La voix humaine y Erwartung en Madrid

Ermonela Jaho en La voix humaine de Francis Poulenc en Madrid © Javier del Real

Marzo 26, 2024. Con el amor/desamor como tema central, el Teatro Real de Madrid reunió en un interesante programa doble dos obras capitales del repertorio del siglo XX: la tragedia lírica de 1959 La voix humaine (La voz humana) del galo Francis Poulenc, y el monodrama de 1924 Erwartung (La espera) del austriaco Arnold Schönberg, y las entrelazó por medio del monologo Silencio, creado expresamente para la ocasión por la dupla compuesta por la española actriz Rossy de Palma y el director de escena alemán Christof Loy. 

En la primera parte y a cargo del incomprensiblemente tardío estreno de la ópera de Poulenc en esta casa, la soprano albanesa Ermonela Jaho, destacada intérprete y talentosa actriz, puso al servicio de la protagonista (parte que debutó en esta ocasión), una enorme variedad de recursos expresivos que retrataron con contundencia el perfil psicológico de esta mujer neurótica, desesperada, humillada y dispuesta a todo por volver a escuchar una vez más a su amante, quien está abandonándola por teléfono para casarse con otra. 

Rossy de Palma en Silencio © Javier del Real

En lo vocal, Jaho cumplió sin descollar, con una voz liviana, sólida en el agudo, pero poca seductora en la muy exigida zona central y débil en el grave, cualidad esta última que restó dramatismo a su interpretación. Tanto su dicción como la inteligibilidad del texto fueron muy correctos, aunque mejorables. Un punto a destacar: su sólido trabajo en el manejo de los silencios. 

En la segunda parte, ya sea como antesala de la siguiente ópera o como nexo con la precedente, se ofreció el monólogo Silencio, exploración poética y teatral de un duración de poco más de quince minutos, donde la carismática De Palma, ataviada con un vestido blanco de novia de interminable cola, se paseó por el escenario entre el telón y la orquesta recitando diferentes textos de heterogénea procedencia y gusto, y donde, con humor y picardía, ironizó sobre la temporalidad, la constancia y la fragilidad del amor. Si este entremés aportó algo al espectáculo, resultó bastante discutible. 

Malin Byström en Erwartung © Javier del Real

Compartiendo sentimientos con la protagonista de la primera parte, un merecido éxito personal se apuntó Malin Byström, quien resultó una intérprete ideal de la ópera de Schönberg. Vocalmente suntuosa, la soprano sueca (quien también debutó su parte en esta ocasión), lució una voz caudalosa, de amplio registro e inmensamente expresiva. Hipnotizando al público desde el minuto cero, Byström mostró un gran compromiso en su prestación, con un inteligente, natural y medido uso de recursos, y nunca cayó en exceso alguno. 

Asimismo, se escuchó muy cómoda en el “Sprechgesang”, técnica vocal entre el canto y el habla, tan propio del expresionismo. En una noche de gran inspiración, la orquesta del Real, al mando del experimentado director francés Jérémie Rhorer, dio catedra: en la primera parte, dialogando en perfecto equilibrio con la solista y exhibiendo los infinitos detalles y sutilezas de la pieza de Poulenc; y en la segunda, exponiendo el rico y complejo universo sonoro de la partitura de Schönberg. La producción, firmada por Christof Loy y coproducida con la Ópera Nacional Polaca, sitúo la acción en un mismo inmenso salón, vacío para en la primera ópera y suntuosamente decorado para segunda. La escenografía —de diseño compartido entre el propio Loy y Guadalupe Holguera—, lo mismo que la iluminación de Fabrice Kebour, resultaron más efectivas en la segunda parte que en la primera. En lo estrictamente teatral, el trabajo de Loy para La voix humaine dejó sabor a poco, mientras que en Erwartung resultó mucho más elaborado, mantuvo la tensión en todo momento y sorprendió con su creativo desenlace.

Compartir: