Voyage—Marina Rebeka

Voyage
Marina Rebeka (soprano),
Mathieu Pordoy (piano)
Prima Classic CD

En su más reciente grabación, la soprano letona Marina Rebeka nos lleva a dar un paseo musical por varios países a través de canciones escritas durante la segunda mitad del siglo XIX (1860-1890) por compositores franceses con textos en diferentes idiomas, tales como ruso, alemán, italiano, dialecto toscano y francés. Acompañada al piano por el pianista Mathieu Pordoy, Rebeka interpreta piezas de compositores tan diversos como Henri Duparc, Cécile Cheminade, Maurice Ravel, Camille Saint-Saëns, Charles-Marie Widor, Gabriel Fauré, Charles Gounod, y las extraordinarias compositoras Marie Jaëll y Pauline Viardot.

La curaduría del material que nos presenta la soprano letona fue hecha por ella misma y cuidadosamente fue seleccionando las canciones que mejor ilustraran el concepto del “Voyage” (Viaje) que hacemos con ella. Palazetto Bru Zane, la asociación francesa especializada en el rescate de material musical decimonónico francés, ayudó también para la realización de este CD.

En las notas del disco hay algunas preguntas que se plantean con respecto al encasillamiento del que sufren las composiciones de tal o cual época o estilo. En este caso, lo que nos plantea Rebeka en su disco es si las llamadas mélodies francesas siguen siendo tales si son cantadas en otros idiomas. Es decir, aunque el compositor sea de origen francés, ¿cambia acaso la denominación musical que se le da a una mélodie si es cantada en ruso, alemán, italiano o dialecto toscano? Este disco nos invita a romper con dichos encasillamientos y a escuchar la riqueza de estas canciones de compositores y compositoras francesas que se aventuraron a componer piezas con textos en otros idiomas y que nos invitan a viajar por mundos fantásticos. 

Muchas de estas canciones fueron compuestas durante la llamada Belle Époque y la Segunda Revolución Industrial. Además de los nacionalismos que se estaban formando durante esta época, algunos de estos compositores viajaron a mundos lejanos y misteriosos, principalmente de Oriente, lo cual viene a colación porque ésta fue una época de expansión colonialista, especialmente hacia los territorios de África y Oceanía. Las comunicaciones entres los países, gracias a los trenes, ayudaron a que la gente pudiese viajar más y, sobre todo, a lugares lejanos que antes eran impensables de conocer y que solo existían en la imaginación y los relatos de otros. 

Muchas de las canciones que escuchamos en este disco muestran una sonoridad oriental creada a partir de una cercanía mayor de los compositores a estas tierras lejanas, casi míticas, con colores, olores y formas de vida muy distintas a las de Occidente, pero fascinantes. 

Abre el disco con la canción de Henri Duparc ‘L’Invitation au voyage’ (‘Una invitación a viajar’) con texto de Charles Baudelaire. Con una melodía sencilla, de carácter evocativo y atmosférico, la soprano va describiendo un lugar de ensoñación, con canales que son ilustrados por el piano con un sonido que simula el agua. Canta con elegancia y haciendo énfasis en las palabras, detallando la descripción del lugar con expresividad. Le sigue una pieza de Cécile Chaminade llamada ‘Chanson slave’ (‘Canción eslava’); el texto es un poema de Paul Ginisty. En ella, el narrador se queja y se lamenta de la partida de un amigo/amante que tenía y que desapareció. Rebeka le imprime la ansiedad y desesperación necesaria a la canción, mostrando un registro grave sonoro y una dicción francesa impecable.

Uno de los grandes descubrimientos en este disco son las canciones de la compositora alsaciana Marie Jaëll (1846-1925). De ella escuchamos primero ‘Rêverie’ (Ensueño) a partir de un poema de Victor Hugo que forma parte de su ciclo de canciones Les Orientales. Describe, de manera muy poética, el paso del otoño, los colores dorados, una niebla que podría ocultar un castillo (de nuevo, mostrando imágenes dentro de la música de lugares del Medio Oriente, misteriosos y llenos de magia). 

Le sigue ‘La flûte enchantée’ (‘La flauta mágica’) de Maurice Ravel, basado en un poema de Tristan Klingsor. La introducción del piano es delicada y descriptiva; es la narración sobre una melodía de la flauta que escucha una chica a lo lejos y que entra por la ventana para acariciar su mejilla. Compuesta en 1904, muestra, de manera elegante, un deseo erótico que la música ilustra con un texto algo “inocente”. Rebeka acaricia las frases con su luminoso timbre y con una mezza voce refinada. 

