Ten Days in a Madhouse en Filadelfia

Raehann Bryce-Davis (Lizzie) con Kiera Duffy (Nelly Bly) en Ten Days in a Madhouse en la Ópera de Filadelfia © Dominic M. Mercier

Septiembre 30, 2023. Para dar el puntapié inicial de la edición 2023 de su Festival, la Ópera de Filadelfia apostó por el estreno mundial de la ópera Ten Days in a Madhouse (Diez días en un manicomio) de la reputada compositora americana René Orth y libreto de la multipremiada dramaturga y guionista Hannah Moscovith. 

Definida como una “ópera psicológica”, la trama aborda la naturaleza de la locura, sus tipos, quienes la padecen y sus métodos de cura, inspirándose en la vida real de Nellie Bly, pionera americana en el periodismo de investigación, quien en 1887 fingió locura para ser admitida en un pabellón para enfermos mentales de la isla de Blackwell (actual isla Roosevelt en la ciudad de Nueva York) y denunciar las horribles condiciones de encierro y métodos de maltrato de la institución psiquiátrica. 

En su reporte, Bly expuso la situación de vulnerabilidad de muchas mujeres cuya pobreza y raza contribuyó a que sus traumas pasados fueran confundidos con locura, forzando a cambios en el sistema hospitalario psiquiátrico de la época. Para su ópera, René Orth planteó una innovadora música que combinó y fusionó sonidos y ritmos electrónicos con música acústica, creando un ambiente en el cual convivieron dos mundos sonoros diferentes (el de la cordura y el de la locura), plagados de dramatismo, confusión y opresión. El libreto de Moscovitch desarrolló la trama de modo cronológico inverso; es decir, desde el final de la estadía de Bly hacia el día de su ingreso en la institución psiquiátrica, lo que fue clarificando los hechos a medida que avanzó la representación. 

El elenco vocal brilló del primero al último. La soprano americana Kiera Duffy hizo un trabajo magistral retratando en su canto con insultante vehemencia los diferentes estadios psicológicos de la reportera. Personaje importante en la trama, la interna Lizzie de la mezzosoprano Raehann Bryce-Davis resultó cautivante no solo por la rica calidad de sus medios vocales sino también por la conmovedora intensidad expresiva con la cual construyó su parte. Su narración sobre la muerte de su hija fue uno de los momentos más emotivos de la representación. 

Will Liverman (Dr. Josiah Blackwell) y Kiera Duffy (Nelly Bly) © Dominic M. Mercier

Con una voz lírica muy atractiva que dispensó con gran autoridad, el barítono americano Will Liverman delineó un contundente Dr. Josiah Blackwell, aterrador, abusivo y apático director de manicomio. No le fue en zaga la enfermera de la soprano canadiense Lauren Pearl, quien puso al servicio de la parte de la devota asistente del director un timbre agradecido y buenas dotes histriónicas. El coro de mujeres mostró gran solidez en cada una de sus intervenciones. 

La directora serbia Daniela Candillari se movió como pez en el agua dentro de la compleja partitura de Orth, buscando extraer de los músicos de su orquesta el mejor clímax sonoro para cuanto sucedía en la escena.

Por su parte, la directora de escena americana Joanna Settle plantó un espectáculo visualmente muy simple y sin golpes bajos, pero en el cual fácilmente podía intuirse fácilmente el ambiente violento y de opresión al que estaban sometidos los pacientes. 

La escenografía firmada por Andrew Lieberman, compuesta de un cilindro con dos corredores —evocando los pasillos del manicomio— sobre el que se instaló a la orquesta, además de original resultó efectivo para el desarrollo de la acción. El cuidado vestuario de Asta Hostetter sumó calidad a un espectáculo imperdible.

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