Marina Rebeka: Credo

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Credo
Marina Rebeka, soprano
Sinfonietta Riga, Latvian Radio Choir;
Modestas Pitrenas
Prima Classic CD

La soprano letona Marina Rebeka presenta su más reciente disco, Credo: una muy interesante y emotiva selección de arias y piezas de carácter sacro de compositores que van desde Purcell, Bach, Albinoni, Händel y Mozart hasta Brahms, Schubert y Fauré, pasando por Mascagni, Gounod, Saint-Saëns, Durante, Stradella y Caccini (Vavilov). 

En esta época de tanta incertidumbre y tristeza, esta grabación es un bálsamo para el alma y una prueba del poder de la música sobre las emociones y la fe humanas. Grabado el año pasado en la Iglesia de la Reforma en Riga, Letonia, con la orquesta ganadora del Grammy, la Sinfonietta Riga, y del Latvian Radio Choir, dirigidos por Modestas Pitrenas, este disco de Rebeka le anota un éxito más a su ya rico catálogo.

El programa abre con el ‘Laudate Dominum’ de las Vesperae Solennes de Confessore, K. 339 de Wolfgang Amadeus Mozart, en una interpretación etérea y llena de emotividad. El balance entre el coro y la solista está perfectamente logrado y da cuenta de la acústica de la iglesia donde se grabó el disco. Le sigue la primera de seis versiones que nos ofrece Rebeka del ‘Ave Maria’: la versión de Giuseppe Verdi llamada Ave Maria (Volgarizzata da Dante). Como casi todas las obras sacras escritas por Verdi, esta también tiene un carácter casi operístico que comienza con el recitativo ‘Ave regine, vergine Maria…’, interpretado emotivamente y con gran introspección. Rebeka matiza bellamente cada frase de esta pieza y la orquesta la acompaña con un sonido sutil, casi como si no quisiese interrumpir la solemnidad de la plegaria.

Sigue el ‘Ave Maria’ de Caccini/Vavilov, donde escuchamos el rico registro medio y el fraseo impecable de la soprano. Luego, ‘Bist du bei mir’, BWV 508, de Johann Sebastian Bach y G.H. Stölzel, en la cual hay que resaltar el excelente trabajo de la Sinfonietta Riga y del maestro Pitrenes para moldear su sonido a cada estilo, sobre todo en esta, una pieza tan refinada como la de Bach. La soprano muestra una dicción clara en alemán y un fraseo exquisito. 

Después podemos disfrutar de su preciosa interpretación de ‘Pietà, Signore’, atribuida a Alessandro Stradella, también de un estilo muy operístico y con momentos de “teatralidad”. Le sigue la plegaria de Leonora, ‘La vergine degli angeli’, del acto II de La forza del destino de Verdi, donde el Latvian Radio Choir se acopla con la voz de Rebeka con la misma pureza vocal y refinamiento, lo que hace que esta escena trascienda y se sienta como una auténtica oración y no solo como una parte de la ópera en sí. Rebeka es una maestra en el arte de hacer matices y de mantener al escucha pendiente de todo lo que hace con su voz. 

Escuchamos también un memorable ‘Pie Jesu’ del Réquiem, op. 48 de Gabriel Fauré, con modulaciones y matices, flotando las notas con gran elegancia. De Francesco Durante interpreta ‘Vergin tutto amor’ seguido por ‘Ihr habt nur Traurigkeit’ de Ein Deutsches Requiem, op. 45 de Johannes Brahms, donde la cantante luce sus notas agudas y su fiato; una vez más, el acompañamiento del coro es fundamental para la atmósfera de la pieza, y la manera en la que se unen a la voz de la soprano enriquece la armonía de tan bello momento. 

Continua con la famosa aria del acto I, ‘Frondi tenere… Ombra mai fu’, de Serse, HWV 40 de Händel, luciendo al máximo su capacidad para ‘actuar’ con la voz el recitativo para pasar después a una suave y fina interpretación del aria. luego, tres versiones más del ‘Ave Maria’: la de Camille Saint-Saëns, la de Franz Schubert (D.839) y la de Pietro Mascagni de su Cavalleria rusticana. Es muy interesante escuchar tantas versiones de la misma plegaria a la Virgen, ya que cada compositor le otorga un carácter distinto. La versión de Saint-Saëns, de estilo francés, se escucha más “alegre”, con un tempo más acelerado que aquel de otras versiones. 

Rebeka tiene la gran cualidad de que, aunque repite en varias piezas las mismas frases (porque así lo dice la partitura y el texto de la plegaria), ella le da a cada repetición una intensidad o un matiz distinto. 

Incluye el aria de Dido ‘Thy hand, Belinda… When I am laid in earth’ del acto III de Dido and Aeneas de Purcell, con Rebeka cantando una sufrida reina de Cartago y adaptando muy bien su voz al estilo de Purcell, sobre todo en el recitativo. Su registro central tiene un color obscuro que da la idea del sufrimiento del personaje. Muy buen manejo también, el que muestra del texto en inglés. Sigue la última versión del ‘Ave Maria’: la pieza es una melodía de Gounod, escrita para ser superpuesta sobre el Preludio n.º 1 en do mayor, BWV 846, del Libro I  de El clave bien temperado de Johann Sebastian Bach. 

Cierra el disco con un bellísimo arreglo para voz y orquesta del ‘Adagio en sol menor’ de Tommaso Albinoni/Giazzoto. Este último es una especie de vocalise en donde la voz lleva la melodía principal y donde la soprano debe no solo cantar con un fraseo limpio y que parezca casi eterno, sino que debe imprimir emoción, matices y colores a lo que canta, aunque sea sin recitar una letra per se; todo es sobre la vocal “o”. ¡Es impresionante escuchar con qué facilidad sube su voz a dos, res y mis sobreagudos, dándolos con brillantez y squillo!

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