
Javier Camarena: De vuelta a casa

Javier Camarena: ¡Estoy feliz de volver a México! © Spinto
El tenor veracruzano regresa a México a cantar en dos eventos muy importantes, uno altruista y otro dentro del aclamado Festival Internacional Cervantino (FIC).
Hacía ya varios años que no teníamos el gusto de platicar con él y mucho ha sucedido en su carrera internacional que queremos compartir con nuestros lectores. Siempre es un placer conversar con Camarena quien, en estos últimos cinco años, ha debutado roles muy importantes, dando paso a una nueva etapa en su carrera. Ha hecho varias grabaciones muy interesantes e importantes que han sido premiadas a nivel mundial y que enriquecen el acervo operístico discográfico.
Además de su grabación de la ópera Il pirata de Bellini, Camarena grabó un disco en honor a Gaetano Donizetti llamado Signor Gaetano, y dada su colaboración con el Festival Donizetti en Bergamo, contamos con registro de audio y video de su participación en funciones de las óperas L’elisir d’amore, Don Pasquale y La favorite.
Despúes de su participación en Les pêcheurs de perles de Georges Bizet en la Opernhaus de Zúrich y de un concierto en la ciudad de Amberes, Bélgica, tuvimos la oportunidad de platicar con Javier sobre sus próximas presentaciones en México, de todo lo que ha hecho en la época pospandemia y de lo que viene para él en su carrera.

Nadir en Les pêcheurs de perles de Georges Bizet, con Nino Machaidze (Leïla) y Alfredo Daza (Zurga) en la Ópera de Los Ángeles
Comencemos con los dos conciertos que darás en México muy importantes: uno en el Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC) para la Casa Colibrí con el maestro Ángel Rodríguez, y el otro con la Orquesta Sinfónica de Xalapa en el FIC.
Casa Colibrí es un centro de atención para familias con niños con cáncer terminal; dan atención con paliativos y apoyo psicológico a todas estas familias que están pasando por esta situación tan terrible. Cuando hice los conciertos en la Sala Roberto Cantoral como parte de esta idea mía de hacer labor social, hicimos visitas a un Centro de Rehabilitación Infantil, un asilo y la Casa Colibrí, cantando para las familias que se encontraban en ese centro en ese entonces. La Fundación “Antes de Partir” —que es la que se encarga de esta casa— tiene la intención de abrir un nuevo centro en Xalapa y por esta razón me contactaron, y yo feliz de apoyarlos desde mi trinchera a través de la música.
Me gusta convocar a un público que vaya a un concierto, no solo a divertirse sino también para que apoye a una causa tan importante. Es por ello por lo que se llevará a cabo esta gala en el MUAC de la UNAM, con el maestro Ángel Rodríguez, el día 15 de octubre a las 20:00 horas. La asociación quería hacer un concierto íntegro de boleros, pero metí mano un poco en el programa y cantaremos además de los boleros, canciones italianas y mexicanas.
Por otro lado, estoy feliz que el Festival Cervantino convoque estas dos partes tan importantes en mi vida: que Xalapa, mi estado Veracruz, esté como invitado en la quincuagésima tercera edición del festival y que, además, sea en el Teatro Juárez. Me emociona mucho. Esta será mi tercera participación en dicho festival; hace once años que no cantaba con la Orquesta Sinfónica de Xalapa, hace seis años que no cantaba en el Cervantino, así que estoy muy contento de mi participación próxima en el festival.
Serán reencuentros muy bonitos, con un programa que he estado presentando recientemente en distintos teatros y auditorios, el más reciente en Amberes, en el Auditorio de la Reina Elisabeth, con la Orquesta Sinfónica de Amberes. Es un programa muy completo, aquí habrá algunas variantes porque en el Cervantino sí le daré un espacio a la zarzuela; presenta mucha de mi actualidad operística con extractos de Lucia di Lammermoor, La Cenerantola, La Favorita, Roméo et Juliette, entre otras piezas. ¡Estoy feliz de volver con estas dos oportunidades a México!

Il Duca di Mantova en Rigoletto de Giuseppe Verdi en el Lyric Opera of Chicago © Todd Rosenberg
Hace unas semanas hiciste tu debut (con público) en el Maggio Musicale Fiorentino cantando Nadir de Les pêcheurs de perles de Bizet. Recordemos que ya habías cantado en el Maggio el Duca en Rigoletto, pero sin público porque fue durante la pandemia. Cuéntanos sobre este “segundo” debut con este rol.
Fue un debut muy bonito, aparte de que Florencia es una ciudad preciosa y se come riquísimo. Fue precioso estar en esa ciudad y también volver a Nadir, que canté hace dos o tres años, que no he cantado con tanta frecuencia. Lo he cantado en el Met de Nueva York, en Los Ángeles, y dos veces en Zúrich; es muy complicado de cantar. Siempre he dicho que a estas alturas del partido debería de darme el lujo de cantar el rol en la tonalidad en la que lo cantaban los tenores del pasado (un tono abajo). (Ríe.)
Es un rol que sigo disfrutando muchísimo. Es una ópera infravalorada por la sombra que le hace Carmen, pero es una obra preciosa. Tiene momentos musicales gloriosos tanto para los solistas como para la orquesta y el coro; es una de las grandes gemas operísticas que no está lo suficiente en el repertorio frecuente de los grandes teatros como debería, lo cual es una pena. Me alegra haber vuelto al Maggio y dejar tan buena impresión que nos deja a los directivos del teatro y a mí con ganas de seguir colaborando en un futuro.

Ferrand en La favorite en el Festival Donizzeti de Bérgamo
Hay que platicar sobre tu participación en La favorite de Donizetti, de la cual existe una grabación del Festival Donizetti de Bérgamo. ¿Cómo fue interpretar a Fernand?
La favorite es otra ópera que pienso que es una pena que no se haga tan frecuentemente. ¡Es una maravilla de obra! Tiene todas las características musicales de un Donizetti más maduro, donde él está ya en esta era del sonido de la grand opéra. En ella, le exige al tenor una nueva técnica, un lirismo que no notamos en las óperas anteriores. La canté por primera vez después de haber hecho Pescadores en Los Ángeles; fue una versión en concierto en Madrid de la versión francesa, que es la original. Los melómanos se quedan mucho con la versión italiana, con el sobreagudo final, para los adoradores de las notas altas.
La versión francesa está dentro de los cánones de la grand opéra, que incluso tenía un ballet, como lo pedían en ese estilo de óperas. La versión italiana tiene muchos cortes, y el final de la versión francesa es mucho más trágico. Gocé muchísimo cantar este personaje, conocer esta ópera, esta versión integral con sus tres arias, con los dúos y los ensambles que son una delicia, y el final que, para mí, es una verdadera gloria. Me da mucho gusto haberla cantado por segunda vez en colaboración con el Festival Donizetti en Bérgamo y darle vida a Ferrand.

Roméo et Juliette de Charles Gounod
Otro rol francés muy anhelado por ti llegó a tu carrera y ya lo has interpretado dos veces: Roméo et Juliette de Gounod, y con Nadine Sierra en ambas ocasiones. ¿Cómo fue tu encuentro con este personaje?
Ese papel lo acariciaba desde hace mucho, lo veía como uno de mis grandes retos y, además, hacerlo al lado de una soprano como Nadine, que es y será una referente histórica de su generación. Me siento muy afortunado de contar con su amistad y de tenerla como colega; hemos hecho muchísimas cosas juntos. La química que hay entre nosotros en el escenario parte de un respeto real mutuo como amigos y como colegas que deben fingir estar enamorados en escena. ¡Es una gozada cantar con Nadine! Es necesario tener esa confianza en el otro cuando se interpretan roles tan íntimos como Romeo y Julieta.
Curiosamente, solo he cantado esta ópera con ella y la misma producción: en Bilbao y en Nápoles. La haremos próximamente juntos de nuevo, ahora en el Teatro Real de Madrid, pero ahora sí será otra producción. Hoy por hoy, es el rol favorito en mi repertorio, es una ópera que disfruto mucho; el inicio del segundo acto, la parte que nos lleva al dueto del cuarto acto, toda la escena final me parece gloriosa. Es un rol exageradamente exigente para el tenor y estoy muy feliz de haberlo podido cantar.

Ernesto en Don Pasquale, con Roberto de Candia y Darío Sogos (Malatesta) en el Festival Donizetti de Bérgamo © Gianfranco Rota
Recuerdo que después de tu disco Signor Gaetano dijiste que estaba en planes el segundo volumen que se llamaría Monseur Donizetti. ¿Qué ha pasado con ese proyecto?
Ese proyecto estaba en el tintero y muy en “veremos”, porque se conjuntaron muchas cosas para hacer Signor Gaetano; es complicado hacer grabaciones de esta naturaleza. Tanto el maestro Riccardo Frizza como la Asociación Donizetti, y yo mismo, estamos con el ojo puesto en ese proyecto. No tenemos fecha aún; para Signor Gaetano tuvimos el apoyo de Pentatone y apoyo privado económico. Hay que tratar de alinear esos astros de nuevo para lograr que Monsieur Donizetti se logre en un futuro.

Nemorino en L’elisir d’amore en el Teatro Donizetti de Bérgamo
Además de añadir roles de repertorio francés y, siguiendo con Donizetti, hay que recalcar que sigues cantando Nemorino y Ernesto. Estos dos papeles los hiciste también recientemente en el Festival Donizetti de Bérgamo y salieron grabaciones en audio y video de ambas óperas, L’elisir d’amore y Don Pasquale, este último bajo la batuta del maestro Iván López Reynoso.
¡Las funciones de Elisir fueron tremendas! De por sí la ópera es algo pesada para el tenor porque como Nemorino no paras, estás todo el tiempo en el escenario. Eso, si haces la ópera en versión tradicional; ahora, imagínate cantarlo con la edición integral y, además, con orquesta de época, con instrumentos originales. Esto nos pone en una situación vocal que… no es que la afinación varíe drásticamente, pero en cuestión de técnica y de colocación de sonido, nos pone en una perspectiva diversa. La sensación que uno tiene a la hora de cantar es totalmente distinta. Había momentos en los que sentía que estaba cantando como barítono; es un rol que he cantado bastante como para saber muy bien la sensación corporal que tengo al interpretarlo, y encontrarme con esta nueva versión fue tremenda. El final está cambiado, con un aria extra para Adina que es una preciosidad también; el Festival Donizetti hizo muy bien su trabajo de curaduría. Fue todo un reto y disfruté mucho la puesta en escena, la colaboración con mis colegas Caterina Sala (Adina) y Florian Sempey (Belcore).
El Don Pasquale con Iván: el papel de Ernesto es un rol que estoy entre que lo dejo y no lo dejo. Ya hay partes que me resultan un poco incómodas; el año que viene cumplo 50 años (20 de estar cantando profesionalmente), entonces también quiero partir del punto de querer interpretar roles con un poco más de profundidad psicológica y dramática, como Roméo y, en un futuro, cantar Faust. La voz cambia y, aunque sigo con la posibilidad de resolver muchas cosas de mi repertorio —por eso sigo cantando La Cenerentola—, ya hay óperas que no me atrae cantarlas otra vez, como La fille du régiment o Il barbiere di Siviglia. Me interesan otras obras. Me pasa lo mismo con el Ernesto de Don Pasquale; está dentro de la idea de una voz de tenor ligero italiano y se nota en cuanto entras al escenario con el ‘Sogno soave e casto’. El aria ‘Povero Ernesto’ es más lirica, pero el resto del rol es bastante ligero, como la serenata ‘Com’é gentil’ o el dueto; ya no me siento tan cómodo vocalmente.
Estoy feliz de que se haya hecho la grabación del Don Pasquale y creo que todavía tengo por ahí que cantar un Ernesto más que será, tal vez, la última vez que lo cante.

Alfredo en La traviata de Giuseppe Verdi, con Aida Garifullina (Violetta) en la Ópera de Monte Carlo © Marco Borrelli
Pasando ahora a Verdi, ya cantaste el Alfredo de La traviata, en Montecarlo con Aida Garifullina y en Dallas con Iván dirigiendo y Alfredo Daza en el rol de Germont, y sigues cantado el Duca di Mantova que cada vez está más en tu sistema…
Debuté el Duca hace nueve años en el Liceu de Barcelona, pero es un rol que no he cantado mucho. Lo volví a cantar durante la pandemia en Florencia, en el Maggio, y fue apenas hace poco que lo retomé para cantarlo en la Lyric Opera de Chicago y en el Teatro Real de Madrid. Esa última vez fue con Ludovic Tézier (Rigoletto) y Adela Zaharia (Gilda); fue una puesta en escena de Miguel del Arco, que dividió muchas opiniones, pero a mí me gustó mucho: estaba llena de simbolismos muy elegantes, el trato que se le dio al personaje de Gilda fue interesantísimo.
Fue complicada la escenografía, porque la sensación acústica fue rara dado que el piso estaba tapizado de alfombras. Siento la evolución de mi voz en un papel como este; cuando lo debuté pensaba que lo iba a cantar explotando todos los agudos y sobreagudos que estaban o no escritos, y con la repetición en el ‘Possente amor’, cadencia en medio, ¡una locura! Y padecía en las partes más dramáticas… Hoy en día disfruto mucho cantar las partes más líricas del rol, es un papel tan bien escrito que tengo las posibilidades de enfrentarlo, con un poco de esfuerzo, como debe ser, pero que lo disfruto muchísimo. ¡Hay pocas oportunidades de ser el malo de la película! (Ríe.)