?? La Cenerentola en Atlanta
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Noviembre 10, 2019. Basada en el cuento de hadas de Charles Perrault de 1698, La Cenerentola de Rossini, estrenada en 1816 en Roma, no debe confundirse con la ópera francesa Cendrillon de Jules Massenet, que se estrenó en París en 1895. Hay una ligera diferencia en la interpretación de las dos Cenicientas, siendo la versión italiana la que cambia algunos personajes. Tenemos un padrastro de la joven húerfana, cuya madre falleciera, dejándola al cuidado de este noble empobrecido y sus dos hijas que maltratan constantemente a la hermanastra, relegándola al papel de sirvienta en su propia casa.
Como casi toda música de Rossini, La Cenerentola exige voces ágiles que puedan desempeñar los malabarismos del bel canto. La producción ofrecida en la Ópera de Atlanta proviene del Gran Teatro del Liceu de Barcelona, ha sido representada en la Ópera de Houston, la Welsh National Opera y el Gran Teatro de Ginebra y contó con el director de escena original, Joan Font, quien se basa en simbolismos para darle un toque de continuidad, algo que puede suceder en cualquier momento y época. El diseñador Joan Guillén, también de la producción inicial, tuvo a su cargo el vestuario y decorados que evocaban historietas cómicas, representando cuentos de hadas. Albert Faura tuvo a su cargo una iluminación que contribuyó mucho a los cambios de escena, sin necesidad de mover utilería. Xevi Dorca fue el coreógrafo de esta producción.
La parte vocal contó con cantantes emergentes, en su mayoría, algunos con poca experiencia, pero que lograron un efecto positivo y el resultado esperado. En el papel de Angelina apareció la mezzo Emily Fons, con buen manejo del estilo —sobre todo en su aria final ‘Nacqui all’affano’, la cual requiere una voz extremadamente ágil— pero su interpretación fue algo insípida, sin mucha expresión. El tenor argentino Santiago Ballerini se desempeñó bien interpretando al Príncipe Ramiro, especialmente en el aria ‘Sì, ritrovarla io giuro’. Este tenor es digno de tener en cuenta, no solo por su capacidad vocal, sino que tiene un timbre distintivo que puede llevarlo al estrellato si usa su instrumento con inteligencia. El barítono Thomas Glass fue quizás uno de los mejores intérpretes en esta producción. Mostró gran dominio escénico, a pesar de tener muy poca experiencia, pues apenas este año ganó las audiciones nacionales del Metropolitan Opera. Bien cantada estuvo su aria ‘Come un’ape nei giorni d’aprile’, con timbre sólido y hermoso, además de su buena apariencia y la gran seguridad que proyectó en su arte ante el público. El barítono buffo Dale Travis contribuyó con gran sentido del humor en el rol del padrastro de Angelina, Don Magnifico. Una interpretación muy acertada con gran conocimiento del personaje, y bien desempeñada su aria ‘Miei rampolli femminini’.
El coro masculino, dirigido por Rolando Salazar, dio una excelente interpretación, con profesionalismo y alegría. El director orquestal, Dean Williamson, manejó bien los crescendi típicos de Rossini, pero tuvo cierta discrepancia en el control de los instrumentos.
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