?? La gala virtual del Met

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Jonas Kaufmann cantó ‘Rachel quand du Seigneur’ de La juive de Hálevy acompañado por el pianista Helmut Deutsch

Abril 25, 2020. Ante el cierre forzoso de su teatro en Lincoln Center en la ciudad de Nueva York, la Metropolitan Opera presentó a varios de sus artistas más queridos en una “gala” informal en línea, donde actuaron desde sus hogares en distintos países del mundo. El gerente general del Met, Peter Gelb, fungió de maestro de ceremonias y conversó con el joven director musical Yannick Nézet-Séguin antes de presentar cada segmento del programa.

Debido a la pandemia de Covid-19, los artistas fueron grabados solos o con sus parejas o colegas con los que suelen ensayar. La gala empezó con el barítono sueco Peter Mattei cantando la serenata de Don Giovanni, ‘Deh’ vieni alla finestra’, acompañado por su amigo Lars David Nilsson en el acordeón. Era una imagen hermosa cuando el sol se puso sobre el lago desde la casa de verano de Mattei.

A continuación, Mattei presentó a los esposos Roberto Alagna y Aleksandra Kurzak, quienes interpretaron la escena de L’elisir d’amore de Gaetano Donizetti ‘Caro elisir!’, desde su casa en Le Raincy, cerca de París. Luego, Anita Rachvelishvili, cantó un lánguido y algo estático ‘Mon coeur s’ouvre à ta voix’, con un espectacular pianissimo y resonantes notas graves. Como era tarde en la noche en Tbilisi, ella y su acompañante Nicolas Rachvelishvili actuaron en lo que parecía ser una sala de ensayo de la Ópera Nacional de Georgia.

Renée Fleming cantó el ‘Ave Maria’ de Desdémona del Otello de Verdi

Volviendo a Bonita Springs, Florida, los espectadores vieron al tenor Michael Fabiano cantar ‘Kuda, kuda’ de Eugenio Oneguin de Chaikovski. Con los colores de su voz contaba la triste historia mientras cantaba en ruso. Actuando desde Virginia, la soprano Renée Fleming ofreció el ‘Ave Maria’ del Otello de Verdi como una oración por un paso seguro a través de la pandemia para todos.

La orquesta del Met es posiblemente el mejor ensamble instrumental de ópera del mundo y cada uno de sus músicos es un excelente virtuoso. Para esta gala, cada uno de ellos se grabó por separado para que todo el sonido pudiera combinarse en una interpretación orquestal completa. Tocaron individualmente sus partes del Intermezzo de Cavalleria rusticana de Pietro Mascagni, pero el resultado sonó como una interpretación habitual de la orquesta tocando juntos en el foso.

Como un homenaje al violista Vincent Lionti, miembro de la orquesta que falleció recientemente de Covid-19, Joyce DiDonato cantó el Largo de Serse de Georg Friedrich Händel acompañada por la sección de violas de la orquesta. Fue uno de los momentos más emotivos de la gala.

Más tarde, la orquesta tocó una obertura a buen ritmo del Acto III de Lohengrin de Richard Wagner con metales, instrumentos de viento y cuerdas bien coordinados. Uno de los dos concertinos de la orquesta del Met, David Chan, ofreció un cambio de ritmo a mitad del programa con la “Meditación” de Thaïs de Jules Massenet. Para su presentación final, la Met Opera Orchestra acompañó al coro de la casa, que también se grabó individualmente y se combinó digitalmente para realizar una conmovedora interpretación del ‘Coro de los esclavos hebreos’, ‘Va pensiero’, de Nabucco de Verdi.

Desde Múnich, el tenor Jonas Kaufmann cantó el aria ‘Rachel, quand du Seigneur’ de La juive de Jacques Fromental Halévy, acompañado del pianista Helmut Deutsch tocando un maravilloso Bösendorfer. Me encantó la combinación de jeans gastados, camiseta y Rolex de Kaufmann.

Erin Morley tocó y cantó un aria de La fille du régiment de Donizetti

Desde Lugano, Suiza, escuchamos al barítono Ambrogio Maestri y al director orquestal en faceta de pianista acompañante, Marco Armiliato, interpretar ‘Nemico della patria’ de Andrea Chénier de Umberto Giordano. Aquí el piano estaba en un balcón y el cantante abajo. En New Haven, Connecticut, vimos a la soprano Erin Morley, muy animada, tocar el piano y cantar simultáneamente ‘Chacun le sait’ de La fille du régiment de Donizetti.

