 
            
            Breaking the Waves en la UNAM

Escena de Breaking the Waves de Missy Mazzoli y Royce Vavrek en el Festival CulturaUNAM© Mario Ayanami
“Un filósofo alemán escribió una vez
que quien lucha contra monstruos
debe tener cuidado
de no convertirse en uno él mismo.”
Scorpia Rising
(Alex Rider 9)
Anthony Horowitz 
Octubre 11, 2025. El Festival CulturaUNAM, en su cuarta edición, presentó el estreno en México y Latinoamérica de Breaking the Waves, ópera contemporánea de la compositora estadounidense Missy Mazzoli. Esta coproducción del Estudio de la Ópera de Bellas Artes (EOBA) y la Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata (OJUEM), en colaboración con el Festival Internacional Cervantino (FIC), marcó una referencia lírica de buena factura en la Sala Miguel Covarrubias del Centro Cultural Universitario, con dos funciones el 10 y 11 de octubre de 2025.
Basada en la película homónima de Lars von Trier (1996), Breaking the Waves fue estrenada en 2016, en la Ópera de Filadelfia, con libreto de Royce Vavrek, y narra la trágica historia de Bess McNeill, una joven escocesa en una comunidad calvinista que, tras el accidente de su esposo noruego Jan, en una plataforma petrolera, no solo recibe la extraña petición de su marido de emprender aventuras sexuales con otros hombres y que luego se las detalle —como una forma voyerista de inyectarle vida a su cuerpo cuadrapléjico—, sino la sintonía divina para creer que Dios se lo impone como sacrificio para mejorar la salud de su amado. Sin duda, se trata de un drama de profundos tintes psicológicos y sociológicos que contrapuso interpretaciones, críticas y entusiasmos múltiples, desde su estreno fílmico original.
La partitura de Mazzoli, de unos 150 minutos, combina trozos melódicos, cierto minimalismo roto por el conflicto, disonancias y un caudal de lirismo hipnótico, reflejando la psique fragmentada de Bess.
La historia aborda temas expansivos, difíciles de delimitar entre ellos, como el amor, la fe, el abuso, la misoginia, el ultraje, la condena revictimizante, las filias inconscientes o el feminicidio social. Y oscila entre sacrificio redentor y tragedia opresiva, envuelta en una sordidez humana que roza una lubricidad sombría con consecuencias perturbadoras y, si se quiere, milagrosas.
La cuarta edición del Festival CulturaUNAM se realizó del 26 de septiembre al 11 de octubre, y ofreció 16 días de programación en 22 sedes, con 79 actividades y 135 artistas de 17 países invitados, consolidando su presencia artística en este 2025.
En ese marco, Breaking the Waves se presentó bajo la dirección escénica del argentino Marcelo Lombardero, con escenografía de Samuel Canales, iluminación de Roberto López-Rodríguez, vestuario y maquillaje de Kristina Vázquez, diseño de video de Giselle Hauscarriaga y producción de Fernanda Lugo e Irene Rodríguez.
La puesta destacó por su fluidez casi cinematográfica, fiel a la esencia de Von Trier —en ese momento ya desplazándose estilísticamente del espíritu del Dogma 95— y, desde luego, a la pauta musical de Mazzoli.
En primer plano, se proyectaron sobre gasas imágenes de olas inquietas o caminos boscosos en movimiento, a transitar por Bess en bicicleta, añadiendo profundidad a una plataforma central que mutaba en muelle, iglesia, hospital o tugurio, con más proyecciones en el fondo. Pese a alguna imprecisión menor, el video, en armonía con la iluminación, logró ambientes lóbregos, opresivos o de lánguida esperanza, resonando con la fe inquebrantable —o candidez virginal— de Bess.
El elenco, mayormente juvenil y en formación, como parte del EOBA, mostró solidez al enfrentar una obra tan demandante, aprovechando esta experiencia como un valioso aprendizaje músico-vocal-escénico.
El papel de Bess fue alternado por las sopranos Lili Nogueras y Luz Valeria Viveros, quien en la segunda función configuró una de las actuaciones más comprometidas en los escenarios líricos mexicanos en años recientes. Viveros transmitió los estados anímicos y creencias de Bess con intensidad sobrecogedora, navegando con solvencia los retos vocales y escénicos, incluidos trazos sexuales explícitos y promiscuos que abarcaron desde el enamoramiento cuasi-infantil, hasta los deseos más instintivos, ordinarios y verracos de los hombres porteños que la violentan con renovado frenesí.
El barítono Alejandro Paz Lasso, como Jan, ofreció una presencia vocal firme y una interpretación desinhibida, que capturó la lucha contra una sociedad hostil, las secuelas físicas y emocionales del accidente, y el amor apasionado y complejo hacia Bess, con los respectivos matices que culminaron en su sanación tras la muerte de ella, coronada por el tañido de campanas de una iglesia que no las tenía.

Alejandro Paz Lasso (Jan) y Luz Valeria Viveros (Bess) © Mario Ayanami
Las mezzosopranos Mayela Yépiz e Ingrid Fuentes (Dodo McNeill), esta última con empática y desenvuelta interpretación; los tenores José Luis Gutiérrez (Dr. Richardson) y Gerardo Rodríguez (Young Sailor); los barítonos Juan Marcos Martínez (Council Man) y Hugo Barba (Terry y Sadistic Sailor); así como la también mezzosoprano Sandra Olivascera (Mother), completaron un conjunto de solistas funcionales, desde luego con ciertos desempeños mejores que otros.
La Orquesta Juvenil Universitaria Eduardo Mata fue dirigida por su titular, José Areán, quien logró una concertación de claridad tímbrica e hilvanado musical notable, con momentos de lirismo hipnótico y potencia dramática, sin caer en expresiones burdas. Un logro admirable al tratarse de una agrupación joven y pujante y una ópera de tempestad emocional.
El Coro Staccato, bajo dirección de Marco Antonio Ugalde, complementó la atmósfera con severidad por momentos intimidantes, como en un pasaje religioso que recuerda el Ave Satani de Jerry Goldsmith, tanto como la línea vocal del Dr. Richardson evoca el bello y tentadoramente terrible canto del Peter Quint de The Turn of The Screw de Benjamin Britten.
Definitivamente, la propuesta de Lombardero desplegó en sus propios códigos el impacto cinematográfico de Von Trier y la estrujante adaptación operística de Missy Mazzoli, quien estuvo presente en la Covarrubias, igual que su libretista Royce Vavrek. El estreno de Breaking the Waves en el Festival CulturaUNAM 2025 —al que seguirán funciones en Guanajuato los próximos 18 y 19 de octubre dentro del FIC—, reafirmó el poder de esta historia para conmover y desafiar, en tanto que captura los vericuetos del alma humana, aluzada por la fe y el sacrificio en un mundo turbio, represivo y violentador.
“En la creación de la música para Bess McNeill y su mundo veo una oportunidad para crear un nuevo tipo de heroína, y un nuevo tipo de ópera que presente personajes complejos en una luz intrincada e implacable”, consignó la compositora en el programa de mano. Seguro que la sociedad contemporánea aceptaría menos heroísmo dentro y fuera de los escenarios líricos, si a cambio las mujeres sobreviven al último compás.

Ingrid Fuentes (Dodo) reconforta a Bess © Mario Ayanami