‘Désir de l’Orient’ (‘Deseo del Oriente’), con letra y música de Camille Saint-Saëns, nos lleva a la lejana China. Con una introducción pianística que emula una melodía de carácter oriental, con un relato de una chica que añora volar para poder ir a Oriente. Rebeka narra muy bien esta añoranza y el acompañamiento de Pordoy es de una gran musicalidad. El piano se convierte, de nuevo, en el creador de la atmósfera de la canción. Pinta los colores y texturas de lo que visualmente nos va describiendo el texto. 

A continuación, viajamos a la India para escuchar la canción de Charles-Marie Widor (1844-1937) ‘Chanson indienne’ (‘Canción de la India’), basado en un poema de Joseph Méry. Compuesta en 1872, podemos notar cómo el lenguaje que se emplea para hablar del amor es más libre que en canciones más “occidentales” en su tratamiento del tema. Continua el exotismo y el erotismo dentro de la música en esta declaración de amor que Rebeka canta con pasión. 

‘Chanson indienne’, de Camille Saint-Saëns: https://open.spotify.com/track/1UxH16iMT0PTmKRXj1tgpt?si=61b5047bcdfa4d2b

De Gabriel Fauré presenta ‘Les Roses d’Ispahan’ (‘Las rosas de Isfahán’), con un poema de Charles-Marie Leconte de Lisle como texto; en ella se explora el deseo femenino. Es una pieza de gran lirismo, describiendo olores, sabores y sensaciones de esta ciudad persa a través de la música. Se asocia mucho a la naturaleza con el cuerpo de la mujer.

Pasando a las canciones con letra en italiano, empezamos con ‘Perché piangi?’ (‘¿Por qué lloras?) de Charles Gounod con texto de Corrado Marchese Pavesi. Tiene el refinamiento de la línea melódica de una mélodie pero con la intensidad de las palabras en italiano, lo cual es una combinación muy interesante. Rebeka interpreta con gran intensidad esta canción que habla de una chica que le dice a su amado que llora porque se ha dado cuenta que ya no lo quiere tanto como antes. Esta canción la escribió Gounod a los pocos meses de haber iniciado su exilio en Londres en 1870, durante la invasión prusiana a Francia.

Nuevamente de Saint-Saëns, ahora en italiano, Rebeka entona ‘La Madonna col bambino’ (‘La Virgen y al niño’), sobre un poema de Alfonso di Liguori. Es una canción de cuna en donde la Virgen María duerme a Jesús y expresa el gran amor que siente al verlo dormir. Tiene una melodía sencilla pero de gran belleza. 

Ahora bien, ¿qué une estas primeras dos canciones, y a las que seguirán en este comentario, con las primeras que tocaban temas exóticos, orientales y sensuales? En los siguientes casos, los une el hecho de que compositores como Gounod, Jaëll y Viardot fueron artistas que tuvieron que exiliarse de su país de origen y que adoptaron el o los idiomas de los países que los recibieron como partes de su quehacer artístico. Gounod compuso en italiano para que sus canciones gustaran al público londinense, pero también intentó hacerlo en inglés, aunque no lo dominaba. 

De Saint-Saëns se presenta ‘Alla riva del Tebro’ (‘A la orilla del Tebro’), un madrigal anónimo que cuenta la historia de un joven que está a punto de aventarse al Tebro por una decepción amorosa. El piano ilustra el ir y venir del agua mientras la voz canta sobre el acontecimiento. Bellísimo el fraseo y los matices que Rebeka emplea para contar tan breve pero dramático evento. Volvemos a Gounod con ‘Ah! Dille tu!’ (‘Ah, dile a ella’) a partir de un poema de Giuseppe Zaffira. Fue escrita en 1872 y la estrenó el comerciante de vinos de Burdeos y barítono amateur Jules Diaz de Soria, francés de padres judíos sefardíes, quien la convirtió en un éxito. 

