Itzeli Jáuregui: “Éxitos con base en derrotas”

Itzeli Jáuregui: «Tocaré puertas y en la que se abra voy a entrar»

La noche del 14 de julio de 2022, la mezzosoprano Itzeli Jáuregui no pudo dormir. Diversas emociones, entre ellas la satisfacción y la felicidad, la invadían por completo. Había estado en el escenario del Teatro de Bellas Artes, donde consumó una participación triunfadora en el concierto de finalistas de la XXXIX edición del Concurso Nacional de Canto Carlo Morelli: obtuvo el primer lugar del certamen, pero también el Premio Ópera de San Miguel, el Premio Ópera de Bellas Artes y el Premio de Ópera Francesa. 

Por si la efervescencia de su ánimo no remeciera ya su corazón, al día siguiente debutaría el rol de Suzuki en Monterrey en una producción de Madama Butterfly de Giacomo Puccini que habría de estrenar el México Opera Studio, bajo la dirección musical de Alejandro Miyaki, con puesta en escena de Rennier Piñero.

Para lograr el resultado de aquella actuación, “mi primer pilar fue que mi familia pudiera mover el mundo para estar conmigo ese día, como han estado en cada momento significativo de mi vida”, dice Itzeli Jáuregui en entrevista exclusiva con Pro Ópera.

La mezzosoprano cuenta que pasaron cosas muy importantes para ella durante esa semana: “Tenía el estreno de Madama Butterfly e interpretaría a Suzuki en la Ciudad de Monterrey, en un montaje a cargo de la institución a la que pertenezco: el México Opera Studio. Así que estar de un lado a otro para los ensayos y los nervios porque todo saliera perfecto, impulsaron mi pasión para ofrendarla al cien por ciento en ambos lugares.

Itzeli reconoce que sus maestros Miyaki y Piñero confiaron en ella y en que podría salir avante en los dos compromisos; por ello apoyaron sin dudas su travesía. “Fue un regalo de Dios cantar en Bellas Artes el 14 de julio y estar interpretando a Suzuki el 15. En la premiación del Morelli, escuchar mi nombre para el Premio Ópera de San Miguel, los Conciertos, Ópera de Bellas Artes y Ópera francesa, hizo que mi corazón explotara. Y luego vino el final: llevarme el primer lugar, sabiendo que había compartido el escenario con amigos y colegas grandes y talentosos. ¡Fue como si todo se callara por un momento, hasta que los gritos de emoción de mi papá me despertaron!”, relata la entrevistada.

Para Itzeli Jáuregui Valenzuela no hay manera más franca de presentarse que cantar. “Cuando lo hago, muestro mi ser en su forma más vulnerable. En ese punto, pareciera que vivo más emociones de las que abordo cuando estoy en la rutina del día a día. Supongo que eso es lo que fecunda mi interés en seguir en este camino: que hay algo más grande que yo, que me acerca a mi espiritualidad cuando canto y puedo sentir una vida sin haberla vivido. Cuando alguien se toma el tiempo de decirme que con mi canto pude hacer que sintiera algo, aunque sea un poco, me hace sentir que mi voz trascendió”, detalla la protagonista de esta historia.

Ganadora del primer lugar del Concurso Morelli 2022

Suzuki con Valeria Vázquez (Cio-Cio san), en Monterrey

Si hablamos de certámenes, Itzeli, los resultados positivos se te han dado desde hace tiempo. Pienso por ejemplo en el Concurso Brasileiro Maria Callas de este año, donde obtuviste el Premio Amazonas de Ópera 2023, además del segundo lugar en la categoría femenil. En 2021, resultaste ganadora del Certamen Internacional de Zarzuela de Valleseco (Gran Canaria), en España. A partir de estos logros, ¿de qué manera has visualizado el cruce entre el proceso de formación y el paso al terreno profesional?
Me ha costado mucho trabajo discernir ese paso de la formación y desarrollo a lo profesional; lo que he hecho a lo largo de estos años es aprender y saber que todo es perfectible. Por lo tanto, considero que nunca dejas de estar en formación; solo aplicas nuevas enseñanzas, ya sea en la técnica y en repertorio, pero también en lo personal y en el manejo del tiempo, del estrés y la presión. Lo dicotómico en este aspecto es que el hecho de seguir aprendiendo también implica ser cada vez más profesional en la aplicación de tu trabajo. 

Buscar la oportunidad y encontrarla es un ciclo constante en la vida; así que aun cuando ahora estoy disfrutando los frutos de mi trabajo, sigo en ese ciclo de mejorar, aprender y aplicar.

Buena parte de estos resultados se han dado a partir de ser integrante del México Opera Studio. ¿Puedes hablarme sobre tu estancia en el MOS, pero también de lo que ha sido tu formación desde que iniciaste tu trayectoria vocal?
En 2019 comencé a colaborar en el Opera Studio Beckmann para mis primeros procesos de aprendizaje. Me aceptaron aun cuando yo no tenía un respaldo lírico o trayectoria en este arte. Conocí a grandes maestros de los que aprendí un poco de todo y fui acomodando las piezas de mi rompecabezas. Dos de esos maestros, el doctor Carlos Conde y el pianista Andrés Sarre, me acompañaron más allá en ese descubrimiento. Lamentablemente, ese proyecto terminó, aunque otras puertas se abrieron en momentos de pandemia, lo que permitió que no desistiera de seguir adelante.

