El caballero de Olmedo en Madrid

Escena del estreno de El caballero de Olmedo en el Teatro de la Zarzuela de Madrid © Elena del Real

Octubre 13, 2023. Al estreno absoluto de una ópera siempre debe acompañarle la expectación entre el público. Y esto no hizo falta en El caballero de Olmedo. Echando cuentas, en menos de un año, el Teatro de la Zarzuela ha estrenado tres nuevas obras para la escena. Es decir, parece un teatro de creación contemporánea, sin descuidar su programación “clásica”, y eso que también ofrece obras del periodo barroco. 

Me refiero a los estrenos de las zarzuelas Trato de favor, de Lucas Vidal; y Policías y ladrones de Tomás Marco. Y también a me refiero a la zarzuela de José de Nebra (La violación de Lucrecia) y a Luisa Fernanda, El barberillo de Lavapiés, Doña Francisquita o Los gavilanes que, más temprano que tarde, vuelven a las tablas del teatro que fue creado precisamente para ellas. Y esto lo escribo con admiración porque Daniel Bianco, que deja el cargo de director artístico al finalizar este mes, ha demostrado que el Teatro de la Zarzuela es una institución creativa y dinámica. ¡Que está vivo!

Bianco realizó el encargo de esta nueva ópera en el sentido, según la información ofrecida, obra/ libretista/compositor. Una de las grandes obras de Lope de Vega, el “Fénix de los Ingenios”, y del Siglo de Oro español, como sólida base para un libreto hecho por un reputado dramaturgo y director de escena, Lluís Pasqual en una lectura musical del siglo XXI. Y allí es donde entra en acción el director de orquesta y compositor Arturo Díez Boscovich. Si el texto recoge los elementos principales de la cultura española de la época (celos, envidia, honor y marginación), la música nos mece en sonidos eclécticos pero anclados en la tonalidad, de la que resultan sonoridades que agradan a la mayoría del público. Duetos, concertantes, pasajes corales y lucimiento para los solistas estuvieron envueltos en ambientes sonoros cinematográficos. A Lope le inspiró una seguidilla popular (“que de noche le mataron, al caballero…”) y ahora su obra, joya del teatro, vuelve a la música. 

Rocío Pérez (Doña Inés) y Germán Olvera (Don Rodrigo) en El caballero de Olmedo © Elena del Real

El público aplaudió con entusiasmo a todos los artistas, desde los protagónicos encarnados por el hispano-boricua Joel Prieto (Don Alonso), tenor de bello timbre y porte; la madrileña Rocío Pérez (Doña Inés), soprano bien timbrada y de agudos prístinos y el mexicano Germán Olvera (Don Rodrigo), barítono de recio material que moldea a voluntad; hasta los partiquinos como Graciela Moncloa (criada de Doña Inés) y Francisco Pardo (una voz), pasando por los comprimarios como Fabia, interpretada sobresalientemente por Nicola Beller Carbone, Doña Leonor (la soprano Berna Perles), Don Fernando (Gerardo Bullón) y Tello (Rubén Amoretti).

La Orquesta de la Comunidad de Madrid, titular del Teatro de la Zarzuela, acompañó con pulso narrativo y refinado timbre, a veces excesivamente densa, bajo la dirección de Guillermo García Calvo. El Coro del Teatro de la Zarzuela se hizo notar, aunque estuviese entre cajas la mayor parte del tiempo, y mostró que está a pleno rendimiento en el ampuloso Réquiem del final de la obra. 

Pasqual propuso una lectura enfilada en lo conceptual, en un escenario diáfano en el que organizó la tragedia cantada con ayuda de una escenografía (Daniel Bianco) sencilla de paredes-pantalla que tomaban protagonismo con las proyecciones (Frac Aleu) y la iluminación (Pascal Mérat). Una mayor variedad en las primeras habría sido conveniente. El vestuario (Franca Squarciapino) es bello y fue el contrapunto a las líneas rectas de esta primera propuesta escénica de El caballero de Olmedo. Un espectáculo bien logrado y que representa una vía para el teatro musical hispano. 

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