‘Alla riva del Tebro’, de Camille Saint-Saëns: https://open.spotify.com/track/1xP2FUmFaHOliGZFV98mlY?si=b2afca8376444ed0

La segunda compositora que aparece en este disco es Pauline Viardot (1821-1910), de quien escucharemos una de sus 5 Canti Popolari Toscani: ‘L’innamorata’ (‘La enamorada’). De carácter ligero, se nota que es una canción popular por el estilo en el que Viardot compuso la música y que quiso imprimirle este sabor sencillo y hasta cómico. Cuenta acerca de la indecisión de una chica por dos chicos que le gustan; Rebeka sabe muy bien cómo hacer que el texto pícaro luzca y que su voz juegue y se regodee con la bella melodía. 

Con la otra compositora que aparece en el disco pasamos a las canciones en alemán: Marie Jaëll. Escuchamos sus 5 Lieder. Todas tienen letra y música de Jaëll. Fueron representados en su versión en francés (con traducción de Charles Grandmougin) en la Société Nationale de Musique en 1879 y las publicó en Alemania en 1880. Es curioso cómo el cambio de idioma hace que la música y el estilo de cantar se vuelva más como aquel de los Lieder alemanes, pero con un sabor extra, un poco afrancesado. “Dein” tiene un parecido muy claro con los Lieder de Schubert o Schumann, sobre todo por el carácter melancólico de la música. Rebeka luce su poderío vocal en la canción más ‘operística’ del ciclo: ‘Der Sturm’ (‘La tormenta’), que Pordoy interpreta con intensidad y buenos matices para escuchar en el acompañamiento la tormenta de la cual habla la canción. Esta es la canción con más influencia germana en su estilo; parece sacada de una ópera de Carl Maria von Weber, oscura y trágica. De nuevo, la naturaleza retrata los sentimientos e inquietudes humanas. Al final, la tormenta se calma y desaparece. 

‘Der Sturm’, de Marie Jaëll: https://open.spotify.com/track/6ECsnCQuD9nO2QOfIFyyek?si=774745fcbad74f25

Muy distinta sensación nos deja la canción ‘Die Vöglein’ (‘Los pajaritos’), con el piano mostrándonos el canto de los pajaritos hablándole a esta chica sobre su amor. Le sigue ‘Ewige Liebe’ (‘Amor eterno’), un himno a través de todo lo bello que rodea a quien lo canta. Rebeka maneja el texto con claridad, sobre todo en los pasajes rápidos, y aligera su voz para poder darle este carácter de exaltación. Terminan los 5 Lieder de Jaëll con ‘Der Wang’ist blast’ (‘La mejilla pálida’), un triste recuento de lo que se siente cuando el ser amado está lejos y el amor termina. La soprano letona canta con una línea de canto impecable, emotividad y un registro central rico en armónicos. 

Cierra el disco con canciones escritas por Pauline Viardot en ruso, algunos con textos de Iván Turguénev y otros con textos de Fiódor Tiútchev. Durante 1860, Viardot compuso treinta canciones en ruso y Turguénev la ayudó para que se publicaran en San Petersburgo, además de asegurarse de que se tradujeran al alemán para su distribución más amplia. En este disco escuchamos seis de esas 30 canciones, que forman parte de los 12 Poems by Pushkin, Fet and Turgenev y ‘The Willow’ y ‘Serenade’. Con letra de Turguénev, ‘The chickadee’ (‘El carbonero’) es sobre el diálogo que tiene una chica con un pajarito con el piano imitando los trinos. Rebeka le da un carácter juguetón e inocente. En ‘The Willow’ (‘El sauce’), con letra de Tiútchev, se tiene un diálogo con el árbol. En ‘Serenade’ (‘Serenata’), Viardot musicalizó un poema de Afanasy Fet, acerca de los colores y sonidos que se escuchan mientras se duerme a un niño. Es una canción de cuna que Rebeka interpreta con delicadeza y excelente fraseo. 

‘The Flower’ (‘La flor’) es un poema de Alexander Pushkin, con música de Viardot, que vuelve a esta relación de algún elemento natural a través del cual se cuenta una historia. El acompañamiento del piano en esta canción es precioso y la manera en que Rebeka cuenta la historia de cómo la flor marchita llegó al libro donde la encontró es de una gran belleza poética. Cierra el disco con ‘Whisper, timid breathing’ (‘Susurra, tímida respiración’) con texto de Fet y acaba con ‘Invocation’ (‘Invocación’), con texto también tomado de un poema de Pushkin. 

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