?? Madama Butterfly en Nueva York

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Noviembre 25, 2019. Si no pasó nada desapercibida la nueva reposición de Madama Butterfly presentada en la primera parte de la temporada del Metropolitan Opera de Nueva York, fue gracias a su protagonista: la soprano china Hui Hue, excepcional intérprete de la malograda geisha pucciniana, quien se hizo de un bien merecido éxito personal en su nuevo paso por la escena del máximo coliseo neoyorquino. Poseedora de una de las voces más interesantes y completas de la actualidad, Hue fue una Cio-Cio-San perfecta. Con una voz de soprano spinto, potente y extensa, la soprano china adaptó con gran inteligencia su vocalidad para mejor retratar los cambios de adolescente ingenua a los de mujer traicionada que le toca transitar a su personaje. Muy medida en su entrada, dominó con gran oficio unos medios demasiado pródigos para el canto lírico más puro a los que supo dotar de interesantes acentos juveniles. 

Hui Hue como Cio-Cio San en el Met © Richard Termine

Pero fue a partir del segundo acto y de un conmovedor ‘Che tua madre dovra prenderti in braccio’ donde su voz encontraría un campo adecuado para exhibirse, entregando una composición que habría de ir in crescendo tanto en lo vocal como en su impacto dramático, y que remataría con un estremecedora aria final ‘Tu? tu? Piccolo Iddio’ que pondría al público prácticamente a sus pies. 

Bruce Sledge resultó un eficaz marino norteamericano Pinkerton, de voz de bonito timbre y canto homogéneo pero no siempre controlado. Lo mejor de su prestación fue el aria ‘Addio, fiorito asil’, en un nivel vocal muy por encima de como se le oyó en el resto de la ópera. Espléndido tanto en lo vocal como en lo escénico, Paulo Szot planteó un cónsul americano Sharpless pleno de humanidad y compasión. Por su parte, MaryAnn McCormick concibió una muy adecuada Suzuki. 

Si bien los comprimarios brillaron del primero al último, merece destacarse en particular la labor del vocalmente ultra lujoso Tío Bonzo de Raymond Aceto y del cínico y calculador casamentero Goro del polifacético Tony Stevenson. Puntual, el coro bajo la dirección del siempre atento Donald Palumbo. De exacerbado simbolismo japonés, la refinada puesta en escena firmada por el fallecido director de escena Anthony Minghella entrelaza con gran sapiencia elementos modernos y tradicionales, brindando un espectáculo de enorme belleza visual y meticuloso tratamiento teatral, más allá de su exagerada visión japonesa de una trama que, a pesar de suceder en Japón, sabe a spaghetti.

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