Beatrice di Tenda en Martina Franca

Beatrice di Tenda de Vincenzo Bellini en concierto en Martina Franca © Clarissa Lapolla

Julio 23, 2022. La rara Beatrice di Tenda, penúltima ópera de Vincenzo Bellini, compuesta en 1833 a partir de un libreto de Felice Romani, representó al bel canto en la pasada edición del Festival della Valle d’Itria en Martina Franca, en el sur de Italia. Aquí Bellini probó caminos diferentes a los del pasado: por primera vez se dedicó a un drama histórico, en el que el componente político jugaba un papel no menos importante que el sentimental, dio espacio a muchos conjuntos y desarrolló un lenguaje en el que el ritmo adquirió un relieve sin precedentes, junto a las melodías largas propias de sus obras anteriores. 

Son razones más que válidas para acercarse a un título que nunca entró realmente en el repertorio, a pesar de los intentos de revivir su fortuna desde la década de 1960. El Festival Valle d’Itria 2022 invitó a un redescubrimiento que se centraría eminentemente en el valor musical, dado que Beatrice di Tenda se presentó en forma de concierto. Sin embargo, gracias a la excelente calidad de los intérpretes, no fue difícil visualizar con claridad las situaciones, los perfiles de los personajes y las atmósferas oscuras que evoca la obra. 

El director Michele Spotti, de 29 años, sustituyó a Fabio Luisi —que dio positivo por Covid— a pocos días del estreno del programa. A pesar de la poca antelación, su actuación al frente de la Orquesta Teatro Petruzzelli de Bari estuvo al más alto nivel. Spotti le dio al sonido una profundidad y una variedad de matices fuera de lo común, y logró que la orquesta y las voces se integraran en total equilibrio, hecho aún más loable si tenemos en cuenta que la ópera, como es tradición en el festival, se representó en el Atrio del Palacio Ducal de Martina Franca, un espacio con una acústica no simple, anómala en comparación con la de un teatro interior. 

En perfecta sintonía con la sensibilidad del joven director se encontró la soprano Giuliana Gianfaldoni, que interpretó a la protagonista. Desde su entrada, ‘Respiro io qui…’, Gianfaldoni ofreció un claroscuro memorable: su voz inicialmente pareció provenir de distancias siderales, para luego crecer lentamente en volumen y calidez. La interpretación de la soprano se mantuvo a niveles muy altos tanto en los recitativos como en los números musicales de virtuosismo más atrevido. Y no fue casualidad que el público, al final de la función, le dedicó los más cálidos aplausos a Gianfaldoni y Spotti. 

También estuvo muy bien Biagio Pizzuti, como Filippo Maria Visconti, haciendo gala de una dureza perentoria, pero también supo suavizar ocasionalmente su fraseo, sobre todo en el segundo acto de la ópera. Theresa Kronthaler estuvo apreciable como Agnese del Maino, aunque el personaje se podría esculpir con mayor carisma. Celso Albelo como Orombello mostró cierto cansancio desde el dúo inicial con Agnese, con un manejo no tan óptimo de las dinámicas y diversas incertezas en la entonación. Joan Folqué completó el reparto, en el doble papel de Anichino y Rizzardo del Maino. El coro dirigido por Fabrizio Cassi cantó con confianza y sincera participación.

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