Die Entführung aus dem Serail en Bilbao

Jessica Pratt como Konstanze en Bilbao © E. Moreno Esquibel

Enero 23, 2024. La Opera de Bilbao ha programado, después de 29 años, la obra El rapto en el serrallo de Wolfgang Amadeus Mozart. Lo más importante de esta reposición ha sido la presencia en Bilbao, en el rol protagónico de Konstanze, de la soprano australiana Jessica Pratt, que ha tenido el detalle de debutar el papel en Bilbao pese haber recibido una oferta de Viena.

Como dato anecdótico interesante de esta segunda función de la serie, estrenada el pasado sábado, teníamos mucha curiosidad en observar el tremendo reto al que se iba a enfrentar el tenor canario Juan Antonio Sanabria, que iba a debutar en el difícil papel de Belmonte, con apenas un par de ensayos a piano por la cancelación el día anterior del cantante Moisés Marín por enfermedad.

La ABAO ha optado, para representar esta obra del género Singspiel —composición escenificada que mezcla música con fragmentos cantados y hablados en lengua alemana— por una nueva producción propia que lleva la firma de Mariano Baudin. Su dirección escénica otorga libertad de movimiento a los cantantes en algunos pasajes —algo muy de agradecer en esta obra, ya que los artistas pueden centrarse en el canto a la hora de interpretar los dúos y las aria—, aunque debería corregir la excesiva quietud del personaje de Konstanze en ciertos pasajes de la obra.

En contra de esta propuesta escénica juega el hecho de unir los dos primeros actos antes de la pausa, un auténtico disparate wagneriano que dejó a público y orquesta agotados —tras dos horas de concentración— repercutiendo negativamente en el desarrollo de la trama y en el resultado musical.

Con una única escenografía para los tres actos, Nicola Rubertelli transportó a los espectadores a un mundo de cuentos más propio de una ópera para niños, donde destacó el vestuario de Odette Nicoletti. Desde estas páginas, jamás hemos criticado los montajes sencillos y las producciones baratas, ya que somos de la opinión de que el presupuesto debe ir dirigido a la contratación de las mejores voces posibles. Pero si los responsables de ABAO siguen optando las próximas temporadas por propuestas low cost, esto debería reflejarse y repercutir en una rebaja de los precios de las entradas en el futuro.

La dirección musical corrió a cargo de la jienense Lucía Marín, que debutó en esta temporada con la Ópera de Bilbao. Con una gran claridad de movimientos y tremendamente solidaria con el tenor debutante, al que arropó en todo momento, renunció a su lucimiento personal en beneficio de las voces. En la obertura, extrajo un sonido mozartiano de primer nivel a una Euskadiko Orkestra, que en los dos primeros actos se vio sometida a una situación maratónica —un total desacierto que la pausa fuera antes del tercer acto— que jugó en su contra.

Impecable en los concertantes y en las breves intervenciones del Coro de la Opera de Bilbao, Marín se enfrentó a una función muy arriesgada —con una sustitución de última hora— que inteligentemente supo resolver, logrando un resultado musical y vocal en líneas generales más que notable. Para enmarcar, su dirección dinámica e intensa en el aria de Konstanze ‘Martern aller Arten’, del segundo acto.

Wolfgang Vater resultó un Selim Bassa muy poco expresivo en un rol hablado en el que no brilló, pese a tener una amplia experiencia como recitador y narrador.

El bajo polaco Wojtek Gierlach, quien debutó en ABAO con el papel de Osmin, ofreció una actuación decepcionante a nivel vocal, como quedó demostrado en su aria del primer acto y en los duetos posteriores, donde mostró poco volumen y nula proyección. Para olvidar, sus prestaciones en el aria del tercer acto ‘Ha! Wie ich triumphieren!’, donde llegó incluso a ser inaudible por momentos. A nivel cómico, ofreció una actuación poco convincente y escasa de expresividad. Sinceramente creo que con su contratación, los responsables de ABAO han cometido un grave error de Cast. Un bajo bufo de contrastado nivel vocal hubiera sido lo ideal.

