Il trovatore en Buenos Aires

Agosto 15, 2023. A 23 años de su última presentación en el Teatro Colón, Il trovatore de Giuseppe Verdi volvió a producir la fascinación por las melodías y el placer del canto genuinamente italiano, en este caso por la deslumbrante presencia de la soprano Anna Netrebko, a la que se le sumaron tres cantantes que estuvieron a la altura para ofrecer un espectáculo de primer nivel mundial y de altísima calidad musical.

Giacomo Sagripanti aportó una lectura respetuosa y puntillosa de la partitura. Es evidente el acabado conocimiento de la obra por parte del director italiano, que logró una versión con pleno estilo verdiano, vibrante, pero a la vez sin caer en trazos gruesos o sonoridades desbordantes, con tiempos adecuados y cuidado balance entre el foso y la escena. La Orquesta Estable respondió de manera precisa y con gran prestación, así como el Coro Estable que dirige Miguel Martínez.

Sin lugar a dudas la figura de la noche fue la Leonora de Netrebko. Desde su entrada (con una antológica versión de ‘Tacea la notte placida’ (‘La noche plácida está en silencio’) queda claro su nivel superlativo, su calidad de intérprete y su consumada teatralidad presente hasta en esta versión semi-escenificada. Un personaje que le permite a la soprano pasar de la ligereza belcantista del inicio a la dramaticidad y el lirismo del último acto —su ‘D’amor sull’ali rosee’ (‘De amor sobre alas rosadas’) seguramente será recordador por el público por años—, mostrando y demostrando capacidad para los agudos, fraseo inmaculado, hermoso timbre perfectamente reconocible y musicalidad sin fisuras. Ha crecido en densidad en el registro grave, su centro continúa perfecto y sus agudos son soñados, a lo que suma sutilezas y pianissimi por doquier.

El tenor azerbayano Yusif Eyvasov abordó este Manrico con una entrega total, un canto visceral y heroico, perfecta intencionalidad, gran volumen y agudos de acero. Es un tenor seguro y confiable al que se le puede achacar, seguramente, un color poco atractivo, pero a la vez tiene un timbre plenamente reconocible. Sin lugar a dudas cumple su cometido en forma profesional y no defrauda en ningún momento, ya que es un artista consumado.

El barítono argentino Fabián Veloz destacó como el Conde de Luna, que encaró con adecuada presencia escénica, apreciable volumen, perfecto estilo, expresividad y compenetración. Su ‘Il balen del suo sorriso’ (‘El parpadeo de su sonrisa’) permitió apreciar el terciopelo de su voz y su impecable línea de canto, que en todo momento está a la altura de los grandes intérpretes con los que compartió el escenario.

Debutante en nuestro medio, la mezzosoprano Olesya Petrova fue una Azucena de gran calidad y con pleno dramatismo. Tiene una voz de gran volumen, buen centro y oportunos y bien audibles graves y agudos un poco metálicos. Esto se notó más al principio de la representación y se fue corrigendo a medida que avanzó la noche. Resultó electrizante en los dúos con el tenor. Por su parte, el bajo-barítono argentino Fernando Radó como Ferrando aportó gran presencia escénica y alta calidad vocal, haciendo de su intervención en el primer acto un gran momento de la noche. Adecuado y solvente el resto del elenco.

Il trovatore se presentó con “puesta en espacio semi-montada” por el mismo equipo que ofreció Anna Bolena en junio pasado. Si en esa ópera el concepto visual de Gabriel Caputo resultó simple pero adecuado, en este Trovatore lo visual fue de menor creatividad y calidad, mientras que la iluminación de Rubén Conde resultó correcta y funcional, sin grandes hallazgos. Marina Mora ideó, nuevamente, efectivos movimientos actorales con evidentes indicaciones de movimiento y referencias generales, pero se percibían claros gestos que parecían proceder de la cantera de cada uno de los solistas.