L’Egisto de Cavalli y Circé de Desmarest

El Palacio de Versalles es uno de los sitios más emblemáticos de Francia. Lo que se advierte de lejos como un complejo palaciego con su capilla, sus vastos jardines y sus fuentes incluye también una sala de ópera inaugurada en 1770. Esta parte del monumental palacio tiene una nueva vida desde la creación de “Château de Versailles Spectacles” que administra y crea una programación apasionante. 

Además de la programación, Château de Versailles Spectacles es un sello discográfico con una visión editorial innovadora. Conjugando obras conocidas y descubrimientos con artistas confirmados y las nuevas generaciones, el sello “CVS” está revolucionando la oferta discográfica europea. Al principio de la primavera, Château de Versailles Spectacles nos sorprendió con dos joyas peregrinas de gran esplendor:

 

Francesco Cavalli — L’Egisto (1643)
Le Poème Harmonique
Dirección – Vincent Dumestre
Álbum 2 CD – CVS 076 – 24/03/2023
Duración: 125’50 min

Egisto es la séptima ópera de Francesco Cavalli. Estrenada en el Teatro San Cassiano de Venecia en 1643, a solamente unos cuantos meses de la muerte de Claudio Monteverdi. Para ese año, ya su alumno Cavalli tenía una presencia confirmada en los escenarios de la ciudad lacustre. 

El argumento de Egisto gira alrededor de un cuarteto de personajes enamoradizos, un hermano y una hermana raptados por piratas y el pobre Egisto que vive mil muertes hasta el desenlace final. Esta historia de amor y de aventuras tuvo un éxito arrollador, la partitura fue editada y tuvo producciones en toda Italia durante un poco más de dos décadas antes de entrar en un relativo olvido. La música que Cavalli compuso para todos los papeles en esta ópera contiene momentos de sencillez melódica, como el aria de Ipparco ‘Or che del ciel ne le stellate piagge’ (Acto I) y la escena extremadamente dramática de Egisto que abre el Acto II. 

A pesar de contar con dos grabaciones rudimentarias de los años 1970 y 1973, era imperativo volver a grabar esta joya de la ópera veneciana con sus matices originales. Contando con el indiscutible talento de Vincent Dumestre y los músicos de su Poème Harmonique, este álbum nos restituye a Egisto con la abundancia de colores y emociones que escribió Cavalli para el exigente público del San Cassiano. Dumestre cincela cada aria y cada recitativo con audacia y maestría, nos empapa de las pasiones que envuelven a los personajes y resalta con humor las escenas de la nodriza Dema en voz del tenor Nicholas Scott. Entre los solistas destacan la bellísima voz de la soprano Sophie Junker en el papel de Clori, con su timbre de soprano ligero brillante y florido. También el aterciopelado baritenor de Romain Bockler encarnando a Ipparco suspende cada frase con refinamiento. El tenor Marc Mauillon es Egisto y revela un talento sin igual para este personaje torturado por el ingrato Cupido. El tenor Zachary Wilder (Lidio) y la soprano Ambroisine Bré (Climene) completan esta distribución principal con buenas interpretaciones. 

Mencionemos también a la excelente soprano Eugénie Lefebvre que encarna a L’Aurora en el prólogo. Egisto es el disco perfecto para adentrarse a fondo en el universo apasionante de Francesco Cavalli. 

 

Henri Desmarest — Circé (1694)
Les Nouveaux Caractères
Direccion – Sébastien d’Hérin
Album 2 CD – CVS 085 – 24/03/2023
Duración: 155’16 min

Henry Desmarest sigue siendo un compositor que permanece en las tinieblas, a pesar de algunos intentos para sacarlo del olvido. Su historia personal tiene un tinte cinematográfico. Fue alumno de Jean-Baptiste Lully y su heredero natural a la cabeza del mundo musical francés. No obstante, después de un tórrido romance con una joven aristócrata, fue condenado a muerte por contumacia y tuvo que huir a Bélgica y después a la corte de Felipe V de España que lo nombró director musical de la corte. 

Desmarest compuso sinnúmero de obras para la iglesia y el teatro, entre las que destacan sobre todo los motetes para la corte de Lorena, las óperas Didon y Vénus et Adonis. Esta última fue su mayor éxito internacional porque tuvo representaciones hasta la célebre ópera de Hamburgo en 1725. Vénus et Adonis era, hasta ahora, la única ópera de Desmarest grabada en tiempos recientes por Christophe Rousset. 

Gracias a la iniciativa entusiasta del sello Château de Versailles Spectacles, Circé, la partitura menos conocida de Desmarest, vuelve hasta nosotros con una grabación de gran relieve. Circé fue uno de los fracasos de Desmarest en los escenarios parisinos cuando se estrenó el 1 de octubre de 1694. Con un libreto de la misteriosa Mme. de Saintonge, esta tragedia lírica narra los amores frustrados de la hechicera Circé con Ulises. Si bien el argumento está inspirado por la Odisea de Homero, Mme. de Saintonge no le da a Circé el papel de la temible bruja de tantas otras adaptaciones. Circé es una viuda sufriendo soledades en su isla encantada. Bella y peligrosa como la Médée de Charpentier, este personaje solo infunde terror por sus hechizos y los espejismos que su poder construyen. Ambivalente, Circé se asemeja más a una Alcina que a otro tipo de maga de las óperas barrocas. 

Para encarnar a este personaje y afrontar las dificultades narrativas de la partitura de Desmarest, la soprano Véronique Gens no tiene rival. Con un instrumento con capacidades técnicas impresionantes, declama sin ningún problema los grandes recitativos y las arias de gran dramatismo, como su lamento inicial en el Acto I y la conclusión final del Acto V ‘Ah, quelle rigueur extrême’. Otro talento incomparable es el tenor Mathias Vidal, que interpreta a un Ulises con mucha sofisticación, refinamiento en los ornamentos y claridad en la dicción. 

Magnífico, el bajo-barítono Romain Bockler que despliega un arcoiris de matices con agilidad y elegancia en sus roles de Polite y Phantase. La soprano Caroline Mutel (Astérie y Minerva) tiende a veces a transmitir con una emisión tensa y algo rígida. El bajo Nicolas Courjal es un Elphénor ideal. 

Los músicos de Les Nouveaux Caractères, dirigidos por Sébastien d’Hérin nos llevan al mundo mágico de Desmarest con una gran destreza y fascinantes colores en cada danza. D’Hérin equilibra inteligentemente los momentos de virtuosidad sin abusar de las pulsaciones ni de ornamentos sobrecargados. 

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