Gianni Schicchi y Buoso’s Ghost en Miami
Enero 28, 2023. La primera y única vez hasta ahora que la Florida Grand Opera programó Gianni Schicchi fue en la temporada de 1953. Más de medio siglo después ha llegado al escenario de la Ziff Opera House de Miami esta obra de Giacomo Puccini, última de su Trittico, y lo hizo acompañada de Buoso’s Ghost, un epílogo independiente con música y libreto de Michael Ching (Honolulu, Hawaii, 1958).
Que un compositor moderno se “atreva” a componer la continuación de una ópera centenaria ya consagrada en el repertorio es algo infrecuente en el panorama operístico, pero hacerlo con la coherencia de estilo e interés argumental que Ching consigue es, sin duda, un hecho extraordinario. Todo empezó —cuenta Ching— en un desayuno informal con colegas donde el tema de conversación era qué habría pasado con algunos personajes de ciertas óperas al finalizar éstas; es decir, cómo habrían sido sus vidas tras bajar el telón. Con esta idea en la cabeza, Ching compuso Buoso’s Ghost, también en un acto, al igual que Schicchi, cuya música se nutre de distintos estilos y parafrasea pasajes de Madama Butterfly del propio Puccini, o La Gioconda de Amilcare Ponchielli, sin olvidar influencias como Dmitri Shostakóvich o Stephen Sondheim.
Pero Buoso’s Ghost no es, en absoluto, resultado de un collage desmembrado o inconexo, sino que detrás hay un laborioso trabajo compositivo que da como resultado una obra sólida y coherente, digna segunda parte de Gianni Schicchi. El libreto, con texto en inglés del propio Ching, resulta ameno y divertido, y mantiene el mismo espíritu y estilo que el que podemos encontrar en el de la ópera pucciniana.
Procedente de la Chautauqua Opera, esta producción contó con la dirección escénica de la china Mo Zhou y conserva la ambientación original en Florencia a finales del siglo XIII. La rica decoración de la única estancia donde transcurren ambas óperas, con sus telas, sillas de época y cama con dosel, es un excelente trabajo de Eric Renschler, mientras que el suntuoso vestuario elaborado por Howard Tsvi Kaplan hace que los miembros de la familia Donati parezcan sacados de un cuadro florentino del Medievo. Mary Ellen Stebbins diseñó una excelente iluminación, elemento clave en una ópera de enredo y despiste, donde la presencia de luz es tan importante como su ausencia.
Todo el elenco vocal realizó un magnífico trabajo actoral que dio como resultado una representación ágil y dinámica, más en Schicchi que en Buoso’s Ghost. En el papel protagónico, el barítono Franco Pomponi fue un abogado de gran presencia escénica y voz cálida y expresiva. Su dicción y los recursos empleados cuando debe fingir ser el difunto Buoso resultaron geniales, al igual que lo fue la lectura del testamento original, con la hilarante reacción de los parientes a medida que comprueban que no recibirán la herencia esperada.
Magnífico trabajo también el llevado a cabo por el tenor Charles Calotta, dando vida a un enamorado Rinuccio, con excelentes medios vocales y una línea de canto muy cuidada. Su enamorada, Lauretta, fue interpretada con solidez por la soprano Page Michels, quien cantó su famoso ‘O mio babbino caro’ despojada de una parte del excesivo peso expresivo que este aria suele tener cuando se interpreta desligada de la ópera a la que pertenece.
La mezzo Robynne Redmon dio vida a una tía Zita malvada, como debe ser. Su carácter mostró, sin embargo, una cara más dulce en la segunda ópera, cuando se da a entender una cierta atracción amorosa, ya pasada, hacia Schicchi. Ella se sitúa al frente de la cohorte de parientes del difunto Buoso (Phillip López como Betto, Anthony Reed como Simone, Eleomar Cuello como Marco y Erin Alford como La Ciesca, entre otros) que actuaron como un grupo homogéneo en ciertos momentos y como individuos independientes en otros, y esto fue así en ambas óperas, contribuyendo a unificar la dramaturgia entre ellas. Ismael González realizó un buen trabajo en su doble papel de Dr. Spinelloccio/Pinellino, al igual que Matthew Cossack en el suyo, también doble, de notario Amantio di Nicolao y Magistrado.
En el foso, el maestro Ching manejó con soltura y convicción la orquesta de la casa, con una plantilla más reducida que en otras ocasiones y con algunas nuevas caras. Ambas obras, curiosamente, concluyen de manera similar: con el personaje de Schicchi dirigiéndose al público para solicitar perdón. En Gianni Schicchi lo solicita para sí mismo, tras haber falsificado el testamento; en Buoso’s Ghost lo solicita para Ching, por la osadía demostrada por el compositor al escribir una continuación de la obra pucciniana.