Don Giovanni en Viena

Escena final de Don Giovanni de Wolfgang Amadeus Mozart en la Wiener Staatsoper © Michael Poehn
Noviembre 4, 2025. Se repuso en la Ópera de Viena la producción firmada por Barrie Kosky, que no se encuentra entre las buenas suyas. Además de una escena casi fija y poco adecuada – más bien para las brujas de Macbeth— la supresión de todos los personajes mudos llevó a sinsentidos y soluciones forzadas (como que el Comendador y Don Giovanni resuciten para marcharse, o que el burlador y Zerlina se enamoren sin tocarse ni mirarse).
En fin, poco sobre los personajes (excelente un momento teatral tan problemático como las grandes primeras arias de Donna Anna y Don Ottavio, pero poco feliz el conocido recurso de hacer de amo y servidor dos gemelos unidos por un afecto un tanto exagerado que no tiene en cuenta las divisiones de clase).
En lo musical hubo algunos puntos interesantes o más. El protagonista de Mattia Olivieri, quien es ya un especialista de la parte, la cantó con su conocido dominio de texto y música, buena planta, movimientos elásticos y tal como le requiere la dirección de escena, aunque a veces no la música, y un cada vez mejor resultado en la variedad de inflexiones y recitativos.
Del mismo modo Adela Zaharia trazó una vigorosa Donna Anna capaz de todas las agilidades y adornos, una voz importante y de bello color oscuro, aunque la vistieran mal (como a sus colegas femeninas). Intentó hacer creíble su personaje y destacó en todos sus momentos, en particular en las dos arias. También Bogdan Volkov resultó un buen Don Ottavio, aunque de voz más bien pequeña y castigada por la escenografía abierta y la posición en algunos momentos. De allí que resultara mejor ‘Dalla sua pace’, cantada con gran exquisitez delante del telón, que ‘Il mio tesoro’.
Philippe Sly fue un Leporello como quería el director de escena y tal vez el más aplaudido, incluso tras ‘Madamina’ (que el respetable decidió que terminaba por la mitad). Yo lo oí poco y de lo poco que oí, poco me gustó. Pero al parecer ahora resulta que no se necesita voz (buena o mala) para hacer un buen Leporello. En mi experiencia no ha sido así, pero tal vez no me he modernizado lo suficiente. Tampoco estoy de acuerdo en que Donna Elvira y Zerlina la interpreten mezzosopranos, aparte alguna excepción muy puntual.
Tara Erraught penó lo suyo en la difícil aria de entrada de la primera, pero hizo bien las coloraturas que le requiere la parte, aunque los agudos eran cortos y metálicos. Anita Monserrat fue una discreta Zerlina, aunque en ningún momento pareció una mezzo y, si todo fue correcto, nada fue brillante. Voluntarioso el Masetto de Andrei Maksimov, de buen potencial pero necesitado de más trabajo en la emisión. Muy interesante el color del bajo Tareq Nazmi, de proyección algo fija, pero el Commendatore no es buen papel para juzgar a nadie.
Adecuado, el coro en sus breves intervenciones, y de buen nivel la excelente orquesta, aunque no llegó a más por la dirección poco interesante del joven director Christoph Koncz, ya desde la misma obertura.