The Fairy Queen en Madrid

El ensamble barroco belga Vox Luminis presentó The Fairy Queen de Henry Purcell en el Teatro Real de Madrid © Javier del Real
Noviembre 15, 2025. Con el estreno de The Fairy Queen (La reina de las hadas), semi-ópera de Henry Purcell, el teatro Real retomó su homenaje al dramaturgo y poeta inglés William Shakespeare, en lo que constituyó uno de los ejes temáticos de su presente temporada.
Estrenada en 1692 en el Queen’s Theatre de los jardines de Dorset en Londres, The Fairy Queen fue concebida originalmente como un conjunto de números musicales destinados a ser intercalados entre las escenas de las representaciones de Sueño de una noche de verano, la famosa comedia shakesperiana. A cargo del estreno en Teatro Real de Madrid, una gran labor llevó a cabo el ensamble vocal e instrumental belga Vox Luminis, especialista absoluto en este repertorio, cuyos miembros hicieron una interpretación de muchos quilates de esta compleja e inspirada partitura cumbre del repertorio barroco inglés.
Alternando en los diferentes roles, los intérpretes vocales destacaron por su cuidada vocalidad, expresividad, perfecta dicción, pero fundamentalmente por su total entrega y manifiesta complicidad con el director de orquesta. En el programa no se detalló la asignación de roles, por lo que no fue posible individualizar por su nombre a los intérpretes de las partes solistas.
En los requerimientos corales, el grupo mostró también un muy buen empaste, sólida preparación, buena proyección y gran riqueza sonora. De los muchos excelentes momentos vocales de la noche merecen destacarse: la reflexiva ‘If love’s sweet passion’ y el famoso lamento ‘O let me ever, ever weep’ de Titania, la reina de las hadas; el delicado dúo ‘Turn then thine eyes’, y la festiva celebración coral ‘Thrice happy lovers’.
A cargo de la vertiente musical, el director de orquesta belga Simon Meunier, en perfecto dominio de la partitura, reveló toda la riqueza musical de Purcell, imponiendo una inspirada lectura de gran rigor historicista, precisa, fluida, atenta a los detalles y plagada de sutilezas.
Intercalados en medio de los actos, los supuestos escritos originales de Thomas Betterton fueron sustituidos por nuevos textos, cuya autoría firmó la dramaturga Isaline Claeys y cuyo recitado fue ofrecido con gran mérito por el actor inglés Simon Robson. La semi-escenificada puesta en escena propuesta por Emile Lauwers planteó un espectáculo correcto, sin más, donde los intérpretes, vestidos de riguroso color negro, corretearon alrededor de la orquesta mientras en una enorme pantalla instalada en el fondo del escenario se proyectaban imágenes que intentaban —no siempre con buenos resultados— amenizar y clarificar la ya de por sí enrevesada trama. Al finalizar el espectáculo, el público celebró un espectáculo mágico de gran solidez, dirigido a un público conocedor del género.