José Octavio Sosa: 20 años de ópera en el Palacio de Bellas Artes (2004-2024)

José Octavio Sosa © Ana Lourdes Herrera
El pasado miércoles 10 de diciembre, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, José Octavio Sosa presentó los tomos I y II de su más reciente libro: 20 años de ópera en el Palacio de Bellas Artes (2004-2024). En la mesa, lo acompañaron la soprano Alicia Torres Garza, el musicólogo Francisco Méndez Padilla, la musicóloga Montserrat Pérez Lima, el crítico Juan Arturo Brennan, la mezzosoprano Cassandra Zoé Velasco, el fotógrafo Bernardo Arcos y Marcelo Lombardero, director artístico de la Compañía Nacional de Ópera y del Estudio de la Ópera de Bellas Artes.
Como investigador autodidacta, José Octavio Sosa Manterola (Ciudad de México, 1962) se ha convertido en “el disco duro de la ópera en México”, puesto que ha dedicado su trayectoria al estudio, la difusión y, sobre todo, el registro de nuestra actividad lírica.
En paralelo al ejercicio de diversos puestos administrativos y de gestión artística en el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura —incluida la dirección general de la Ópera de Bellas Artes entre 2012 y 2013—, Sosa ha publicado obras referenciales en la materia como Dos siglos de ópera en México (1988), La ópera en Guadalajara (1994), Ópera en Bellas Artes (1999), 70 años de ópera en el Palacio de Bellas Artes (2004) y Diccionario de la ópera mexicana (2006), entre otras. También ha sido frecuente colaborador de estas páginas desde hace 30 años.
Sobre el origen de su nuevo libro, Sosa Manterola explica en exclusiva para los lectores de Pro Ópera que “fue a iniciativa de la doctora Lucina Jiménez y de Laura Ramírez Rasgado, directora y subdirectora, respectivamente, del INBAL en la administración anterior, quienes me hicieron la invitación para dar continuidad al trabajo publicado en 70 años de ópera, de la historia en el Palacio de Bellas Artes.
“Recordarás que en ese libro, la información sobre este género arranca de manera oficial en marzo de 1935, que fue la primera vez que se escenificó una ópera en el Palacio (Tosca de Giacomo Puccini), y lo cerré en abril de 2004, con Orestes parte de Federico Ibarra e El prisionero de Luigi Dallapiccola, porque me urgían entregar el manuscrito para que diera tiempo de diseñar e imprimir, y estuviese a tiempo para presentarlo en septiembre, como sucedió.
José Octavio, ¿qué contiene exactamente el libro sobre esos 20 años? ¿Qué géneros y fuentes incluyes para dibujar el panorama de la actividad lírica en Bellas Artes durante ese periodo?
Es un registro de las actividades de los espectáculos escénicos, conciertos, recitales y concursos que van acompañados de los elencos, semblanzas y ensayos sobre las obras en cuestión, continuación de 70 años de ópera en el Palacio de Bellas Artes.
¿Cómo dialoga este libro con otros de tu catálogo investigativo? ¿Qué lo distingue o complementa en el contexto de la historia operística mexicana, más allá de la cronología?
Yo creo que, más allá de la propia cronología, este trabajo, a diferencia de 70 años de ópera en el Palacio de Bellas Artes, no contiene críticas o crónicas, sino artículos que hablan de la génesis de la ópera en cuestión, no de la representación.
Además, están las semblanzas de la gran mayoría de los cantantes y directores actualizados, hasta donde fue posible. Un trabajo editorial extraordinario realizado por la Dirección de Difusión y Relaciones Públicas del INBAL que dirige Aarón Polo y cuyo equipazo encabezado por Enrique Hernández Nava, coordinador editorial, incluye a Francisco Javier Delgado, corrector, y a Adriano Aguilar, diseño y formación, además de David Reyes, enlace de la dirección.
¿Cuáles fueron los retos principales de esta investigación? Considerando que cubre un periodo reciente (2004-2024), ¿fue más sencillo recolectar la información en comparación con obras que abordan épocas más remotas?
Definitivamente fue más sencillo, porque tengo actualizado por mes todo lo que pasa en el Palacio de Bellas Artes en cuanto a este género: la ópera. Sí, hay más acceso a la información, desde las páginas oficiales de los grupos artísticos y el Acervo Histórico del Palacio de Bellas Artes.
Originalmente, recuerdo, sí se consideró incluir fragmentos de reseñas o críticas de las funciones. ¿Por qué se optó por no hacerlo, y cómo crees que eso afecta la interpretación del periodo documentado?
