Fidelio en San Francisco

El coro de los prisioneros de Fidelio, en la Ópera de San Francisco

Octubre 14, 2021. La Ópera de San Francisco presentó la única ópera de Beethoven, Fidelio, en una producción bien pensada y con un reparto excepcional. Matthew Ozawa dirigió la acción en una prisión de la época actual. Allí, Leonore, la esposa de un preso, se disfraza de trabajador masculino y rescata a su marido de un encarcelamiento injusto. 

Visualmente, entre el traje de guardia de seguridad con chaleco antibalas de Jessica Jahn, la incisiva dirección de Ozawa y la habilidad de Elza Van Den Heever para crear un personaje creíble, Leonore resultaba bastante creíble. Debería haberlo sido, porque el personaje está basado en una historia real del Reinado del Terror de la Revolución Francesa.

Los prisioneros del director Ozawa habitaban la construcción de varios niveles del escenógrafo Alexander V. Nichols, con vallas, puertas y jaulas que destilaban claustrofobia moderna. El vestuario de Jahn para los prisioneros incluía overoles de colores sólidos, mientras que Rocco y su equipo llevaban pantalones y camisas lisos. Sin embargo, Anne Marie MacIntosh, en el papel de Marzelline, lució un vestido muy femenino. Aunque la mazmorra de Florestan estaba en el fondo de toda la construcción, los destellos de luz de los diseñadores de iluminación JAX Messenger y Justin A Partier penetraron durante su aria. Así, su oscuridad era una sombra de la mente rota por la fuerza de su propia voluntad de vivir.

Russell Thomas y Van Den Heever tienen voces heroicas bien conjuntadas que exhiben una gran belleza de tono cuando son animadas por la gran orquesta musicalmente colorida de la directora Eun Sun Kim. En ‘Abscheulicher, wo eilst du hin’, Van Den Heever mostró su capacidad para cantar en un estilo florido con espléndido fraseo belcantista con un mínimo de coloratura. Abarcó con facilidad la fría furia de las frases iniciales y la calidez del posterior sueño vestido de arco iris. También es una buena actriz, que transmite el amor de una esposa por su marido siempre que no tiene que fingir ser un guardia de la prisión.

La voz de Thomas ha pasado de ser lírica a dramática, aunque conserva los tonos más líricos de su fluido pianísimo y la capacidad de actuar con su voz. Su noble apertura ‘Gott, welch Dunkel hier’ mostró sus brillantes tonos de trompeta puntuados por oscuras notas dramáticas y la dulzura de un pianísimo bien colocado. Los sonidos de la soprano y el tenor en armonía fueron una alegría al transmitir su euforia en el dúo final.

Como Marzelline, MacIntosh cantó con tonos claros que dieron la impresión de una joven inocente engañada por el disfraz de la mujer mayor. A diferencia de los demás personajes, Marzelline se enfada al final por haber sido engañada. Sin embargo, al final se da cuenta de que fue por una buena causa.

En su aria, ‘Hat man nicht auch Gold beineben’, James Creswell como Rocco cantó con sonidos resonantes y paternales alentando las esperanzas del joven carcelero Jacquino de casarse con Marzelline. Creswell cambió a expresiones más oscuras y dramáticas cuando se enfrentó a la voz negra de Greer Grimsley como el villano Pizzarro. Soloman Howard fue un Don Fernando impresionantemente noble.

La Ópera de San Francisco siempre ha tenido un magnífico coro y esta producción les permitió mostrar sus números y su habilidad musical. Los coristas en masa con los solistas Zhegyi Bai y Stefan Egerstrom nos hicieron pensar en el bienestar de las personas encarceladas que nunca vemos. La directora Kim eligió tempi que nunca dejaron que la tensión decayera y sus excelentes instrumentistas nos mostraron la plétora de colores orquestales en los que Beethoven bañó su única y gloriosa ópera. 

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