Las vicisitudes del contratenor en México

Así se titula el nuevo libro del contratenor Héctor Sosa, recién publicado por Laberinto Ediciones (México, 2022). Un libro insólito por varias razones: la escribe un cantante y maestro que ha dedicado muchos años de su vida y su carrera como docente preparando voces de todas las tesituras, algunas (las menos) de su propia cuerda: la de contratenor, de la que fue pionero en México. Este tipo de voces siempre habían escaseado en nuestro país precisamente porque hasta recientemente no había quién las entrenara.

Héctor Sosa (Tampico, 1966-) inició su carrera como tenor y estudió con Maritza Alemán y María de la Gracia Álvarez en la Escuela Superior de México. Participó en los estrenos mundiales de las óperas mexicanas La Güera de Carlos Jiménez Mabarak y Ambrosio de José Antonio Guzmán, así como en el estreno en México de La púrpura de la rosa del compositor colonial Tomás de Torrejón y Velasco. Como contratenor ha participado en la cantata Carmina Burana de Orff, Idomeneo de Mozart, El retablo de maese Pedro de Falla y Dixit Dominus de Händel, entre otros.

Pero en el libro Héctor no solo cuenta su propia historia y experiencia, sino que entrevista a siete contratenores quienes exponen sus casos para describir lo que atinadamente llama “las vicisitudes” de esta cuerda en México.

Desde el primer párrafo del prólogo, el director de orquesta y contratenor Iván López Reynoso —uno de los alumnos más destacados de Sosa— reconoce que “el origen propio de la tesitura, como la conocemos en la actualidad, tuvo que esperar muchos años para lograr colocarse y ser aceptado…”. Iván acudió a Sosa cuando el compositor Federico Ibarra le pidió que estudiara el rol del protagonoista de su ópera El pequeño príncipe para presentarla en un taller de ópera en la entonces Escuela Nacional de Música.

El libro de Héctor Sosa es un testimonio a las dificultades a las que se enfrenta el joven cantante adolescente cuando sus propios familiares y compañeros le recriminan: “¿Por qué cantas como niña?”, con dejos, como él mismo reconoce, de machismo y homofobia.

Pero el libro también es un recuento histórico de una voz que nació en el Renacimiento y que hoy en día se considera “una versión moderna de lo que fueron los famosos castrati en el barroco, emulando algunas de sus habilidades sin haber tenido que padecer —obviamente— alteraciones hormonales como resultado de la castración”.

Al reflexionar sobre esta tesitura en el capítulo “Panorama contemporáneo”, sin embargo, nos hace ver que persiste en “el sistema cultural heteronormado” de México el prejuicio contra los cantantes masculinos que suenan a mujeres.

“Los concursos de canto en general —escribe Sosa—, tampoco han recibido bien a los contratenores y suelen rechazarlos desde sus pruebas eliminatorias…” Y luego advierte que “la programación de las orquestas, salas de conciertos, así como la Ópera de Bellas Artes, no contemplan obras para la voz de contratenor…”

Esto, afortunadamente, está empezando a cambiar. Poco a poco, parece que el contratenor se va imponiendo por sus propios fueros.

Quien esto escribe recuerda que, apenas en este siglo XXI, en la Ópera de Bellas Artes (OBA) se han presentado esporádicamente óperas que dan cabida a la cuerda de contratenor, empezando por la mencionada ópera Ambrosio con Héctor Sosa en el rol de la Abadesa, en 2006. En 2020 se iba a reponer esta ópera de José Antonio Guzmán, revisada por el propio autor, pero la pandemia de Covid 19 echó por tierra la programación anunciada para ese año (https://proopera.org.mx/entrevista/un-vistazo-a-la-temporada-2020-de-la-opera-de-bellas-artes/).

Años después compartí con Héctor el escenario del Teatro de Ciudad en unas funciones de Die Fledermaus, donde Héctor cantó el rol del Príncipe Orlofsky. Luego, en 2009 la OBA presentó en el Teatro Julio Castillo Death in Venice de Britten, en las que participó el contratenor Santiago Cumplido como la Voz de Apolo; y la mencionada ópera de Ibarra, El pequeño príncipe, con López Reynoso también se presentó en 2012, en la Sala Covarrubias y en el Teatro Julio Castillo. Más recientemente, Iván ha debutado como contratenor con la Orquesta Sinfónica Nacional y debutó como contratenor en su natal ciudad de Guanajuato en un recital durante el reciente Festival Internacional Cervantino.

En Bellas Artes vimos en 2021 Ascanio in Alba de Mozart, con Gamaliel Reynoso en el rol principal (quien, por cierto, fue ganador del 4º lugar en el Concurso San Miguel y del 2º lugar en el Concurso Morelli, ambos en 2017). Gamaliel también cantó Nerone y Ottone en L’incoronazione di Poppea de Monteverdi, alternando roles en Guanajuato y San Miguel de Allende con el contratenor Edwin Parra en 2020.

Aún así, falta mucho trecho a recorrer para las voces de contratenor, empezando por el hecho de que todavía son escasas las voces que se han formado en México en esta tesitura. “En los 25 años que tengo como catedrático en la ESM —escribe Sosa—, he tenido en mi clase a ocho estudiantes contratenores y solamente uno de ellos está titulado. Muchos desertaron por diversas situaciones (personales, económicas y/o académicas), y se sintieron desanimados por la falta de oportunidades y reconocimiento a su trabajo.”

El autor señala que hasta ahora solo tres contratenores se han titulado en México: Emmanuel Pool Castellanos (ESM), Javier Medina (Escuela Nacional de Música, hoy Facultad de Música de la UNAM) y Edwin Calderón (Conservatorio Nacional de Música). 

El libro también discurre en torno a la pedagogía vocal, e incluye un catálogo sugerido de obras para contratenor, una breve antología musical, bibliografía, discografía y filmografía.

Sosa concluye: “El escenario y los reflectores les pertenecen ahora a nuestros jóvenes, es tiempo de que las nuevas voces demanden ser escuchadas y busquen las oportunidades que sus enormes talentos les merecen.”

PRESENTACIÓN DEL LIBRO

Las vicisitudes del contratenor en México se presentará este jueves 17 de noviembre a las 19:00 hrs., en el Foro Expresarte de la librería Mauricio Achar. El autor, Héctor Sosa, charlará con María Teresa Frenk y Mauricio García de la Torre acerca de su obra.

Avenida Miguel Ángel de Quevedo 121, Chimalistac, 01070 Álvaro Obregón, CDMX, México

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