Concurso de canto Francisco Viñas en Barcelona

La ganadora del primer lugar del Concurso Tenor Viñas, Gemma Summerfield © Antoni Bofill

Enero 30, 2022. Con más de 600 inscritos, el concurso llegó al concierto final tras las consabidas pruebas eliminatorias y semifinales donde faltaron y sobraron algunos nombres hasta llegar al concierto de clausura. También hubo una ceremonia inaugural a la que no pude asistir donde cantó Irène Theorin y, me cuentan muchos, hubo el consabido discurso con alguna laguna en la mención, por ejemplo, de un nuevo premio al cantante “global” más completo (ópera, oratorio y lied) que llevaba el nombre de Victoria de los Ángeles. 

Del concierto final, en el que intervino bastante bien la Orquesta Sinfónica del Liceu, dirigida no muy bien por Daniel Montané (un aria de Chaicovsky parecía de Shostakóvich, el vals de Musetta fue más lento que el lamento de Pamina…), me ceñiré a los que creo realmente interesantes y merecedores. En cualquier publicación se puede leer el dictamen completo del numeroso jurado en el que esta vez había un solo cantante…

El primer premio fue de justicia: la soprano inglesa Gemma Summerfield volvió a imponer su clase y su robusto instrumento de soprano lírico, aunque no mejoró su intervención en la final (‘Io son l’umile ancella’ y la escena completa de Elvira en Ernani). el aria de Micaëla estuvo muy bien, especialmente en el final y en el recitativo que hoy no se oye ya en el teatro. La misma aria de Cilea lució menos en parte gracias a la dirección de orquesta. Hubo fraseo, belleza, técnica y personalidad.

El tercer premio, el tenor sudcoreano Seokjong Baek, que poco me había interesado en la final, cantó un correcto adiós a la vida de Cavaradossi y una realmente buena versión (con diminuendo final incluido) de ‘Celeste Aida’. Espero que siga así porque hasta hubo algunas frases con personalidad y calidad.

El cuarto premio, el bajo ruso de veintisiete años Aleksei Kulagin estuvo en la misma situación de Summerfield. El sí repitió la escena completa de Silva de Ernani, pero su pronunciación fue más “exótica” y la emisión más gutural. Y el aria del príncipe Gremin tuvo un pequeño pero evidente problema en las dos notas finales (acompañamiento aparte) que no se advirtieron en el aria del rey René de Iolanta. La voz es de gran calidad y solo le falta asentarse, como los buenos vinos.

El sexto premio, Paride Cataldo, es un tenor bien preparado con una voz ligeramente nasal y tal vez no demasiado robusta para el repertorio que quiere abordar. De todos modos dio una muy buena versión del aria de Macduff de Macbeth y sobre todo repitió una excelente aria de la flor de Carmen con el difícil agudo en pianísimo. Eso sí, de momento el intérprete parece genérico.

De los premios especiales destacaré a la mezzo Katia Lédoux que habría podido optar al mencionado premio “global” (tampoco se presentó nadie al Wagner y el Schubert fue declarado desierto), pero se quedó en el de oratorio y lied. Tampoco esta fue su mejor intervención ya que los ‘Schmerzen’ de los Wesendoncklieder, por sus propias condiciones y el acompañamiento nada interesante de Soojeong Joo.

Davide Giangregorio, premio especial Mozart, intervino con ‘Madamina’. La voz sonó con bastante menos volumen que en la prueba final con piano, aunque el Mozart de esta orquesta fue bastante grueso. Pero me sorprende que se presente como bajo porque en lo que le oí en la prueba final y aquí me parece claramente barítono o, con buena voluntad, bajo-barítono. Es un buen artista y con fraseo distinguido.

El público fue muy numeroso y aplaudidor y la ceremonia de entrega de los premios fue un poco más ágil que la anterior, que a su vez lo fue más que las otras, pero habría que insistir en mayor brevedad porque se quiebra el ritmo. La innovación de presentar una pequeña entrevista a la ganadora del concurso de la edición anterior no pareció, al menos en este caso concreto, muy acertada.

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