La traviata en Marbella

Escena de La traviata de Giuseppe Verdi en Marbella © Fundación José Banus Pilar Calvo

 

Agosto 15, 2025. Las 450 localidades del Teatro Ciudad de Marbella se llenaron por completo ante el segundo título del Festival Internacional de Ópera: La traviata de Giuseppe Verdi. 

La propuesta de la Compañía de Ópera Leonor Gago Artist Management en colaboración con la Ópera Nacional de Moldavia, ha sido tremendamente atractiva y eso se ha visto reflejado en la reacción final de un público entregado y emocionado ante el espectáculo ofrecido por un grupo de más de 70 artistas, que consiguieron transportar a muchas de las asistentes al espíritu de la película Pretty Woman.

Bajo una convincente escenografía, en la que cabe resaltar la realista recreación de la habitación de Violetta del último acto, debemos aplaudir la dinámica dirección de escena de Rodica Picereanu, con detalles impactantes como la incorporación de la bailaora Yolanda González Sobrado durante la obertura, con una coreografía al estilo Isadora Duncan y su posterior presencia en la fiesta de la casa de Flora, donde nos deleitó con un baile flamenco con mantón de Manila de auténtica calidad.

La Dirección Musical estuvo en manos del rumano Dumitru Carciumaru, que en esta ocasión mostró una interpretación de la obra verdiana llena de matices y un temple muy de agradecer en ciertos pasajes, como la brillante obertura y los números corales de los dos primeros actos, donde pudimos apreciar la brillante labor de Oleg Constantinov al frente del excelente Coro de la Ópera de Moldavia. Muy metódico y preciso durante toda la velada, mostro un control absoluto sobre la excelente Orquesta de la Ópera de Moldavia, todo un lujo a nivel musical que ha dotado de una enorme categoría a este festival.

El personaje de Annina corrió a cargo de la soprano moldava Tatiana Jechiu, correcta en el desempeño teatral y muy solvente a nivel vocal en todas sus intervenciones. El barítono ítalo-argentino Pablo Rossi Rodino ofreció una auténtica master-class de interpretación y dosificación del instrumento vocal sobre un escenario. Ha sido muy interesante escuchar a este cantante veterano a la hora de dar enorme credibilidad en lo teatral al personaje de Giorgio Germont. Con una labor de menos a más, fue muy aplaudido tras la interpretación del aria ‘Di Provenza, il mar il suol’, donde mostró un gran fiato. Cantante dotado de un timbre peculiar de barítono lírico, posee una técnica y un fraseo muy apreciados por un público que no se cansó de aplaudirle cuando salió a saludar al finalizar la representación.

El tenor cubano Andrés Sánchez Joglar en el rol principal de Alfredo Germont nos deleitó desde el brindis del primer acto, con una actuación a plena voz y sin escatimar una sola nota en todos los momentos en los que estuvo en escena. Cantante dotado de una voz poderosa y de un agudo seguro, arrancó los aplausos de los asistentes tras el aria ‘Un dì felice, eterea’ del primer acto. En el segundo acto interpretó con solvencia y seguridad la dificilísima aria ‘De’miei bollenti spiriti’ entregándose al máximo, para deleite de los aficionados. Considero un gran error que un tenor en un estado de forma pletórico como Sánchez Joglar no cantara la cabaletta posterior ‘O mio rimorso’, sembrando la desilusión de los más entendidos: la noche y las características del teatro marbellí se prestaban a ello. A nivel dramático, el cantante cubano ofreció un Alfredo muy trabajado y convincente que emocionó a los asistentes en los dos últimos actos, donde apreciamos una gran entrega y un ‘Parigi o cara’ para enmarcar. Habrá que seguir a este joven cantante en el futuro. Las ovaciones al finalizar la representación fueron atronadoras, levantando a gran parte del público de sus asientos cuando salió a saludar.

La soprano cubana Maylin Cruz ofreció una Violetta elegante y muy creíble en su faceta de actriz, demostrando que el personaje le viene como anillo al dedo. Con una actuación impactante en el primer acto, ejecutó brillantemente el aria ‘E strano! E strano… Sempre libera…’, mostrando un dominio absoluto de las coloraturas y el registro agudo. En el segundo acto, exhibió un control y un dominio absoluto de su instrumento canoro, así como unas excelentes dotes interpretativas del personaje; para el recuerdo: la famosísima ‘Amami Alfredo’, proyectada de manera espectacular a todos los rincones del teatro marbellí. En el último acto, su impecable caracterización nos llevó al París de La dama de las camelias, con un dominio absoluto de las medias voces, cambiando espectacularmente de registro para exhibir su faceta más belcantista. Como momento sublime de una noche especial su ejecución de el aria ‘Addio, del passato’, un claro ejemplo de cómo el buen canto, unido a una impecable faceta de actriz dramática, pueden llegar a emocionar. Cuando salió a saludar tras finalizar la función, el público se puso unánimemente en pie para vitorearla, dedicando más de cinco largos minutos a aplaudirla junto al resto del elenco. Desde estas páginas apuntamos el nombre de Maylin Cruz como una cantante a la que debemos seguir en el futuro.

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