La ciudad ausente en Buenos Aires

La ciudad ausente, del compositor Gerardo Gandini y libreto de Ricargo Piglia, se presentó en el Teatro Colón de Buenos Aires © Arnaldo Colombaroli

Diciembre 5, 2023. Dentro de los homenajes tributados por el Teatro Colón a la figura del compositor argentino Gerardo Gandini (1936-2013), se ofreció en el Ciclo Colón Contemporáneo y en el denominado Foco-Gandini su ópera La ciudad ausente, con libreto de Ricardo Piglia, basado en su novela del mismo nombre, estrenada originalmente en 1995.

La versión fue de primer nivel con una puesta en escena creativa, con un manejo de la luz impecable, un elenco sólido, y una batuta que destacó la partitura de principio a fin.

La producción, firmada por Valentina Carrasco, optó por una ambientación en un lugar indeterminado que parece una ciudad en ruinas, donde todo ha sido quemado, fruto quizás de un apocalipsis tecnológico o nuclear y sin rastros de vida humana, como en un planeta extinguido. Un astronauta-arqueólogo mudo recorre con curiosidad las ruinas, pero sin entremezclarse con la acción. Entre esas ruinas aparecen Junior, Fuyita y Ana, que se encuentran evidentemente en un tiempo distinto al del astronauta-arqueólogo, pero no en el pasado remoto de los otros personajes.

El inicio y el final son deslumbrantes, iluminación de Peter Van Praet mediante, la proyección del espacio interestelar, seguida de una luz potente en la que se ha convertido el alma cautiva de Elena, luz que retornará al final.

«Un astronauta-arqueólogo mudo recorre con curiosidad las ruinas, pero sin entremezclarse con la acción» © Arnaldo Colombaroli

Carrasco resuelve en su gran trabajo los saltos espacio-temporales usando el giro del disco escénico y con distintas ambientaciones, todas dentro de la idea de ese paisaje desolado, yermo, oscuro, con signos de incendio, presencia de hierros retorcidos y estructuras degradadas. Cuando se pasa al pasado remoto, se ven el cuarto de Macedonio y Elena, la habitación del hospital de Lucia Joyce, el pequeño escenario de la mujer pájaro, y el laboratorio de Russo, como serían antes de la destrucción. El trabajo de calidad de Carles Berga ambientó perfectamente las ideas de Carrasco, que fue eficazmente complementado por el vestuario de Luciana Gutman.

Sebastián Sorarrain construyó su Macedonio con genuinos recursos vocales, adecuada proyección y compenetración escénica. Oriana Favaro como Elena volvió a demostrar su calidad vocal sin fisuras. El eje de la obra es llevado por Junior, que tuvo en Alejandro Spies un intérprete consumado de alta calidad. A su lado, fue un grato descubrimiento el tenor Andrés Cofré (Fuyita), de sólida proyección y potentes agudos.

Gustavo Gibert (Russo) puso su veteranía y convicción en la construcción del rol. Mientras que brilló Constanza Díaz Falú como la Mujer Pájaro, con sus perfectas coloraturas, en una parte de gran lucimiento vocal en un sentido convencional. La soprano trans María Castillo de Lima (Lucia Joyce), con un registro vocal inclasificable, fue destacada en lo escénico y correcta en lo vocal. Siempre confiable y ajustado, Santiago Martínez (Doctor Jung), mientras que Mairin Rodríguez (Ana) resultó solvente en su rol. 

Estuvo bien servido el resto del elenco: Mariano Fernández Bustinza (Hombre viejo), Iván Maier (Estudiante), Verónica Cano (Enfermera), Darío Leoncini (Ayudante), Laura Polverini, Analía Sánchez, Natacha Nocetti, Izumi Ishigaki, Selene Lara y Cintia Velázquez (6 sopranos).

Christian Baldini en la dirección musical realizó en excelente trabajo de concertación en una obra difícil con un lenguaje atonal, dejos de romanticismo y gran riqueza tímbrica. Buscó con acierto la correcta gradación de las sonoridades para que en todo momento hubiera un balance entre el foso y la orquesta, y destacó la orquestación y los recursos sonoros del compositor.

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