Bruno de Sá en São Paulo

El sopranista brasileño Bruno de Sá ofreció un concierto barroco en São Paulo

Diciembre 16, 2022. Una noche de emoción, reencuentro, arte y encanto. Así fue el concierto de Bruno de Sá, el 16 de diciembre, en el Theatro São Pedro de São Paulo. Debido a las restricciones impuestas por la pandemia durante casi dos años y a una apretada agenda, éste fue el primer concierto de Bruno aquí tras convertirse en la estrella brasileña más brillante de la constelación lírica. 

Al final del concierto, conmovida por la emoción de Bruno, me di cuenta de que, si por un lado no podía dejar de escribir sobre él, por otro no sería capaz de elaborar una crítica con la debida distancia emocional: eso se lo dejo a las numerosas y excelentes críticas internacionales que ha recibido. Hecha esta advertencia, por otra parte, no hay nada mejor que el momento único en que un artista ejerce su arte de manera verdadera, con sensibilidad, y nos envuelve totalmente, capturando nuestro espíritu.

Fue muy significativo que este primer concierto de Bruno, ya como artista de renombre internacional, tuviera lugar en el Theatro São Pedro. Además de ser actualmente el mejor teatro lírico de Brasil, la historia de Bruno está ligada al São Pedro. Fue allí donde, en el 2016, se subió al escenario en el concierto de los ganadores del XIV Concurso de Canto Maria Callas, que contó con la presencia de June Anderson en el jurado y en la audiencia. El público deliró. Fue la primera vez que yo lo vi, y ¡nunca olvidaré el efecto que me produjo su voz! Al año siguiente, también actuó allí, en la ópera de cámara Il noce di Benevento, de Balducci, dirigida por André dos Santos. 

Desde el auditorio del São Pedro, fui testigo de los primeros pasos de quien, estaba segura, se convertiría en un gran artista. Desde entonces, hasta la noche del 16 de diciembre, solo pude seguir su carrera a través de videos y álbumes publicados. Afortunadamente, en los últimos tres años no han faltado videos provenientes de Europa.

Cuando ganó el Maria Callas, le pregunté a Bruno por qué se le clasificaba como sopranista y no como contratenor. Él me explicó que, a diferencia del contratenor, su voz era naturalmente aguda, incluso la voz hablada: el contratenor suele tener el timbre de un barítono y canta en falsete, aunque algunos contratenores odian esa palabra. Le pregunté si su tipo de voz no se acercaba más al del castrato que a la del contratenor, y me contestó que posiblemente, pero que no teníamos forma de saberlo con seguridad. A veces pienso en eso, porque a mis oídos su timbre no es exactamente femenino, sino algo entre la voz de un chico antes de la pubertad y a la de una soprano. Por supuesto, no estoy sugiriendo que se trate de un canto infantil —como desde luego no era el caso de los castrati, ya que de lo contrario nunca habrían alcanzado la fama que alcanzaron—, sino de un canto técnicamente impecable, con un fraseo muy bien esculpido, que tiene como materia prima una voz bella y delicada: en definitiva, la sonoridad perfecta del barroco.

El concierto que tuvo lugar en el São Pedro fue una réplica, con músicos brasileños, del que Bruno de Sá lleva presentando por Europa, junto al excelente grupo Il Pomo d’Oro, para el lanzamiento del CD Roma Travestita. El estreno, realizado en la hermosa Ópera del Margrave, durante la edición 2022 del Festival de Ópera Barroca de Bayreuth, para nuestro deleite, fue retransmitido por BR-Klassik y aún puede verse en https://www.br-klassik.de/video/220927-bayreuth-baroque-bruno-de-sa-konzert-video-100.html. Es una verdadera exquisitez musical.

Roma Travestita es el primer álbum solista de Bruno, publicado recientemente por el sello discografico Erato-Warner Classics, con el que tiene un contrato de exclusividad, un caso sin precedentes en la lírica brasileña. Y, no lo olvidemos, en el CD Bruno está acompañado por Il Pomo d’Oro, el mismo grupo que graba con nombres como el también joven Jakub Józef Orliński y la más que consagrada Joyce DiDonato. 

