Jane Eaglen: “Wagner amaba la música de Bellini”

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Jane Eaglen: “Grabar cuando tienes una voz grande es difícil”

Mis amigos y lectores conocen mi gran admiración por la soprano británica Jane Eaglen (Lincoln, 1960). La descubrí hace poco más de veinte años cuando en el Mixup en que yo trabajaba vendíamos su primer disco titulado Bellini/Wagner con la Orchestra of the Age of Enlightment y la Orquesta de la Royal Opera House bajo la dirección de Mark Elder. Quedé subyugado especialmente por su fascinante interpretación de la «Muerte de Amor de Isolda» y de la escena de la inmolación de Brunilda de El ocaso de los dioses.

Poco después, en febrero del año 2000 asistí a la Opera Lírica de Chicago para presenciar el montaje de Tristán e Isolda que dirigió Semyon Bychkov, con puesta en escena de Francesca Zambello. Jane fue una gloriosa Isolda al lado del soberbio Ben Heppner. Recuerdo que durante la representación estuvo nevando en esa hermosa ciudad, lo que no impidió que al final pudiera saludar al elenco y expresarles mi sentir ante su hipnótica interpretación. Tres años más tarde volvería a escuchar a Jane nuevamente en su asunción de la princesa irlandesa en el escenario del Metropolitan Opera House, esta vez dirigida por el gran James Levine en la conocida producción de Dieter Dorn grabada en DVD por Deutsche Grammophon. En febrero del año 2009 pudimos escuchar en el Teatro Degollado de Guadalajara una magnífica Gala Wagner protagonizada por Jane dirigida por el maestro italiano Guido María Guida con resultados celestiales.

Hablar de la carrera profesional de Jane Eaglen es muy emocionante, ya sea por su participación en varias de las compañías de ópera más importantes del orbe, por su espléndida colaboración con ilustres cantantes y directores, por sus grabaciones de notable interés, y muy especialmente por su célebre interpretación de roles como Isolda, Brunilda, Norma, Gioconda, Tosca, Senta, Ortrud, Leonora y Doña Anna.

Es para mí un honor compartir esta entrevista exclusiva para Pro Ópera.

¿Cómo se siente viviendo actualmente en Estados Unidos? ¿Extraña su natal Inglaterra?
Realmente amo vivir en Estados Unidos. He vivido aquí por veinte años, desde que conocí a mi esposo, cuando estaba cantando mi primera Isolde en Seattle. Me gusta que la gente tiene el valor de perseguir sus sueños y luchar por lo que le apasiona. Todavía tengo familia y amigos en el Reino Unido y me gustaría verlos más seguido, pero no estoy segura de querer vivir de nuevo allá. Es un país adorable y sin duda extraño algunos aspectos de él. Amé vivir en Londres al principio de mi carrera y en Lincoln, que es mi ciudad natal (la cual posee la catedral más impresionante) y que extraño mucho también. Pero siento que Estados Unidos es mi hogar ahora.

Usted es actualmente maestra de canto en el New England Conservatory de Boston. ¿Cómo brinda actualmente su enseñanza?
Realmente amo enseñar. Siempre he estado fascinada por las voces y a lo largo de mi carrera he presenciado muchos ensayos y representaciones, por lo que he logrado aprender mucho de otros cantantes. Yo tuve un solo maestro en mi carrera: Joseph Ward, que fue mi maestro desde los 17 años y hasta su muerte, acontecida hace un par de años. A él le debo toda mi preparación, pues me enseñó mucho, y yo siempre he querido transmitir esa enseñanza. Dar clases siempre estuvo entre mis planes, no solo algo que haría cuando ya no cantara tanto. He aprendido mucho también al estar al lado de grandes cantantes en escena como Luciano Pavarotti y Plácido Domingo, así como increíbles directores como Riccardo Muti, James Levine, Zubin Mehta y Daniel Barenboim. Soy feliz al transmitir todo lo que he aprendido.

Jane Eaglen en su rol más famoso: Brünnhilde de Wagner

En su opinión, ¿hay buenas voces jóvenes para cantar las óperas de Richard Wagner?
Mi profesor me dijo después de tres semanas de lecciones que algún día yo cantaría Norma y Brunilda. Yo no tenía idea de lo que eso realmente significaba, pues mi voz sonaba como un niño soprano en aquella época. Me dijo que él podía escuchar algo en mi voz media que le indicaba que yo podría cantar el repertorio dramático. Trato de percibir eso precisamente cuando escucho voces jóvenes en la actualidad. Pienso que algunos maestros tienen miedo de los jóvenes cantantes con grandes voces y buscan conseguir que esos cantantes canten suavemente, lo cual es lo peor que se puede sugerir a una voz joven y grande. Yo siempre pensé en cantar con mi voz con sus cualidades naturales. Suelo pedir a mis alumnos que canten con su propia voz, sin intentar sonar distinto. Ciertamente he escuchado varios cantantes jóvenes excelentes que espero vayan hacia el repertorio wagneriano. Doy un programa en el Boston Wagner Institute, donde trabajo con voces dramáticas. Desafortunadamente, a causa del covid tuvimos que cancelar ese programa el año pasado, aunque espero continuar con las clases y entrenamiento en este año.

