiasmo, has abordado tanto ópera (Madama Butterfly, Mosè in Egitto, L’italiana in Algeri, Tancredi…) como oratorio (Mesías de Händel, Stabat mater de Pergolesi), el repertorio sinfónico (la Novena de Beethoven), incluso con puntuales aproximaciones al cross-over. Eres una cantante polivalente. ¿Estás de acuerdo con este comentario? ¿Te ves así? ¿Te has planteado abordar el género del Lied o el repertorio vocal para conjuntos de cámara? ¿Tienes algún proyecto al respecto?
Agradezco esta pregunta y la siento como muy propia porque me encanta involucrarme en estilos diferentes. Para mí es un desafío apasionante poder enfrentarme a repertorios diversos. La idea de un recital de Lieder es uno de los proyectos que ya tengo en mente y que me gustaría llevar a cabo. Pienso en Schubert, en ‘Gretchen an Spinnrade’, ¡uno de mis favoritos! Lo mismo con el repertorio vocal de música de cámara, el clásico del siglo XVIII. Asimismo, estoy pensando en uno de los proyectos en los que ya he participado: la fusión de ópera, tango y danza en un concierto para voz y un conjunto instrumental. ¡Ideas no faltan!

Petite Messe Solennelle de Rossini © Luca Nicoli

¿Cómo has vivido este periodo de Covid-19? ¿Crees que todo esto que estamos viviendo en relación con esta pandemia revolucionará de modo alguno el mundo del arte?
Lo he vivido cargándome a tope de energía positiva, determinación y confianza en el futuro, pese a la cancelación constante de producciones. Me he dedicado a estudiar algunos roles que me gustaría debutar, y estoy preparada para empezar de nuevo. Considero que el arte ya es una revolución en sí, así que creo y deseo que este periodo sirva para reflexionar sobre el pasado, preservando todo lo positivo vivido hasta ahora y haciendo los cambios imprescindibles que permitan regenerar y hacer evolucionar el mundo del arte. Posiblemente las decisiones que hoy tomemos determinarán si lideraremos esos cambios o si sufriremos solo sus consecuencias.

¿Cómo ves su futuro? ¿Cuál crees que es tu repertorio ideal? ¿Cómo crees que evolucionará tu voz? Cuando estás en escena, ¿encuentras similar satisfacción interpretando un rol operístico que cantando un oratorio? ¿O te motiva más el componente teatral de la ópera?
Soy una persona optimista, que tiene esperanza en el futuro y, pese a las dificultades, quiero imaginarlo todo inundado de suaves colores. Tres son los pilares de mi repertorio actual: Händel, Rossini, y Donizetti y sus roles en travesti. Asimismo, y de vez en cuando, me permito incursionar en los repertorios pucciniano y verdiano, que me gustan sobremanera. En un futuro no muy lejano también me veo en el repertorio francés, en el que acabo de aterrizar. 

Lo fundamental es saber poner la evolución vocal y artística al servicio de la expansión del repertorio, sin abandonar lo que se ha hecho antes. ¿Ópera u oratorio? En mi caso, la motivación es siempre la misma. Lo distinto es el modo de abordarlo. En la ópera dedico tiempo exhaustivo al análisis, estudio y desarrollo psicológico del personaje, simultáneamente a la parte musical, siempre teniendo presente su componente teatral. En el oratorio, en el Lieder o música de cámara, llego a ese componente teatral-dramatúrgico de manera no tan explícita como en la ópera, disponiendo de una sola herramienta: el sentimiento que me transmiten la música y el texto. Por eso me subyuga la música, porque es rica e infinita; no tiene fin, y no tiene límites. 

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