Su contratación por Erato no es el primer gran logro en la carrera internacional de Bruno de Sá, que incluso le valió una entrevista de página entera en el número del 26 de noviembre del diario Le Monde: descubierto por Max Emanuel Cencic y Philippe Jaroussky, está asociado a Parnassus Arts Production, creada por Cencic. En 2020, recibió el premio OPER! en la categoría de revelación del año.

El programa del CD, una interesante selección realizada por el cantante, bailarín y musicólogo francés Yannis François a partir de la idea de Cencic (según contó Bruno en una entrevista a Opéra Magazine), incluye además algunas arias de compositores nunca antes escuchados por nosotros: se trata de arias de óperas estrenadas entre 1721 y 1760, un pequeño vistazo en los más de dos siglos en los que, debido a un decreto de 1588 del Papa Sixto V, se prohibió a las mujeres todas las representaciones escénicas en los estados papales, lo que comprendía no sólo la ópera y los oratorios, sino cualquier representación teatral. Esta prohibición dio lugar al fenómeno de la castración, de modo que los papeles femeninos siguieron existiendo y la voz «femenina» siguió sonando en las óperas de Roma, pero siempre a partir de un reparto exclusivamente masculino. Así pues, en el álbum están presentes arias de personajes femeninos que fueron creados por castrati.

Cabe señalar que, en la misma época del lanzamiento de Roma Travestita, Bruno participó en la ópera Alessandro nell’Indie, de Leonardo Vinci, estrenada en 1730, en Roma, con un reparto enteramente masculino. Y lo mismo ocurrió con el reparto del Festival de Ópera de Bayreuth, con Bruno en el papel de Ceofide. La tan comentada reedición de la ópera de Vinci fue retransmitida en directo por ARTE Concert y aún está disponible en línea.

En el libreto del CD —didáctico, con excelentes explicaciones, el contexto y el texto de cada aria… Yannis François explica que, al seleccionar las arias, buscó «ofrecer un universo de los más variados sonidos y estilos». De este modo, el programa del disco pasa por «reclamos hipnóticos donde el tiempo parece detenerse, como ‘Sensa l’amato ben’, de Vivaldi, pasando por explosiones virtuosas de rabia, o por melodías suaves y galantes (…)».

El programa del concierto siguió esta línea, aunque, naturalmente, no incluyó todas las arias del CD pero sí algunas que no están en el álbum (también de personajes femeninos). Si el primer número fue ‘Dì che sogno, o che deliro’, cantado, en un arranque, por la protagonista de la ópera Griselda de Alessandro Scarlatti, cuando oye una amenaza de muerte a su hijo, el siguiente fue precisamente el sentido ‘Senza l’amato ben’, de Antonio Vivaldi, antes citado, en el que, como bien definió François, «el tiempo parece detenerse». 

Bruno de Sá nos mostró todo su virtuosismo, su ágil y preciso staccato, pero también su sensibilidad, su increíble legato, su apoyo, la brillantez de sus agudos, sus irresistibles pianissimos, su delicadeza. En una noche en la que todos presenciamos, como en la timida pastorella, que bagna di pianto il ciglio (moja las pestañas de lágrimas) de Adelaide de Gioacchino Cocchi, Bruno llevó al público al delirio con las coloraturas de ‘Furie di donna irata’, de la ópera La buona figluola de Piccinni.

Entre los números que no figuran en el disco, cabe mencionar ‘Vorresti a me sul ciglio’, cantado por Giuditta en la ópera Carlo, Il calvo, de Nicola Porpora, cuando siente que su hijo, el personaje del título, está amenazado: otro caso virtuoso de cólera materna ante la amenaza a su hijo. Fue con esta ópera con la que, como el duque español Berardo, y no como Giuditta, en septiembre de 2020, en plena pandemia y bajo todas las restricciones y tensiones de aquel momento, Bruno subió al importante escenario de la primera edición del Bayreuth Baroque Opera Festival. 

En aquella ocasión, bajo la dirección musical de George Petrou, actuó junto a exponentes de la música barroca, como Franco Fagioli, Julia Nezhneva y Max Emanuel Cencic, que también era el director escénico y artístico del festival. Desde aquí pude ver, a través de una retransmisión en directo, esta excelente producción.