El barítono alemán Michael Volle celebró la puesta del sol en Berlín con una interpretación muy apropiada y palpitante de ‘O du mein holder Abendstern’ de Tannhäuser de Wagner. Me encantó el detalle de que cantó la letra del trovador medieval Wolfram von Eschenbach con imágenes de obras de arte de la época sobre el piano.

Un viaje al sur de Francia nos trajo a la sudafricana Elza Van Den Heever, junto con algunos problemas con el audio y el video. Cantó una bellísima canción en afrikáans de Stephanus Le Roux Marais, ‘Heimwee’, pero mi recepción estuvo tan interrumpida que no puedo decir mucho al respecto.

Afortunadamente, la recepción fue óptima para escuchar la aterciopelada y conmovedora voz del tenor Matthew Polenzani en su interpretación de ‘Danny Boy’ desde su casa en Nueva York, al final de la cual escuchamos los aplausos de su esposa e hijos que también se deleitaron desde el segundo piso de su casa. La transmisión desde Riga, Letonia, también se escuchó perfectamente bien. Desde su casa allí, Elīna Garanča cantó una divertida “Habanera” de Carmen de Bizet, acompañada con una pista grabada en su iPod, que remató con un guiño.

Fue interesante notar que casi todos los cantantes tienen paredes blancas en sus casas, excepto Bryn Terfel. Las paredes de su casa en Gales estaban cubiertas de madera oscura y le dieron un ambiente diferente a la canción ‘If I can help somebody’ que él y su esposa, la arpista Hannah Stone, interpretaron.

Desde su casa en Atlanta, la mezzosoprano Jamie Barton exclamó al final de su ‘O don fatale’ de Don Carlo de Verdi, que le pesó: “Oh, qué divertido, volver a cantar”. Acompañada por Jonathan Easter en un piano vertical de sonido bastante opaco, al inicio del aria su voz sonó un tanto seca, pero, cuando entró en calor, se relajó y cantó con los deliciosos tonos que le conocemos. También optó por Don Carlo el barítono Quinn Kelsey, quien ofreció ‘Per me giunto’ de Rodrigo en una interpretación resonante y bellamente coloreada, acompañado de una pista.

Muchos pensamos que Dorothy Kirsten fue la intérprete por excelencia de Louise de Gustav Charpentier. Cuando Angel Blue nos ofreció una interpretación totalmente evocadora del aria ‘Depuis le jour’ desde su departamento en Nueva Jersey, nos mostró que la suya es tan válida como la de Kirsten.

El bajo René Pape vino a nosotros desde su casa en Dresde. Cantó ‘In diesen heil’gen Hallen’, de Sarastro de Die Zauberflöte de Mozart, con gran dominio de la música y el texto. Asombrosamente, sus notas graves son tan sonoras como su voz media y la zona aguda de su amplio rango.

Era tarde en la noche Moscú y la recepción fue mala cuando el también bajo Ildar Abdrazakov cantó la canción ‘Las aguas de primavera’ de Serguéi Rajmáninov. Una mejor recepción desde Malta me permitió apreciar la brillante interpretación de Joseph Calleja de ‘Ah, leve-toi soleil!’ de Roméo et Juliette de Gounod. Amé su pecera.

Lawrence Brownlee en Florida y Diana Damrau, Nicolás Testé y familia en Provenza, aprovecharon la transmisión para saludarse a la distancia

Cantando desde algún lugar a las afueras de Múnich, Golda Schultz cantó dulcemente ‘Chi il bel sogno di Doretta’ en La rondine de Puccini.

Desde Nueva York, Anthony Roth Costanzo recordó a los televidentes sobre la necesidad de la música, y más en tiempos tan angustiantes como los actuales. Acompañado en el teclado por el director asistente del Met, Bryan Waghorn, y otros dos músicos de la orquesta, el contratenor cantó ‘Pena tiranna’ de Händel, de la rara vez interpretada ópera Amadigi di Gaula, con los trinos y fiorituras escritas para el famoso castrato Nicolò Grimaldi, “Nicolino”. La voz de Roth Costanzo se mezcló exquisitamente con los instrumentos y su control de la respiración fue admirable y trascendental.

