Turandot en Marbella

Escena de Turandot de Giacomo Puccini en Marbella © Fundación José Banus Pilar Calvo

 

Agosto 14, 2025. El Festival Internacional de Ópera de Marbella ha regresado después de 11 años de ausencia, programando dos óperas y un recital de la mano de La Fundación José Banús y Pilar Calvo, en colaboración con el Ayuntamiento de Marbella, España. 

Han pasado muchos años desde que asistí en 2013 al prestigioso festival, y debo expresar mi satisfacción por la vuelta de este importante evento operístico para deleite de los aficionados a la lírica que residen o pasan la temporada de verano en esta bella localidad de la Costa del Sol.

Para esta ocasión, el Teatro Ciudad de Marbella se vistió de gala para acoger los títulos Turandot, La traviata y una “Gala de Tres Tenores” de la mano de L. G. Artist Management S.L, en colaboración con la Ópera Nacional de Moldavia.

Queremos valorar la inmensa labor que desde hace años viene realizando la productora Leonor Gago, en su afán por difundir la ópera por España con producciones clásicas en las que, además, realiza un excelente trabajo de formación y promoción de jóvenes cantantes. Para abrir el festival, la directora artística apostó por una versión clásica de la ópera de Giacomo Puccini Turandot, que llevó la firma del director de escena Rodica Picereanu. Con una escenografía impecable, vestuario magnífico y diseño de luces acertado, la producción brilló a gran nivel, transportándonos a principios del pasado siglo, cuando las compañías de ópera europeas hacían escala en Canarias en sus viajes con destino final a Nueva York. 

La dirección musical corrió a cargo del rumano Dumitru Carciumaru, que ofreció una versión dinámica y muy expresiva de la obra del maestro de Lucca al frente de 35 buenos músicos de la Ópera Nacional de Moldavia. Tremendamente acertado a la hora de dirigir al Coro de la Ópera de Moldavia, ofreció un apoteósico final del primer acto. Como único aspecto a corregir en futuras representaciones, considero que abusó en algunos pasajes de un enorme volumen orquestal en la sección de metales y en la percusión que, en un teatro de pequeñas dimensiones como el de Marbella, dificultó en algunos momentos la labor de los cantantes solistas.

El tenor Vitaly Rusu estuvo convincente en el papel del Emperador, así como Andrei Caraman, un excelente actor a la hora de afrontar el rol de Mandarín. El barítono Marcelo Solís gustó mucho en lo teatral como Ping, el tenor Imanol Laura ofreció pinceladas de enorme calidad vocal como Pang, mientras que el tenor Víctor Jiménez, bordó el personaje de Pong con una técnica muy depurada y una soberbia manera de dominar la escena.

El bajo Gonzalo Ruiz en el rol de Timur estuvo sobresaliente en lo actoral, exhibiendo un bello timbre durante todas sus intervenciones. Habrá que escucharlo en otros papeles de mayor peso.

La joven soprano granadina Rocío Faus como Liù destacó por el volumen de su voz y por la exquisita modulación en el aria ‘Signore escolta’ del primer acto, muy aplaudida por los asistentes. En el tercer acto, exhibió un fiato extraordinario y un gran dominio de las medias voces a la hora de interpretar ‘Principessa, l’amore’, uno de los momentos estelares de la noche. Habrá que seguir en el futuro la carrera de esta joven soprano española.

El tenor Nacho Guzmán Forgione estuvo solvente en el rol Calaf desde sus primeras intervenciones en el acto inicial, entre las que tenemos que destacar ‘Non piangere Liù, donde se mostró muy seguro en el registro agudo. En el segundo y tercer actos, el cantante argentino ofreció una auténtica lección de entrega y coraje, defendiendo su personaje en los complicados dúos con la soprano. En la archiconocida aria ‘Nessun dorma’, recibió los aplausos de un público marbellí que supo valorar sus prestaciones vocales, pese a que el excesivo volumen orquestal jugó en contra de su lucimiento. Para enmarcar, el pasaje final del último acto junto a Turandot, donde ambos cantantes estuvieron pletóricos en lo vocal.

La soprano ucraniana Olga Perrier ofreció una actuación espectacular encarnando el papel de Turandot. Sublime en lo dramático, esta cantante afincada en Francia posee una voz de muchos decibelios que además cuenta con el don de la proyección, como pudimos observar en el aria del segundo acto ‘In questa regia’. En el tercer acto, nos deleitó con su bello timbre y con un canto expresivo a la hora de afrontar ‘Chi pose tanta forza…’, donde mostró una gran seguridad en las notas altas. Para enmarcar, el apoteósico final ‘Il suo nome è… Amor’, uno de los momentos más emocionantes de la noche. Al finalizar la representación, fue la cantante más aplaudida y la gran triunfadora de una noche mágica en que la gente se marchó con la sensación de haber escuchado a una cantante de primerísimo nivel.

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