Rodelinda en Winterthur

Septiembre 16, 2023. De todas las óperas de Georg Friedrich Händel, Rodelinda (1725) tiene una intriga más cercana a los misterios de Alfred Hitchcock que al barroco plumífero. Con una historia llena de mentiras y de política, parece que el libreto de Antonio Salvi, inspirado por la obra Pertharite, roi des Lombards de Pierre Corneille, desdibuja a las convenciones para darles vida a personajes que podríamos cruzar en tribunales, noticiarios y los altos niveles de la política. 

El zarzal de este libreto se origina en la muerte fingida del rey Bertarido y la usurpación del trono de Lombardía por el infame Grimoaldo, apoyado por el cínico Garibaldo. La viuda Rodelinda y su hijo Flavio (el mismo de la ópera homónima de Händel), intentan sobrellevar el duelo y los asedios apasionados de Grimoaldo. Bertarido regresa y logra recuperar su trono, no sin salvarle la vida al usurpador tras la traición de su secuaz Garibaldo.

Siempre es una buena noticia saber que se funda una compañía de ópera en el mundo. Tamina Biber, David Ferreira y Julian Schmidlin, tres cantantes egresados de la Schola Cantorum de Basilea, decidieron fundar este año la compañía Ahimè. Esta nueva agrupación tiene como objetivo realizar producciones de ópera barroca en lugares improbables y novedosos. La ópera se puede cantar en cualquier parte: lo único que se necesita es emoción. Ahimè demuestra con su empresa audaz que no hay obstáculos para el arte lírico. Esperamos con ansias sus futuros proyectos.

Después del estreno de esta producción en Basilea el 9 y 10 de septiembre, las siguientes fechas de Rodelinda fueron el 15 y 16 de septiembre en un barrio residencial de la ciudad de Winterthur en los suburbios de Zúrich. La Halle 710 parece una catedral industrial y comercial digna de la intriga gotica de Rodelinda. No obstante una acustica un poco problemática para la voz, este lugar permitió una cercanía intensa con el público.

Rodelinda puede verse como algo muy simple o como una historia con varios niveles narrativos. La puesta en escena de Fenna von Hirschheydt asumió la primera interpretación: una historia de familia casi contemporánea. La gran desventaja es ver esta obra como una historia de familia con matices políticos, a semejanza de una telenovela de horario estelar. Una lectura profunda de este libreto permite ver a la vez la madurez de los personajes y las relaciones ambiguas entre ellos. A pesar de esta lectura casi al pie de la letra, se reconoce el talento de la directora de escena y algunas ideas interesantes.

La extraordinaria orquesta estuvo conformada por alumnos y profesores de la Schola Cantorum de Basilea. Todos los tesoros musicales de la partitura se desglosan con elegancia, refinamiento y gran virtuosidad. La dirección musical de David Fasold fue excelente, equilibrada en los tempi, con un gesto claro y preciso. Esperamos que maestro Fasold vuelva pronto al podio y seguiremos su carrera con gusto.

El elenco del triángulo amoroso de la obra lo interpretaron los tres fundadores y directores artísticos de la compañía Ahimè. Tamina Biber tiene una voz de soprano un tanto ligera para el papel maduro de Rodelinda. La reina viuda no es una jovencita. Madre de un hijo preadolescente y reina consorte, el papel necesita una leona, como lo fue la creadora del rol, Francesca Cuzzoni. A pesar de la tesitura de soprano, se necesita sentir la espesura histriónica digna de una Catelyn Stark (de Game of Thrones), una madre y esposa protegiendo a su hijo por amor y como el futuro político de su dinastía. Tamar Biber nos da mucha emoción en los lamentos, demasiado largos a mi parecer, pero nos falta toda la parte amplia de la tesitura que Händel supo utilizar en la partitura para darle gravedad y dignidad al personaje.

Julian Schmidlin es un contratenor fantástico. Le dio vida al heroico Bertarido (papel creado por el alto castrato Francesco Bernardi, alias Senesino) con una tesitura amplia, colorida y con bellísimas entonaciones. Este joven cantante nos sorprendió con un dominio absoluto de la técnica y una interpretación sin fisuras. Esperemos verlo pronto en los escenarios y concursos europeos.

David Ferreira, sin embargo, no logró llenar la amplia tesitura de Grimoaldo. Händel le compuso este papel al tenor estrella Francesco Borosini, virtuoso y con una extensión vocal de por lo menos dos octavas. Borosini era un baritenor y el papel de Grimoaldo tiene la amplitud de toda su tesitura. Ferreira tiene una voz menos extendida e ideal para otros papeles de Händel, como Berengario (en Lotario), Alessandro (en Poro), o incluso Vitaliano (en Il Giustino de Antonio Vivaldi).

El barítono Damiano Capelli encarnó al infame Garibaldo. Sus cualidades vocales se desenvolvieron muy bien en este papel, a pesar de que muchas veces sus cadenzas parecían demasiado rígidas. Sin embargo, tiene la presencia ideal para este tipo de papeles que cunden en el barroco.

La mezzosoprano Pascale Joncyk también tiene una voz demasiado ligera para el rol de Eduige, creada por Anna Vicenza Dotti. Aunque se puede argumentar que Händel le escribió coloraturas a veces exigentes, la Dotti era una verdadera contralto. Joncyk tiene una preciosa voz de mezzo y tendría más relevancia en papeles masculinos o hasta en el papel de Erissena de Poro de Händel, donde su personalidad nos daría una interpretación extraordinaria.

Arnaud Gluck fue Unulfo, el fiel amigo de Bertarido. Este contratenor francés tiene una bella amplitud vocal con una gran fineza en la parte aguda de su tesitura. Nos frustró un poco no poder escuchar su ‘Sono i colpi della sorte’ o el da capo de su bellísimo ‘Fra tempeste’. A pesar de tener un vibrato bastante presente, Gluck le dio matices insospechados al rol de Unulfo y esperamos muy pronto poder verlo y escucharle en otras óperas.

Tras esta primera producción, con una de las obras más intensas de Händel, le deseamos a la compañía Ahimè una larga vida. No dudamos en absoluto en el éxito rotundo de esta estructura y esperamos que puedan llevarnos de nuevo por un viaje al corazón de la música y del teatro.