Respaldada por flores blancas en una repisa de su chimenea, la soprano Sonya Yoncheva cantó la ‘Canción a la luna’ de Rusalka de Antonín Dvořák desde Ginebra, acompañada por una pista pregrabada de piano. Nadine Sierra apareció en su casa en Valencia, rodeada de su “jardín” interior de plantas. Su encantadora interpretación de ‘Mi chiamano Mimì’ de La bohème de Puccini hizo que esta oyente quisiera escucharla cantar este papel sobre el escenario.

Aunque muchos artistas estaban vestidos de manera informal, Piotr Beczala llevaba un traje a medida para cantarnos desde la reclusión de su cabaña en el bosque de Polonia ‘Recondita armonia’ de Tosca de Puccini con una lágrima en su voz, que producía sus notas agudas con gran facilidad. El director orquestal Thomas Lausmann fue un excelente acompañante al piano. Desde Orange, en la hermosa Provenza al sur de Francia, el bajo-barítono Nicolas Testé como Don Giovanni y, con la soprano Diana Damrau como Zerlina, el dueto ‘La ci darem la mano’ de la obra maestra de Mozart. Al final, se unieron a la despedida los hijos de la pareja, desveladas pero contentas.

Desde Niceville, Florida, el tenor Lawrence Brownlee nos deleitó con una exquisita versión virtuosa de ‘A te o cara’ de I puritani de Bellini. Luego, el bajo alemán Gunther Groissböc, desde Lugano, Suiza, y no sin antes terminarse su cerveza, se acompañó al piano para los graves tonos de ‘Wie schön ist doch die Musik’ de Die Schweigsame Frau de Richard Strauss.

Gunther Groissböck se tomó una cerveza y después cantó un aria de Die Schweigsame Frau

Desde Viena la pareja de Anna Netrebko y Yusif Eyvazov envió su participación, previamente grabada, que inició con ‘Che gelida manina’ de La bohème de Puccini. De vuelta en Nueva York, Isabel Leonard ofreció una encantadora versión a cappella de ‘Somewhere’ de West Side Story de Leonard Bernstein. Desde Chicago, Solomon Howard y Ailyn Pérez combinaron sus considerables talentos cantando un dúo de soprano y bajo de Luisa Miller de Verdi acompañados por Bryan Waghorn.

Los técnicos del Met viajaron a Baton Rouge, Louisiana, para poder transmitir en vivo a Lisette Oropesa quien, acompañada por Michael Borowitz, cantó un perfecto ‘En vain espère’ de Robert le diable de Giacomo Meyerbeer. Su interpretación fue de lo más excelso que he escuchado en años.

Desde París, Nicole Carr y Etienne Dupuis cantaron (con el último acompañando al piano) el dueto de Thaïs de Massenet ‘Baigne d’eau mes mains’. De vuelta a Nueva York, el tenor Stephen Costello y su esposa, la violinista de la orquesta del Met Yoon Kwon Costello, ofrecieron una versión radiante de ‘Salut demeure chaste et pure’ con violín obbligato.

Aunque eran las 11 de la noche cuando la transmisión llegó a la residencia de Javier Camarena en Zúrich, el tenor agradeció a sus vecinos que le dejaran cantar a esas horas. Con una pista de piano pregrabada, nos cantó la endiablada coloratura de ‘Nel furor delle tempeste’ de Il Pirata, ópera pocas veces representada de Vincenzo Bellini que será escenificada en el Met con Camarena como el protagonista el próximo año.

Javier Camarena cantó un aria de Il pirata de Bellini, que estrenará la próxima temporada en el Met

Dejando a su diva más querida para el final, “The Met At Home Gala” terminó con Anna Netrebko cantando una hermosa interpretación de una canción de Rajmáninov. No fue en vivo debido a los mencionados problemas técnicos, pero eso no disminuyó su arte.

De parte de todos los que estamos en cuarentena en nuestros hogares alrededor del mundo: muchas gracias al Met por este fabuloso espectáculo que nos mantuvo al filo del sillón de la sala durante cuatro horas. Al igual que con las transmisiones cinematográficas de ópera en vivo y en alta definición, que comenzó hace más de una década, el Met nuevamente está explorando nuevos caminos multimedia. Veremos si este concierto casero solo fue una excepción o si —aún después del confinamiento— será el comienzo de una serie ocasional de conciertos espontáneos desde casa.

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