¿Podría contarnos como fue la experiencia de trabajar con los célebres directores James Levine y Riccardo Muti? ¿Qué le enseñaron ellos?
He tenido la suerte de colaborar con varios directores increíbles. Trabajar con Muti en la preparación de la ópera Norma de Vincenzo Bellini fue una de las experiencias más extraordinarias de mi carrera. Tuvimos un mes para ensayar en Rávena, Italia, donde el maestro Muti tiene una casa, por lo que él estaba contento de estar allí y realmente trabajar a detalle. Él me enseñó mucho acerca del estilo del bel canto y también la dicción italiana correcta. Mi italiano estaba bien, pero él me dijo el primer día de los ensayos que yo era la única cantante no italiana del elenco, por lo que mi italiano debía ser mejorado, y trabajamos arduamente en ello. Realmente sentí que rstaba mejor cuando llegamos a las funciones. Fue una colaboración muy emocionante. También adoré realizar El anillo de los nibelungos con él en La Scala, pues fue una hermosa lectura a la italiana. Wagner amaba la música de Bellini y eso estuvo claro en la interpretación del maestro Muti.

James Levine fue otro director extraordinario con quien fue maravilloso trabajar. Siempre me sentí libre bajo su dirección. Sentí que podía hacer lo que quisiera musicalmente y él estaría allí conmigo. Él te alienta a realizar algunas proezas musicales y sonríe si las logras hacer. También tuve la suerte de tener a Zubin Mehta en la dirección de mi primer Anillo en Chicago en 1996. Él fue un gran apoyo. Aunque hice mi primer Ocaso de los Dioses sin un ensayo completo, me sentí muy segura y confiada al saber que el maestro Mehta estaba en el foso.

Usted cantó una Gala dedicada a Wagner en 2009 bajo la batuta del maestro Guido Maria Guida con la Orquesta Filarmónica de Jalisco. ¿Qué recuerdos tiene usted de aquel gran concierto?
Viví una experiencia maravillosa en Guadalajara y conservo muy gratos recuerdos de mi estancia allá. Todos fueron muy amables y amistosos conmigo, y el concierto fue una experiencia fascinante. Fue adorable cantar Wagner con un fabuloso director, el maestro Guida. Cantar la música que tanto amo en tan hermoso teatro fue un acontecimiento muy especial para mí. Mi esposo y yo pudimos conocer algunos lugares interesantes de Guadalajara además de tener la grata experiencia de probar algunos deliciosos platillos típicos, especialmente la auténtica birria…

“Suelo pedir a mis alumnos que canten con su propia voz, sin intentar sonar distinto”

Alguna vez María Callas nombró el escenario operístico como un campo de batalla. ¿Le gustaría a usted regresar al campo de batalla?
Estoy de acuerdo en que a veces el escenario es definitivamente un campo de batalla y que uno se siente como un guerrero. No me considero retirada de la escena operística y si se me ofreciera algo que realmente quisiera cantar pensaría en hacerlo. Honestamente, no extraño estar en el escenario. Lo amé y creo que todavía lo amaría, pero hay mucha presión para cantar importantes roles en las grandes casas de ópera, lo cual tiene su precio. Yo me siento muy feliz de no tener que viajar mucho y adoro mi actual labor de enseñanza. Estar en un mismo lugar significa que puedo tener un perro, lo cual no podía suceder cuando estaba siempre de viaje. ¡Absolutamente adoro tener un perro!

De sus grabaciones discográficas, ¿cuál es su favorita?
Realmente no me escucho a mí misma. No me gusta escucharme. Ahora que ya han pasado varios años de esas grabaciones puedo escucharme un poco más fácilmente y algunas veces no me importa mucho. Siempre he sido feliz con mi Tosca de Puccini en inglés para Chandos, donde considero que mi voz fue grabada con mayor exactitud que en muchas otras ocasiones. Grabar cuando tienes una voz grande es difícil, y pienso que la grabación mencionada fue una de las más exitosas. También quiero destacar mi grabación de Medea en Corinto de Simon Mayr, la cual es una gran ópera que fue muy divertido realizar. Amo el ciclo de las Siete canciones tempranas de Alban Berg y me hizo feliz el resultado discográfico con la Orquesta Sinfónica de Londres dirigida por Donald Runnicles.

¿Algún mensaje para sus admiradores mexicanos?
Me disculpo por haber cantado solamente una vez en México, lo cual fue una experiencia inolvidable. Espero que alguno de mis fans apoye mi labor de trabajar con jóvenes cantantes, especialmente jóvenes wagnerianos, y sigan su progreso bajo mi guía. Me siento muy agradecida y humilde al tener tantos fans alrededor del mundo y agradezco profundamente a cada uno de ellos. 

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