El México Opera Studio me acogió desde octubre de 2021. A partir de entonces, me entregué totalmente a la formación que me ofrecía y resolví dudas que había tenido de antaño, exponiendo mi manera de pensar y mi proceso para poder alcanzar el rendimiento óptimo; y quedando vulnerable también a esos métodos para que mi crecimiento fuera exponencial, al conocer mis límites. Los maestros y el Comité (dirigido por el ingeniero Alejandro Pérez, quien nos da la mano a cada paso), me apoyaron sin dudar. Así que no puedo pedir más.

La hija de Rappaccini de Daniel Catán, con la Sociedad Artística Sinaloense

La condesa de Tripoli en La légende de Rudel de Ricardo Castro con el MOS

Este año también participaste en las producciones de Madama Butterfly de Giacomo Puccini y La légende de Rudel de Ricardo Castro que presentó el MOS. Cuéntame de esos dos roles…
Mi primer papel en una ópera fue la Condesa de Trípoli de La légende de Rudel, en una puesta en escena que me dejó marcada para siempre. Tuve la oportunidad de estar ahí desde la concepción de la idea del director de escena, hasta llevarla a sus últimas consecuencias, involucrándome con la escenografía y sin dejar de lado el aprendizaje sobre lo que implica hacer una ópera. Entendí lo que era un elenco y sin duda fue una preparación importante también para poder concebir a Suzuki, en Madama Butterfly.

En otras palabras, comprendí que lo que tienes que hacer es vivir en carne propia al personaje para entender por qué ríe, por qué llora, por qué hace lo que hace o cómo piensa; también me di cuenta de que la voz no lo es todo, sino un instrumento que necesita de herramientas para verse expuesto en todo su esplendor y para que pueda hacer bien su trabajo. Debe tener contenido de fe y verdad (ahí ya estoy citando directamente al maestro Rennier) y puedo decir que logré entenderlo. 

Cuando se estrenó Madama Butterfly no había podido dormir de la emoción y porque por fin pude ver el trabajo de todos puesto ahí, en un escenario. Di todo de mí para el público, para mis compañeros y para mí misma; hubo errores, pero aun así estoy plenamente segura de que fue perfecta, porque apostamos todo a que así fuera.

La verbena de la Paloma en Zapopan

He hecho algunas galas de ópera y zarzuela. Cuando pude ir a Torreón, Coahuila, el maestro Ramón Shade me ofreció hacer la puesta de Amor brujo de Manuel de Falla y yo no supe qué hacer con tanta música y tanta pasión: parecía que había tanto de mí en esas partituras que no pude evitar desbordarme. 

De ahí comencé a apasionarme por la zarzuela y a participar en algunos de los títulos más sonados como Luisa Fernanda de Federico Moreno Torroba y La verbena de la paloma de Tomás Bretón, bajo la dirección del maestro Leopoldo Falcón, a quien le agradezco profundamente haber confiado en mí y en mi trabajo.

Con la Sociedad Artística Sinaloense se hizo un proyecto muy importante, que fue llevar a la gran pantalla la ópera mexicana La hija de Rappaccini del maestro Daniel Catán, bajo la dirección del maestro Eduardo Diazmuñoz. Ahí el reto fue colosal en la aplicación de lo usual en la ópera y además preocuparnos por las locaciones y todo lo que implicaba hacerlo en formato cinematográfico. Fue muy enriquecedor y gratificante conocer a tantos profesionales en el proyecto y estoy ansiosa de ver los resultados finales.

Luisa Fernanda en concierto con Mario Rojas, Laura Sheerin, Nancy Fabiola Herrera, Leopoldo Falcon e Itzeli Jáuregui

¿Qué repertorio te interesa abordar y qué planes vienen para ti próximamente?
Esas son preguntas que me hago todos los días y sinceramente no tengo una respuesta. Mi repertorio ha cambiado muy seguido en este tiempo y voy encontrando lo que puedo ejecutar o lo que me hace falta trabajar, pero nada en particular. En este punto de mi trayectoria me siento plena y feliz, como cuando mis amigos me abrazan aceptando todo de mí y me aseguran que yo puedo con lo que venga. Estos éxitos se formaron con base en derrotas y los planes cambian, pero lo que se mantiene es el deseo de seguir aprendiendo, aquí en México o en el extranjero. 

Tocaré puertas y en la que se abra voy a entrar y podré tomar decisiones posteriores a lo más conveniente. Pero, por lo pronto, el camino es insistir, no claudicar; y saber que esto es así; a veces me dirán que no y tendré que seguir adelante. Así que hasta que no tenga algo concreto, no puedo decirte un plan certero: esto se trata de oportunidades y perseverancia, así que en eso estoy. 

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