Festival “Il bel canto ritrovato” en Urbino
Agosto 26 y 27, 2023. El festival nacional “Il bel canto ritrovato” (“El bel canto redescubierto”) se caracteriza por una serie de eventos (conferencias y conciertos) que tienen como objetivo llamar la atención general sobre una notable serie de nombres más o menos conocidos del campo operístico de primera mitad del siglo XIX.
En estas veladas especiales se incluyeron dos conciertos especiales. Ambos tuvieron lugar en el magnífico marco que ofrece la Piazza Duca Federico de Urbino, exactamente frente a la entrada del palacio ducal. El 26 de agosto le tocó el turno a “I nostri per Rossini” («Los nuestros para Rossini»); es decir, un nutrido grupo de autores que colaboraron con Gioachino Rossini, la mayoría de las veces por petición expresa de éste, preparando algunos números musicales para ser incluidos en sus partituras o como piezas alternativas.
Muchas han sido adoptadas permanentemente en las puestas en escena (un ejemplo de ello es el el aria de Haly en L’italiana in Algeri), así como muchas otras, han entrado en uso común durante largos períodos, dejando también huellas en algunas grabaciones y en la memoria de los oyentes. Hay numerosos autores, completamente desconocidos, de los que no tenemos información cierta, señal de la gran cantidad de músicos expertos que circulan como maestros colaboradores, maestros de clavecín o incluso simples copistas.
El concierto, en colaboración con la Accademia Rossini «Alberto Zedda» del Festival de Ópera Rossini, ofreció un recorrido desde las partituras iniciales —como Demetrio e Polibio y L’italiana in Algeri, pasando por Il barbiere di Siviglia, Tancredi, La Cenerentola, Adina, Il turco in Italia—, hasta las más tardías, como Mosè in Egitto e incluso el Stabat Mater.
Los nombres de estos compositores —Domenico Mombelli, Pietro Romani, Luca Agolini, Michele Carafa y Giovanni Tadolini— fueron todos estimados colegas de la zona de Pésaro que hicieron valer aquí su profesión ofreciendo composiciones capaces de integrarse perfectamente en las partituras de Rossini. El trabajo de la Orquesta Sinfónica Rossini, dirigida en esta ocasión por el jovencísimo y bien preparado Riccardo Bisatti, contribuyó a revivir las partituras confiadas a las voces de la soprano Lyaila Alamanova, el tenor Víctor Jiménez y el bajo Alessandro Abis.
El 27 de agosto tocó el turno del «Bel canto marchigiano«, una velada igualmente estimulante. La idea de este concierto fue proponer composiciones desconocidas de autores de la región de Le Marche (Las Marcas) que operaron en la primera mitad del siglo XIX. También en este caso los redescubrimientos fueron valiosos en particular por las interesantes características estilístico-musicales de las propuestas.
Las influencias de los autores más conocidos, Rossini en primer lugar, Bellini y Donizetti, son evidentes en todas las piezas. Sin embargo, incluso el primer Verdi resuena en algunas de las obras posteriores: también en este caso los nombres son variados y caracterizan al grupo de los llamados compositores menores, como Giuseppe Persiani, Francesco Basili, Alessandro Nini, Francesco Bornaccini, Lauro Rossi y Nicola Vaccai. Algunos resuenan, aunque raramente, incluso hoy en día, mientras que otros son decididamente casi desconocidos.
También en este caso, las preciosas colaboraciones establecidas con la Accademia d’Arte Lirica di Osimo y con la Accademia Rossiniana “Alberto Zedda” del Festival de Ópera Rossini aseguraron un trío de voces jóvenes, la soprano Yuki Mizuno, el tenor Michele Galbiati y el barítono Rza Khosrovzade, capaz de hacer disfrutar de deliciosas rarezas compuestas por arias, dúos y tríos extraídos de obras prácticamente nunca representadas en la era moderna.
La contribución de la experta Claudia Foresi al piano garantizó una guía diligente y atenta esencial para la presentación eficaz de las propuestas, seguida atentamente por el público guiado en la escucha mediante discursos y presentaciones breves pero eficaces. Esta serie de acontecimientos, que se situaron hábilmente hacia el final del Rossini Opera Festival (ROF), actuó como corolario inteligente del acontecimiento e indujo a aficionados y expertos a quedarse en Las Marcas para descubrir las numerosas riquezas del vasto repertorio del bel canto italiano.