
La traviata en Novara

Escena de La traviata de Giuseppe Verdi en el Teatro Coccia de Novara
Septiembre 28, 2025. En el tercer acto, aparece la proyección a pantalla completa de un reloj antiguo, que marca el tiempo que le queda a Violetta. En un momento musical significativo, las manecillas caen y desaparecen de la vista del público, ¡justo cuando la vida terrenal de Violetta se desvanece!
Creo que este detalle ilustra singularmente la investigación, los detalles y las escenas sincronizadas que virtualmente animaron y enriquecieron la escenografía fija, hermosa y adecuada para los tres movimientos de La traviata de Giuseppe Verdi. Las dos escaleras laterales, con un espacio en su interior, son la escenografía de Italo Grassi, adaptable a diferentes situaciones escénicas.
Siguiendo el orden (aunque el director también comenzó la narración con el final), la ópera comienza con la obertura y la representación del funeral de Violetta, y luego, el brindis ‘Libiam ne’ lieti calici’. La ópera de Verdi se ha visto muchísimas veces, pero cada ocasión ha sido un momento de emoción y de implicación emocional, y así fue en esta producción en el Teatro Coccia, dirigida por Giorgio Pasotti, actor y director que favoreció el clasicismo combinado con nuevas técnicas de diseño visual. El propio Pasotti, en sus notas de dirección, afirma: “Preferí dejar que la ópera, la música y los artistas hablaran. Dejar que París, que de todas las anteriores sigue siendo la inspiración absoluta, hablara por sí misma, una ciudad que trae consigo atmósferas, lugares, sensaciones y colores que se convierten, o mejor dicho, son, el escenario absoluto y perfecto para la historia, capaz de fundirnos con el público, continuamente suspendidos entre el sueño y la realidad”.
Aparece Toulouse Lautrec con sus cuadros al fondo, seguido de París, luego el bosque, y finalmente Klimt y el beso apasionado. La pasión reina suprema a lo largo de la ópera, bellamente realzada por la Orquesta de Antonio Vivaldi dirigida por el joven y sensible director Alessandro Cadario. Merece especial atención el vestuario de Anna Biagiotti, con colores clásicos, pero extremadamente contemporáneos.
El Coro San Gregorio Magno siempre ofrece un toque vocal particularmente bello y, ya acostumbrados al escenario, ¡también se mueven teatralmente con maestría! Hay que mencionar las eficaces proyecciones de Luca Attili, y sin duda merecen elogios los esfuerzos de Ivan Pastrovicchio por su acertado diseño de iluminación, así como la coreografía de ballet de Giuliano De Luca.
Las voces: el distinguido elenco incluyó a la consolidada Francesca Sassu en el papel principal, con un toque emotivo y de gran colorido; Francesco Castoro se incorporó expresivamente al papel de Alfredo, expresándose con admirable vocalidad. Otros intérpretes destacados fueron Mario Cassi en el sólido papel de Giorgio Germont y Anna Malavasi como la brillante y efervescente Flora.