L’Angelica en Martina Franca

Escena de L’Angelica de Nicola Porpora en Martina Franca © Clarissa Lapolla

Julio 30, 2021. Tampoco es título frecuentado L’Angelica de Nicola Porpora (fue la primera vez que se presentaba una ópera, o más propiamente ‘serenata’, de este autor), que se presentó en una versión escenificada de escaso interés (cuyo responsable fue Gianluca Falaschi), porque intentando variar puso en evidencia, pese a los mohínes y la agitación de personajes que muchas veces ni tenían que estar en escena, que aunque el libreto es de Pietro Metastasio (joven, pero ya Metastasio), su origen era una representación de corte en homenaje a la emperatriz de turno. Una serie de figurantes que nada tenían que ver “amenizaron” la función, en general formando parejas convencionales y otras más modernas (del mismo sexo, tríos, etcétera).

La orquesta fue la misma de la anterior representación, La Lira de Orfeo, que apareció mejor que la noche anterior (el calor en todas las veladas fue agobiante). La dirección correspondió otra vez al gran especialista Federico Maria Sardelli, que respondió a su fama aunque lo he visto mejor en títulos más interesantes en el Benelux.

El texto se basa esta vez en el conocido episodio de la locura de Orlando furioso del poeta Ludovico Ariosto ante el desdén de la bella Angélica que prefiere al “exótico” Medoro. Aunque la música es sin duda bella y la duración menor que la de la obra de Scarlatti (una sola pausa), la reiteración de situaciones no ayuda.

La mejor fue la Angelica de Ekaterina Bakanova, notable soprano que de todos modos no creo que tenga su repertorio de elección en el barroco, aunque aseguró propiedad estilística y un timbre bello. El paladín estuvo en las manos y cuerdas vocales de Teresa Iervolino, conocida mezzo de roles rossinianos, cuyo timbre es personal, pero esta vez la emisión pareció algo discontinua y las agilidades poco precisas. El Titiro del bajo Sergio Foresti, de quien recuerdo buenas actuaciones, resultó embarazoso: conserva el color y poco más. 

Del lado “joven” o “novel” se escucharon las voces femeninas (algo que tampoco contribuye al contraste) en los papeles de la pastora Licori (Gaia Petrone), el pastor Tirsi (Barbara Massaro) y Medoro (Paola Valentina Molinari), en general correctas pero, salvo en el caso de Petrone, faltas totalmente de personalidad, aunque realizaban toda la gesticulación que se les había pedido. Se trata de una coproducción con el teatro estatal de Mainz.

 

 

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