Le nozze di Figaro en Montreal

Escena de Le nozze di Figaro en Montreal © Vivien Gaumand

Septiembre 16, 2023. La Ópera de Montreal inauguró su temporada 2023-2024 con una propuesta de gran discreción de la ópera maestra de Wolfgang Amadeus Mozart y Lorenzo Da Ponte. Al rente del elenco vocal, el barítono croata Leon Košavić, único cantante internacional del reparto, fue la gran figura y revelación de la noche.

Cantante de importantísimo capital vocal, hizo una prestación mayúscula del sirviente Fígaro, luciendo una voz de bellísimo color baritonal, administrada con gran inteligencia y musicalidad. Al mismo tiempo, demostró conocer el estilo mozartiano a la perfección, fue un interprete comunicativo y un consumado actor. 

Por su parte, el barítono Hugo Laporte retrató con gran corrección al Conde de Almaviva, destacando particularmente en su aria ‘Hai gia vinta la causa’, que cantó con notable autoridad, cuidado estilo y desplegando gran belleza vocal, y le dio a la noche uno de sus mejores momentos vocales. El bajo-barítono Scott Brooks concibió un doctor Bartolo solvente en lo vocal, pleno de detalles y muy desenvuelto en lo escénica. En su doble caracterización del maestro de canto Don Basilio y del notario Don Curzio, el tenor Angelo Moretti desplegó mucho oficio y profesionalismo. Completó el elenco masculino el bajo Matthew Li, quien divirtió a más no poder al público con su graciosa y torpe caracterización del jardinero. 

En lo que a las voces femeninas respecta, la soprano Andrea Núñez sacó buen partido de la parte de la criada Susana con mucho esmero, haciendo gala de una voz de rico lirismo, buen centro, seguros agudos y una sólida técnica que le permitió manejar con eficacia ese material. En la escena supo ser una intérprete expresiva y muy entregada en la composición de su parte. No se quedó atrás la soprano Kirsten Mackinnon quien, con una voz de exquisita línea, suntuosa y perfectamente controlada, resultó una Condesa modélica. Con una voz bien timbrada, homogénea y flexible, la mezzosoprano Katie Fernandez le sacó chispas a la parte de Cherubino, imponiendo un andrógino adolescente hipersexualizado y víctima de sus incontenibles impulsos hormonales, al cual fue imposible resultar indiferente. Gran desempeño tuvo la soprano Emma Fekete, una Barbarina exquisita de voz cristalina, lozana y de canto seductor. Con un enorme poderío vocal, la mezzosoprano Rachèle Tremblay delineó una muy creíble Marcellina de acentos maliciosos y muy bien plantada en lo escénico. 

El coro de la casa se escuchó en muy buena forma. Gran labor de la orquesta Metropolitana bajo la batuta del joven director canadiense Nicolas Ellis, quien hizo una lectura de ritmo vertiginoso, fluida en las transiciones, bien concertada y alerta en todo momento a sostener el desempeño del elenco vocal. La austera y ultra clásica producción escénica proveniente de la Lyric Opera de Kansas City situó la acción en el siglo XVIII logrando, con muy pocos elementos, llevar a buen puerto el desarrollo de la acción gracias a los dinámicos decorados y al atractivo vestuario “de época” diseñados por el inglés Leslie Travers. 

Las mayores objeciones a la vertiente visual recayeron en el director de escena británico Stephen Lawless, quien recurrió a marcaciones poco creativas de los solistas, en las que resaltó obviedades y recurrió a innecesarias y vulgares referencias sexuales. A favor, tanto la tensión dramática del libreto como las diferencias sociales que hacen al centro de la trama de la ópera quedaron bien expuestas, permitiéndose incluso ir unos pasos más adelante con referencias a la rebelión de clases, lo que dio una interesante dimensión política a la presentación. 

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