La dama de picas en Valencia

Escena de la producción de Richard Jones de La dama de picas de Chaikovski en el Palau de les Arts de Valencia © Miguel Lorenzo y Mikel Ponce

Octubre 10, 2023. El Palau de les Arts mostró músculo con el segundo título de su temporada, la onírica ópera La dama de picas de Piotr Ilich Chaikovski, en la surrealista puesta en escena de Richard Jones y acompañada de una estupenda lectura musical del director orquestal James Gaffigan y de un elenco de altísimo nivel artístico. 

A destacar, el perfil dramático que el tenor armenio Arsen Soghomonyan, quien insufló al exigente personaje de Hermann con voz potente y expresiva; y la réplica de la soprano Elena Guseva con una Lisa de voz incisiva y carisma escénico. La Polina de la mezzosoprano Elena Maximova, de timbre oscuro y algo cavernoso, aprovechó todas sus posibilidades en sus intervenciones, así como Doris Soffel como la decrépita y autoritaria Condesa, la “Venus moscovita” que se alimenta de recuerdos de su antigua vida en París. El barítono Nikolay Zemilanskikh fue un Príncipe Yeletski elegante, con timbre un tanto opaco, pero en cualquier caso adecuado al personaje y a la atmósfera de la bellísima aria que Chaikovski le otorga. El ucraniano Andréi Kimach fue un conde Tomski un tanto más áspero pero bien timbrado, y el resto del reparto estuvo a la altura, recreando con buenas dotes canoras y actorales la magia de esta partitura.

Gaffigan, titular de la Orquesta de la Comunidad Valenciana, ofreció una intensa, vibrante, vigorosa, sin evadir el exceso de decibelios que algún cantante acusó en algunas zonas. El sonido bien empastado de metales y cuerdas exhibieron un romanticismo que no se alejó del arrebato. El coro, también efusivo y flexible, sonó estupendo y es otra de las banderas de Les Arts.

Arsen Soghomonyan (Hermann) en «la escena de la calavera» en Valencia © Miguel Lorenzo y Mikel Ponce

La propuesta escénica de Jones, con escenografía y vestuario de John Macfarlane e iluminación de Jennifer Tipton, se metió en vericuetos surrealistas (maravilla y provoca sonrisas la enorme calavera que comparte lecho con Hermann). Fue estrenada hace más de veinte años en la Ópera de Gales y sigue tan fresca como si fuera de hoy. Es profunda y divertida a la vez que estética y dinámica. 

Hermann, obsesionado por el juego, destruye sin ser totalmente consciente todo aquello a lo que se acerca al torbellino de su obsesión. Verdaderamente fue un placer poder disfrutar de una función como esta. El público aplaudió con entusiasmo a todos los artistas que comparecieron en el escenario al final de la representación.

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