El cantante de la tierra, Mikeldi Atxalandabaso resultó un excelente actor cómico —que podría dedicarse a patentar el método Mikeldi para aprender alemán— bordando el personaje de Pedrillo, el criado de Belmonte. Vocalmente impecable cada vez que estuvo en escena, este tenor, muy solvente en el registro agudo, está pidiendo a gritos papeles protagónicos de mayor calado. En su aria del segundo acto, ‘Frisch zum Kampfe! Frisch zum Streite!’ sacó una voz potente y bien modulada que llegó a todos los rincones del inmenso Euskalduna.

Con una entrega total y muchas tablas a sus espaldas, elaboró un personaje de muchos quilates que debió impresionar hasta al mismísimo Mozart. En la serenata ‘In Mohrenland gefangen war’, Atxalandabaso demuestra la autoridad de alguien que se siente como Pedrillo por su casa, cada vez que pisa la escena del Euskalduna.

La soprano sevillana Leonor Bonilla fue todo un lujo para el papel de Blonde. En su faceta de actriz estuvo soberbia, otorgando al personaje la frescura y la juventud que requiere la joven doncella. A nivel vocal, posee un timbre hermoso y una voz dotada del don de la proyección, como quedó demostrado en el aria del segundo acto ‘Durch Zärlichkeit und Schmeicheln’. Muy convincente en todas sus intervenciones, derrochó suavidad en el grave, expresividad y una gran seguridad en las notas altas, confirmándose en Bilbao como una de las mejores sopranos de nuestro país. Para muestra el aria ‘Welche Wonne, welche Lust’, muy aplaudida por el público.

El tenor canario Sanabria, que sustituyó el día anterior al inicialmente anunciado Moisés Marín, ofreció un Belmonte soberbio, pese a cantar el rol por primera vez en su vida con tan solo dos ensayos de piano. En su primer aria, ‘Hier soll ich dich denn sehen, Konstanze!’ exhibió un portentoso fiato, transportando a los espectadores a la época en la que el genio de Salzburgo intentaba conquistar Viena. Cantante dotado de un timbre hermoso y unas prestaciones vocales ideales para afrontar el repertorio mozartiano, fue muy aplaudido tras la segunda aria ‘Konstanze, Konstanze, dich wiederzusehen… O wie angstlich’.

En el segundo acto, Sanabria cantó con un gusto exquisito el aria ‘Wenn der Freunde Tränen fliessen’, todo un prodigio de técnica vocal. Tras una noche de mucho desgaste físico y mental, este magnífico artista de voz bellísima sacó fuerzas de flaqueza para afrontar —apoyándose en su gran técnica— un tercer acto iniciado con el aria ‘Ich baue ganz auf deine stärke’, coronada con unas coloraturas de gran tenor ligero, tras una entrega total de alguien que lo había dado todo la noche de su debut.

Capítulo aparte merece la actuación de la gran soprano Jessica Pratt, una de las mejores cantantes que ha pisado Bilbao en los últimos años. Con su majestuosa interpretación del aria ‘Ach ich liebte, war so Glücklich’, la australiana mostró una excelente línea de canto y se confirmó como la actual reina de las coloraturas y auténtica sucesora de la gran Edita Gruberová. En el aria ‘Marten aller Arten’, del segundo acto, Pratt ofreció una auténtica clase magistral de solidez en el grave y autoridad en las agilidades, exhibiendo una voz poderosa y unos sobreagudos impactantes que emocionaron a los asistentes.

Uno de los momentos más especiales de la noche se vivió en el tercer acto, durante el dueto ‘Welch ein Geschick! O Qual der Seele!’ entre Pratt y Sanabria, cuando la soprano australiana, sacrificando su lucimiento personal, arropó al debutante tirando de él e incluso haciendo labores de apuntadora en los momentos más comprometidos. Pura magia en el escenario, que los espectadores de las primeras filas pudimos disfrutar y que habla muy bien de la generosidad y solidaridad de una de las mejores cantantes de la década.

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