Adiós a Mirella Freni

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Mirella Freni (1935 – 2020)

Nos ha dejado una de las voces de soprano más importantes que ha dado el mundo de la ópera en los últimos 50 años: la incomparable, elegante y siempre refinada soprano Mirella Freni, quien murió el pasado domingo 9 de febrero a escasos días de cumplir los 85 años de edad a causa de una enfermedad degenerativa y varios derrames cerebrales. Falleció pacíficamente en su casa en Módena, Italia, rodeada por su familia. 

Hablar de Mirella Freni es hablar de uno de los talentos más grandes que ha dado Italia al mundo de la lírica. Una cantante con una técnica depurada y que siempre se caracterizó por su delicadeza, su expresividad y su impecable manera de interpretar cada frase que cantaba. Su voz acariciaba el oído y llegaba directamente al corazón del público.

Nació en Módena, Italia, el 27 de febrero de 1935, también ciudad natal del tenor Luciano Pavarotti, con quien Freni tendría una larga amistad, y con quien además de colaboraría a lo ancho de los escenarios del mundo. Su destino los unió incluso desde bebés, pues compartieron la misma nodriza. 

Freni fue alumna del maestro Ettore Campogalliani e hizo su debut en Módena en 1955 como Micaëla en Carmen, su rol favorito y por el cual bautizó a su única hija con ese nombre. En 1957 cantó Margherita en Mefistofele; en 1958 sustituyó a Victoria de los Ángeles en Boloña, en el papel de Mimì, y luego ganó el Concurso Viotti de Vercelli. Su debut internacional futuro lugar en el Festival de Glyndebourne como Adina en L’elisir d’amore. Siguieron después sus debuts en la Royal Opera House de Londres (1961), el Teatro alla Scala de Milán (1963) y la Metropolitan Opera House (1965).

De Mozart cantó Susanna (Le nozze di Figaro) y Zerlina (Don Giovanni), e incarnó a heroínas belcantistas como Elvira (I puritani), Marie (La figlia del reggimento), Adina (L’elisir d’amore), Norina (Don Pasquale) y Mathilde (Guglielmo Tell), hasta llegar a su amado Giuseppe Verdi, de quien cantó casi todas sus protagonistas más importantes. Recordemos su magnífica Desdemona (Otello), rol del cual Freni hizo una verdadera creación; cada vez que cantaba la “Canción del Sauce”, el tiempo se detenía. Fue una magnífica Elisabetta di Valois (Don Carlo), una refinada Amelia/María Boccanegra (Simon Boccanegra), una distinguida Aida, y una tierna Nanetta (Falstaff).

Llegó a temprana edad a cantar el papel que la consagró a nivel mundial: Mimì en La bohème, que grabó al lado de Luciano Pavarotti bajo la dirección de Herbert von Karajan. Hizo una de las más emotivas interpretaciones del rol de Liù en Turandot y fue una Cio-Cio San de antología en Madama Butterfly, que fue inmortalizada tres veces, para fortuna de todos quienes la admiramos: en dos grabaciones en audio (con Herbert von Karajan y con Sinopoli) y en video en la película dirigida por Jean-Pierre Ponnelle con Plácido Domingo como Pinkerton, también dirigida por Herbert von Karajan.

Elena Obraztsova, Claudio Abbado, Luciano Pavarotti, Nicolai Ghiaurov, Mirella Freni

Freni nunca exageró en su canto o actuación, ni siquiera en los momentos de gran dramatismo de las óperas de Puccini y los veristas; pero siempre lograba proyectar toda la pasión, desesperación, intensidad y crudeza de sus personajes. Tal fueron los casos de Manon Lescaut, Tosca o Suor Angelica. Abordó además roles del repertorio dramático e hizo grandes interpretaciones de papeles como Adriana Lecouvreur o Fedora.

El repertorio francés también estuvo presente en la fructífera carrera de Freni, además de Carmen: fue una gran Marguerite (Faust) y dejó huella en Manon de Massenet. Su Juliette al lado del Roméo de Franco Corelli en la grabación de EMI (1968) de Roméo et Juliette de Gounod es de las mejores grabaciones de esta ópera.

Freni también incursionó en el repertorio ruso y cantó tres roles que le quedaban “como anillo al dedo”: Tatiana (Eugene Onegin), Lisa (La dama de picas) y Juana (Juana de Arco) de Chaikovski. Los primeros dos roles los tiene grabados en disco, como testimonio de su gran maestría como intérprete ya en edad madura.

Durante 50 años de carrera, Mirella Freni tuvo la oportunidad de colaborar con todos los grandes directores de orquesta de su época y con los principales solistas de su generación. Se casó dos veces: primero con el pianista y director de orquesta Leone Magiera y después con el bajo búlgaro Nicolai Ghiaurov. Ya retirada de los escenarios, Freni se dedicó a la enseñanza, dando clases a jóvenes cantantes de todo el mundo. 

Se fue una de las grandes glorias del canto pero deja un legado invaluable para el mundo de la lírica. Sei grande, Mirella!

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