?? L’amour de loin en Bellas Artes

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Presentado por la Compañía Nacional de Ópera(CNO)el pasado 31 de marzo, en el Teatro del Palacio de Bellas Artes, se realizó el estreno latino americano de L’amour de loin(2000), ópera en cinco actos de la compositora finlandesa Kaija Saariaho(1952),con libreto en francés del escritor franco-libanés Amin Maalouf (1949), inspirado en la leyenda del trovador medieval Jaufré Rudel.

De esta obra, estrenada originalmente en el marco del Festival de Salzburgo, se presentaron también funciones los días 2, 4 y 7 de abril como parte de laTemporada 2019 de la CNO, con puesta en escena de Mauricio García Lozano, escenografía de Jorge Ballina, iluminación de Víctor Zapatero y Rafael Mendoza, así como vestuario deMario Marín. Al frente de laOrquesta y el Coro del Teatro de Bellas Artes (esta última agrupación con las direcciones huésped de Luis Manuel Sánchez Rivas y Cara Tasher) estuvo el maestro José Areán.

Este nuevo montaje abonó a la percepción generalizada de que L’amor de loines una de las óperas más exitosas del siglo XXI, pues a casi dos décadas de su estreno cuenta con más de una decena de ciclos de presentaciones en diversos escenarios del mundo, lo que reafirma también el prestigio de Saariaho como compositora escénica.

En todo caso, entre las principales características de la música de la autora finlandesa y su redacción vocal, lo que acaso puedan verse como ejemplos de virtud en L’amour de loin son su bello lirismo y su clara y delicada capacidad dramática.

Si bien hay una búsqueda formal contemporánea de las texturas, los timbres y los colores orquestales, de la mano de la exploración anímica y psicológica delos personajes y sus situaciones, el resultado es de un“posb el cantismo”que no olvida el regocijo melódico y tonal que puede encontrarse en la conjugación del canto, la música y el drama a la vieja usanza, lo que no siempre se encuentra con generosidad entre los compositores del siglo XX y XXI y sus obras.

Parte, además, de un libreto que cristaliza una historia de amor idealista con orden estructural en cinco breves actos y transparencia en la motivación de los personajes. El trovador Jaufré Rudel, príncipe de Blaye, harto de la vida mundana y el quehacer cortesano, desearía encontrar un amor distinto, el de una dama bella y virtuosa que hasta entonces no ha conocido en ninguna parte.La añoranza parecería en vano, hasta que un Peregrino asegura conocer a una mujer con esas características, lo que enciende el ímpetu de Jaufré.

El Peregrino viaja a Trípoli para contarle a Clémence, la mujer de la que ha hablado a Rudel, que hay un caballero que la adora en sus cantos y la ama en la distancia, aun sin conocerla. Ella se entusiasma, si bien se pregunta si no será bella sólo a través de la poesía de aquel desconocido trovador.ElPeregrino regresa con Jaufré, a Aquitania, lo pone al tanto y termina motivándolo para que visite a Clémence y le cante su amor en persona.Durante la travesía por barco, el caballero se enferma irremediablemente y, cuando llega a Trípoli, muere en brazos de su amada, en medio de un febril sentimiento despertado entre ambos. Tras la pérdida, Clémence reprocha al cielo y se va a un convento. Desde su celda, la mujer eleva una plegaria que lo mismo puede dirigirse a Dios que a su amor a la distancia.

La poesía que emana de la pluma deAmin Maalouf posee ese irresistible en canto de lo romántico, de la imposibilidad del ideal y de los sentimientos que necesitan saciarse con urgencia.Igualmente de su empalago y edulcorada irrealidad.Como Octavio Paz dijera de la obra más popular de Pablo Neruda,“es poesía de bar, de los sentidos”. Y, como en las letras de Ricardo Arjona, se buscan las imágenes opuestas, extremas, hasta llegar a la paradoja como forma de seducción. De tanto beber, lo único que queda es la sed.“Cómo deshacerme de ti, si no te tengo; cómo alejarme de ti, si estás tan lejos.”Es una historia fina, aunque anacrónica, más que intemporal. Y es que si bien el argumento pretende buscar ese idealismo romántico en la distancia del pasado, irrumpe en una época donde el amor se busca pero a la distancia cibernética. La distancia hoy, claramente, no es geográfica, sin oir remediablemente propiciada por las pantallas, por la ausencia de un buen plan de datos.El amor en los tiempos de Tinder.De Grindr, en todo caso. ¿El amor hasta la muerte entre Rudel y Clémence habría sorteado igual que libró la lejanía al resultar no ser quienes son física y socialmente?

El elenco cumplió con solvencia a los personajes ya su música. Destacó, por la belleza de su voz, por las dinámicas de su canto, por sus notas flotadas, por sus pianos, la soprano polaca Agnieszka Sławińska, como una adorable Clémence, condesa de Trípoli. El barítono finlandés Jaakko Kortekangas configuró un Jaufré inspirado, melancólico e inseguro, pero entregado ante su amor de lejos. Su voz mostró presencia e histrionismo, aun con cierto grado de guturalidad. La mezzosoprano Carla López Speziale volvió, después de varios años de ausencia, al Palacio deBellas Artes. Su canto impregnado de nobleza estuvo al servicio, de un lado y del otro, para generar la intoxicación del amor imaginario en quienes escuchaban sus palabras de“corre, vey dile”,y eso no es asunto menor.

La puesta en escena de García Lozano tuvo el mérito mayúsculo depavimentar las vías para el desarrollo de las acciones, sin que la tentación delos conceptos o los símbolos las obstruyeran. En conjunto con el equipo creativo logró momentos de contemplación y de transparencia emotiva. Aligual que en el montaje deL’amour de loin del Met de Nueva York—firmada en 2016 por Robert Lepage—la propuesta escenográfica principal de Ballina consistió en una serie de barras horizontales luminosas, como muestra degradación del mar y su inmensidad, del ir y venir de sus aguas, y una barca que como un puente logra unir y comunicar las orillas. Aunque, cuando al final esas líneas horizontales se apagan mientras Clémence hace su plegaria, parecería también una suerte de mátrixc uyo interruptor se posiciona en off como si un ente creador acabase las acciones.

Musicalmente, el trabajo del maestro Areán brindó una interpretación bien con juntada, no sólo entre la orquesta y los solistas, sino también entre el coro, detrás de escena con comentarios al estilogriego,presentado de maneraelectrónica a través de bocinas, conforme a la idea de Saariaho. La imagen sonora conseguida por Areán, hábil en el repertorio contemporáneo, permitió apreciar la riqueza tímbrica de la partitura, la belleza del canto, ese hipnótico drama wagneriano, con todo y herida que no cierra, a través de la música a una la distancia, en un amor de lejos que siempre será de pensarse.

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