Visca L’amor: El amor en catalán

Visca L’amor, Catalán Art Songs of the XX and XXI Centuries
Isaí Jess Muñoz, tenor; Oksana Glouchko, piano
Obras de Eduard Toldrà, Ricard Lamote de Grignon i Ribas, Narcís Bonet, Frederic Mompou Dencausse, Elisenda Fábregas y Joan Comellas
Bridge, 2021

Hay proyectos artísticos que resultan meritorios por la calidad de su realización y ello involucra aspectos técnicos, rutas de ejecución y, desde luego, el talento desplegado de sus intérpretes. Algunos otros materiales contribuyen a enriquecer culturas específicas o globales gracias a su propósito teórico, a sus ideales y a la nobleza creativa de quienes deciden emprender una propuesta en el terreno del arte y allegarla al público. Una tercera clasificación es el tipo de proyecto, raro y más bien escaso, que conjuga las dos primeras variables.

A esta última liga, que sintetiza virtuosismo y causas admirables, pertenece Visca L’amor, Catalán Art Songs of the XX and XXI Centuries (Bridge, 2021), disco en el que el tenor de origen mexicano-puertorriqueño Isaí Jess Muñoz es acompañado por la pianista israelí nacida en Rusia Oksana Glouchko. 

Como punto de partida, se trata de un material que rescata y promueve el repertorio de canciones clásicas en catalán de los últimos dos siglos, toda vez que se ocupa de obras que no gozaron de la difusión natural de otros catálogos hispanos, europeos o americanos de la misma época ante la política franquista represiva y de segregación de la lengua nativa de la Comunidad Autónoma de Cataluña.

Bajo ese contexto, durante décadas el público y las salas de concierto estuvieron privadas en buena medida de la riqueza musical, poética y expresiva de la obra de compositores catalanes que, por fortuna, de a poco han encontrado tardíos reflectores gracias a intérpretes de resonancia internacional como las sopranos Montserrat Caballé y Victoria de los Ángeles o el tenor José Carreras.

Aunque dichos esfuerzos, más allá de la valiosa inclusión de algo de ese repertorio en las presentaciones y discografías de esas luminarias de la lírica, quizá no tengan la misma pauta investigativa, la sistematización cronológica de los materiales reunidos y el carácter académico y a la vez didáctico —que busca, entre otros objetivos, dirigirse al público, a docentes y estudiantes a través de la ortodoxa pronunciación del idioma, el conocimiento estilístico y el contraste de los autores recopilados— que singulariza y distingue a Visca L’amor.

Este disco se integra por 22 piezas en las que se enmarcan los ciclos La rosa als llavis (La rosa sobre los labios) de Eduard Toldrà; Cants Homèries (Canciones homéricas) de Ricard Lamote de Grignon i Ribas; Haidé de Narcís Bonet; Combat del Somni (Lucha en el sueño) de Frederic Mompou Dencausse; Imitació del foc (Imitación del fuego —cuatro canciones comisionadas por la pareja de intérpretes que aquí brindan la primera grabación de la obra) de Elisenda Fábregas y Les Paraules Sagrades (Las palabras sagradas) de Joan Comellas.

La dosis de arte alcanzada por este disco es elevada, disfrutable, y provee al escucha de una riqueza de sonidos, colores y estados anímicos, incluso en canciones miniatura. Ese nivel se consigue gracias no solo al ímpetu que se desprende de los compositores y los respectivos poetas que cimientan su inspiración musical, sino también a una depurada entrega interpretativa que equilibra el rigor técnico con la calidez y pasión de una cultura como la catalana, que lo mismo puede cantar a la pareja, a la divinidad, a la vida o, más exactamente, al amor.

La voz del tenor Isaí Jess Muñoz —profesor en la Universidad de Delaware— se escucha en plenitud expresiva con un uso del registro central bien plantado, lo que consigue una emisión fresca, clara y flexible, adecuada para ir abajo sin perder naturalidad o para subir con un sonido cubierto y articulado que jamás pierde el control de la palabra y su dicción. El cantante consuma un muestrario musical variado y entretenido con un grado de urgencia vital, íntimo, pero a la vez extrovertido. Y ello sería imposible en estas piezas si no fuera a través del coprotagonismo sonoro que ofrece al piano Oksana Glouchko, esposa del tenor.

Su comprensión del canto, su pulso y propuestas dinámicas, así como la solvencia para proyectar las diversas armonías y colores contenidas en cada uno de los compositores (en ciertos casos, muy cercanos a la paleta cromática del modernismo francés), además de constituir un trabajo pianístico elegante y depurado, dota a la grabación de una viveza que atrae e impide que el interés decaiga a lo largo del programa.

Es así como los méritos de una realización artística destacada y las causas loables se vinculan en Visca L’amor, un material discográfico acompañado por un booklet docto y funcional en catalán, inglés y español que consigna notas del repertorio, sus autores y poemas. Pero que, sobre todo, cuenta con las credenciales precisas para atraer a nuevos públicos, académicos e intérpretes a un repertorio musical que vive el amor en catalán, ojalá ya no solo en Cataluña.

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