Bruno comenzó (y terminó) el concierto visiblemente emocionado: cantar en escenarios importantes, para un público exigente, es parte de su rutina desde hace algunos años; cantar «en casa», ante la familia, los amigos, aquellos para los que es mucho más que una gran estrella de la ópera, es muy diferente. Y todos estuvieron allí, todos querían verle y oírle: familiares felices y orgullosos, amigos, críticos y periodistas vinculados a la ópera, directores de orquesta, productores, cantantes, coralistas, estudiantes de canto y amantes del canto lírico en general. Todos felices, todos encantados. Bruno prometió volver el año que viene, promesa confirmada por los responsables del teatro. Eso espero.

A decir verdad, es muy posible que no estuvieran todos los amantes de la ópera. ¿Fiestas y viajes de fin de año? También, pero esa no es la cuestión aquí. Sería un poco ilusorio escribir una crónica sobre un sopranista como Bruno de Sá sin hablar de los prejuicios: un tema que suele abordar en sus entrevistas. El prejuicio es una sola cosa, pero, en este caso, puede dividirse en dos aspectos: un intérprete masculino en papeles femeninos y un hombre cantando con voz femenina, o como escribió Le Monde en el subtítulo de su artículo, «voix de femme et corps d’homme«.

En cuanto al primer aspecto, en la entrevista concedida a Opéra Magazine, Bruno declaró: «El mundo lírico me parece muy conservador e hipócrita: se considera normal que una mujer cante un papel de hombre, pero lo contrario parece imposible, o aceptable sólo en un contexto ridículo o paródico. Pero, ¿qué absurdo sería que un soprano masculino cantara un papel femenino no creado para un castrato? En nuestra época, a la que le gusta meter a cada individuo en su caja, las justificaciones que se dan son la tradición, la intención del compositor, pero está claro que se trata únicamente de prejuicios sexistas. Para mí, todo artista que tenga las capacidades vocales requeridas para un papel tiene derecho a cantar, independientemente de su sexo”.

Al leer este pasaje, me vinieron a la mente dos cosas. La primera: aunque los papeles en travesti son relativamente comunes cuando se trata de una mujer que interpreta un papel masculino, normalmente un hombre joven, ¿realmente todo el mundo piensa que es normal? No lo creo, porque he oído a gente quejarse de ello, de modo que ahí también hay prejuicios; pero, de hecho, esta situación está más aceptada que la otra, y siempre existirá la justificación de que se trató del deseo del compositor. En cuanto a los hombres que cantan papeles femeninos, hay que recordar – sin negar que hoy en día el prejuicio es, de hecho, la principal razón de que esto no se acepte – lo que ya se comentó unos párrafos más arriba: esta práctica se produjo, en el pasado, debido a una causa no muy noble, otro prejuicio, una opresión, la prohibición a las mujeres de actuar en público.

El segundo aspecto del prejuicio es la voz femenina en un intérprete masculino, algo común, también, para los contratenores. Este prejuicio me recuerda un polémico discurso de Damares Alves, ex ministro del afortunadamente ‘ex gobierno’ de Bolsonaro: «Los chicos visten de azul y las chicas visten de rosa». Tras el debido repudio inicial, el discurso se convirtió en una broma. Trasladándolo a nuestra situación, según los “Damares de la ópera”, «el chico canta grueso y la chica canta fino». Es una mentalidad restringida, como toda mentalidad guiada por prejuicios y opuesta al verdadero universo que se abre cuando nos dejamos guiar por el arte. Me quedo con la belleza del canto, sea cual sea el timbre; y me quedo con la sensibilidad y el talento de Bruno. Los «Damares de la ópera» no saben lo que se pierden.

No quiero terminar hablando de prejuicios, sino del artista, cuyo arte está muy por encima de todo eso. Como desde el principio me declaré insegura para escribir una crítica, es mejor citar al crítico francés Yvan Beuvard, que escribió en el Forum Opéra, después de haber visto el mismo concierto en el Festival d’Ambronay, en septiembre: «El sopranista brasileño es un fenómeno: la gama vocal más amplia, rivalizando con las sopranos ‘verdaderas’, el timbre claro, capaz de agudos estratosféricos, de una línea, un apoyo y una extensión vocal increíbles, esto es realmente inaudito».

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