Francesca da Rimini en Turín

Escena de Francesca da Rimini de Riccardo Zandonai en Turín

 

Octubre 19, 2025. La ópera de Riccardo Zandonai, inspirada en la tragedia de Dante y D’Annunzio, se estrenó en 1914 en el Teatro Regio de Turín. Con libreto de Tito Ricordi, el compositor forjó la armonía entre la música y la letra, creando una unidad conmovedora que cautiva y envuelve, aunque las palabras a veces parezcan arcaicas.

Disfruté de la ópera tanto por su música como por su puesta en escena, dirigida por Andrea Bernard: un comienzo de temporada para disfrutar con la alegría de la belleza de los colores suaves, un excelente escenario para una historia narrada en el siglo XIV por Dante y reimaginada en una versión contemporánea. La dirección dejó claro que el teatro hablado fluye y se une a la música, creando una realidad conmovedora que siempre es fácil de leer y comprender en el simbolismo propuesto por Bernard, refinado y esencial. A pesar de ser una ópera larga, logró captar la atención constantemente con hermosos momentos sinfónicos. El coro del Teatro Regio de Turín ofreció su habitual actuación de alto nivel en el primer acto.

El vestuario, diseñado por Elena Beccaro, se distinguió por su sobria elegancia, al igual que la escenografía de Alberto Beltrame, con sus suaves colores que realzaron la mancha rojo sangre y realzaron la elegancia del conjunto. Momentos de gran lirismo acompañan perceptiblemente la actuación, mientras que el vigor de la batalla irrumpe en el segundo acto. Marta Negrini creó una coreografía sencilla y muy mesurada que no dominaba, sino que unía, con la contribución de la iluminación diseñada por Marco Alba, discreta pero incisiva.

Andrea Battistoni dirigió con un gesto amplio y claro, sin extravagancias innecesarias, asegurando que el amor, la traición y la tragedia sean expresados por la orquesta, que actúa como voz de apoyo junto a las voces en escena. 

La intención del maestro para el Regio ha sido recuperar títulos menos conocidos, dotando así al programa de identidad y animando al público a explorar intereses más allá del repertorio habitual. Battistoni ha logrado combinar delicadamente el lirismo del primer acto con el realismo siniestro y violento que le sigue. 

Francesca, la protagonista absoluta, encontró en Barno Ismatullaeva un intérprete extraordinario con una voz vibrante y muy atractiva. Marcelo Puente interpretó el papel de Paolo el Hermoso con carisma, mientras que el personaje de Gianciotto se encontró con George Gagnidze, una presencia escénica significativa también por su pronunciado registro vocal. La actuación de Valentina Boi como Samaritana fue efectiva, al igual que la de Devid Cecconi como Ostasio. También cabe destacar a Matteo Mezzaro como Malatestino y a la mezzosoprano Silvia Beltrami, quien caracterizó y esculpió el personaje de Smaragdi.

En resumen, cabe destacar que todos los demás intérpretes estuvieron muy bien, y cada uno contribuyó significativamente al conjunto.

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