Il turco in Italia en Buenos Aires

Solistas y Coro Estable en Il turco in Italia de Gioachino Rossini en el Teatro Colón de Buenos Aires © Arnaldo Colombaroli

Septiembre 5, 2023. El Teatro Colón de Buenos Aires presentó por tercera vez en su historia El turco in Italia —un dramma buffo de Gioachino Rossini con libreto de Felice Romani sobre la obra de Caterino Mazzolà— en una versión de primer orden y de gran calidad.

Il turco in Italia es una obra poco conocida por el público de una duración musical aproximada de tres horas, por lo que necesita una puesta en escena de gran creatividad para mantener la atención del respetable y mostrar esa rara mezcla de comicidad y drama que tiene esta ópera. Esto fue logrado con creces por el equipo comandado por Pablo Maritano en la dirección escénica, secundado por Gonzalo Córdoba Estevez (escenografía), Renata Schussheim (vestuario), Caetano Vilela (iluminación) y Matías Otálora (diseño de video). 

La obertura muestra los títulos como en un filme italiano de la década de 1950 y postales de Nápoles de la misma época. La acción se desarrolla en un hotel de lujo de esa época y sobre el escenario giratorio se delimitan distintos lugares como la recepción con escaleras y hasta un ascensor que funciona, una terraza con piscina, las habitaciones, la sala de masajes, la de sauna, la cocina y la humilde habitación de Prosdocimo. De perfección, los trajes del estilo de la época, muy buena la iluminación y de gran creatividad las proyecciones.

Maritano convierte a Selim, Fiorilla, Geronio y Don Narciso en huéspedes del hotel; Zaida, los gitanos y los turcos participan en una reunión de adivinadores que tiene lugar en el hotel, Prosdocimo es el gerente del hotel y Albazar, uno de los botones. El director de escena mueve los actores con creatividad, sin tiempos muertos y utilizando todos los espacios, en un magnífico trabajo que completa la excelencia de la versión.

Escena de la producción de Pablo Maritano de Il turco in Italia en el Teatro Colón de Buenos Aires © Arnaldo Colombaroli

Erwin Schrott fue un Selim de rara perfección. El bajo-barítono uruguayo le otorgó al personaje su extrovertida personalidad y su notable presencia escénica a la vez que su bello color vocal, amplio volumen y la perfecta intencionalidad que dio a cada frase tanto en los recitativos como en los momentos plenamente cantados. Demostró, nuevamente, que es uno de los principales cantantes de su cuerda a nivel mundial.

Aunque el título de la obra hace parecer que el protagonista es Selim, la realidad es que —por presencia en el escenario, trama argumental y compromiso vocal— la verdadera protagonista es Fiorilla. Debutante en nuestro medio, la soprano Irina Lungu compuso una Fiorilla sin fisuras. Comprometida en lo actoral, creíble en lo escénico, y perfecta en lo vocal.

Quizás el menor compromiso vocal hace olvidar que se necesitan dos cantantes-actores de primera línea para los roles de Geronio y Prosdocimo, ya que son claves en la acción y en el ritmo de la trama. Aquí fueron servidos con excelencia por Fabio Capitanucci y Germán Alcántara. Marcando su debut en Argentina, el barítono Capitanucci ofreció un Geronio de clara articulación, buen volumen y perfecta línea de canto; Mientras que el argentino Alcántara, radicado hace años en Europa, volvió a demostrar calidad vocal, volumen, la perfecta gradación de las intensidades y perfecto histrionismo.

El tenor Santiago Ballerini en la dificilísima parte de Don Narciso derrochó calidad de intérprete belcantista, bello color vocal, timbre brillante y actuación más que convincente. Sin dudas una carrera que avanza firme y decidida por los teatros del mundo del tenor nacido en Argentina.

Promisorio, el debut de la joven y ascendente mezzosoprano italiana Francesca Di Sauro. Zaida no es de ninguna manera un personaje comprimario y —aunque no tenga aria propia— canta mucho durante la obra. Su versatilidad actoral se combinó con un registro parejo, de bellísimo color, y una depurada línea de canto.

Un verdadero lujo fue la presencia de Santiago Martínez como Albazar, un personaje comprimario que cuando se abre el corte de su aria —como en este caso— necesita un intérprete de calidad. Martínez ofreció muy buena actuación a la par de un color vocal atrayente y gran prestación en su momento solista.

Jordi Bernàcer escogió la edición crítica de Margaret Bent de la Fondazione Rossini y concertó con conocimiento pleno de la partitura, tiempos ágiles, perfecta conjunción entre el foso y la escena, logrando muy buena respuesta de la Orquesta Estable y haciendo lucir la música rossiniana. El Coro Estable, con la guía habitual de Miguel Martínez, completó la excelencia canora de la noche.

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