David Garrett en Marbella

David Garrett presentó un recital en Marbella

Acompañado por el guitarrista Franck Van der Heijden y por el bajo Rogier Van Wegberg, Garrett ofreció su versión más clásica en un concierto íntimo basado en un repertorio nada transgresor que marcaba distancias con giras anteriores donde abundaban los temas archiconocidos del género pop-rock.

Los arreglos del propio Garrett y de Van der Heijden sorprendieron a un público internacional que acudió al Marbella Arena para presenciar el único concierto del violinista alemán en España. Bajo una sobria escenografía donde destacaba la presencia de velas, el trío encabezado por Garrett —de negro, moderno e informal, como un modelo de Philipp Plein— inició sobre las 21:30 con ‘Sicilienne’ un concierto de muchos quilates a nivel artístico e interpretativo.

Tras saludar al público, el intérprete de Aquisgrán se arrancó con la canción de Manuel Ponce ‘Estrellita’, interpretada con un gusto exquisito y todo un guiño a la tierra mexicana que tanto le admira. Con su particular versión de ‘Tempo di minuetto’ de Fritz Kreisler, Garrett nos transportó a la época del gran Paganini, recibiendo la primera gran ovación de la noche.

En la ejecución del segundo movimiento Largo de ‘El Invierno’, de Las cuatro estaciones de Antonio Vivaldi, el intérprete alemán alcanzó grandes cotas de perfección en el manejo de un instrumento que domina desde niño. ‘La danse macabre’ de Camille Saint-Saëns ofreció una lección magistral de coordinación del trio de músicos, con un gran final lleno de intensidad. La posterior ‘Cavatina romántica’, donde los dedos de Garrett eran una prolongación del propio instrumento, dio paso a ‘Oh Danny Boy’, interpretada con mucha elegancia, sacando notas inverosímiles que rozaron la perfección.

El siguiente tema, ‘Songs my mother taught me’ de Antonín Dvořák, permitió el lucimiento del maestro y arreglista Van der Heijden a la guitarra. La archiconocida ‘Marcha turca’ de Wolfgang Amadeus Mozart fue uno de los momentos estelares de la noche, al observar la velocidad de movimientos en unos dedos donde brillaba de manera increíble el anillo de Garrett al ejecutar las notas.

Un nuevo guiño al gran Vivaldi con la dinámica ‘Summer’ —muy aplaudida por los espectadores— puso el colofón a una primera parte de una gala, donde la elegancia interpretativa del Kaiser del Violín quedó reflejada en muchos pasajes.

Rogier Van Wegberg (bajo), David Garrett (violín) y Franck Van der Heijden (guitarra) © Fotografiti

El trio de músicos protagonista de esta gira brilló en el inicio de la segunda parte del recital con ‘Träumerei’ que sonó a música celestial. El auténtico sonido medieval llegó con ‘Greensleeves’, ejecutada con maestría por un genio del violín que a continuación se adentró de nuevo en los terrenos del compositor Dvořák para bordar Romantic Pieces, pleno de concentración y buen gusto.

Tras un deleite para los oídos con el ‘Ave Maria’ de Franz Schubert, tarareado por Pavarotti desde el cielo, el sonido limpio y puro del violín del artista de Aquisgrán se pudo apreciar en toda su dimensión con el tema más impactante de toda la noche: ‘Asturias’, del compositor español Isaac Albéniz. Durante el transcurso de la ejecución de esta célebre pieza, el artista alemán paró el tiempo, pudiendo incluso llegar a batir algunos récords de velocidad en una interpretación magistral que levantó al público de sus asientos.

Solo podemos calificar de genial la ejecución de ‘Furious’ por parte del trío de músicos en un momento en el que Marbella caía a los pies del David Garrett más tradicional y purista, sin duda alguna, uno de los mejores violinistas de las últimas décadas. La gran tradición de violinistas rumanos de etnia romaní fue recordada por el genio de Aachen en el último tema de una noche mágica e inolvidable: ‘Hora staccato’ de Grigoras Dinicu, donde el virtuosismo de Garrett iluminó la noche marbellí.

Tras un breve guiño a uno de sus grandes hits ‘Viva la vida’, David Garrett regaló el bis ‘Bella ciao’, logrando que aflorara el duende de un artista genial tras una apoteósica noche andaluza de violín para el recuerdo.

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