Sí, originalmente se planteó así. Incluso te pedí autorización para poder reproducir algunas crónicas tuyas y de otros colegas amigos tuyos y míos, pero por espacio, por una parte, y para darle más “escenografía” al libro, aumentamos el número de imágenes de cada evento.

José Octavio Sosa en la presentación de su libro en la Sala Manuel M. Ponce de Bellas Artes © INBAL
¿Cuáles son las conclusiones principales del libro sobre estos 20 años de ópera en Bellas Artes? ¿Cómo impactó la alternancia política, partidista e ideológica en México durante ese tiempo (incluido el periodo en que tú mismo dirigiste la Compañía Nacional de Ópera, entre 2012 y 2013) en la actividad lírica del recinto?
Mira, podemos concluir todos —o casi todos— los que estamos en el medio operístico, que a pesar de todo, del sube y baja económico, de los personajes políticos —como personajes de ópera, claro—, y sus ideologías contrastantes, como debe de ser, continuaron trabajando para seguir haciendo ópera.
El cierre por remodelación que inició a mediados de 2008 y concluyó a finales de 2010, sí tuvo un impacto fuerte por el desplazamiento a otros recintos que abrieron gentilmente sus puertas al INBAL. Menciono a la UNAM (Sala Nezahualcóyotl, Sala Miguel Covarrubias), al Teatro de la Ciudad Esperanza Iris, así como al Teatro Julio Castillo del INBAL, pero no sede de los grupos artísticos tampoco.
Aún con todo esto que nos tocó a José Areán como director y a tu servidor como subdirector artístico, y después a Alonso Escalante y a Jaime Ruiz Lobera, los retos se resolvieron exitosamente y se realizaron las temporadas correspondientes.
¿Qué puede interpretar el público lector sobre la ópera en Bellas Artes si consulta tu libro? ¿Qué revela sobre la evolución del género en México en el primer cuarto del siglo XXI?
El surgimiento de nuevos cantantes que comenzaron a hacer sus primeros roles; el debut de Iván López Reynoso, hoy por hoy uno de los más importantes directores mexicanos a nivel internacional; también nuevas propuestas escénicas que marcaron debuts. Un nuevo repertorio que incluyó el estreno de siete óperas mexicanas como Únicamente la verdad de Gabriela Ortiz, Zorros chinos de Lorena Orozco, Il Postino, Salsipuedes y Florencia en el Amazonas, de Daniel Catán, El juego de los insectos y El vencedor vencido de Federico Ibarra, esto entre 2010 y 2024.
Además de la inclusión de repertorio alemán que en 2006 concluyó con el estreno de El ocaso de los dioses de Richard Wagner, que Sergio Vela había iniciado con la presentación de la Tetralogía en 2003 con El oro del Rin, el estreno de Muerte en Venecia de Benjamin Britten, La mujer sin sombra de Richard Strauss, Einstein en la playa de Philip Glass, o de repertorio italiano desconocido prácticamente en México. Me refiero a Stiffelio y Giovanna d’Arco de Giuseppe Verdi, o El cazador furtivo de Carl Maria von Weber, que se presentó en forma de concierto, lo mismo que Goyescas de Enrique Granados con la Sinfónica Nacional; La fanciulla del West de Puccini, El gran macabro de György Ligeti, L’amour de loin de Kaija Saariaho, Juana sin cielo de Alberto Demestres, Beatrix Cenci de Alberto Ginastera, Lady Macbeth de Mtsensk de Dmitri Shostakóvich y Un re in ascolto de Luciano Berio. Todo lo anterior es una evolución.
¿Cómo ves el futuro de la investigación operística en México, considerando el acceso a archivos y la necesidad de perspectivas más analíticas o interpretativas?
Bien, con acervos y bibliografías al alcance de la mano. Más allá de las hemerotecas y bibliotecas, indispensables por supuesto, está el Acervo Histórico del Palacio de Bellas Artes, el Cenidim, el Citru y —lo digo con modestia llena de alegría— mis libros, que serán parte de la bibliografía recurrente.
Para cerrar: ¿qué mensaje le darías a un joven investigador o aficionado que quiere profundizar en la historia de la ópera mexicana?
Que sus trabajos como historiadores, investigadores y demás, sean cuidadosos, en hemeroteca, confirmando la veracidad de un programa de mano o una crítica o reseña. Muchas veces se cancelan funciones y las fechas quedan inscritas para siempre, o algún cronista escribe una reseña de un recital al que no asistió, y sin embargo fue publicada.
Por ello hay que checar la información una y otra vez en periódicos, revistas y otros medios. Ahora, incluso, es mucho más fácil, ya que puedes ver el video del concierto, función de ópera o recital, en alguna plataforma.