Les Bastianes en Monterrey

Sergio Vallejo (Bastián) y Paulina de la Fuente (Bastiana) y los tres borregos de Les Bastianes, presentada por el MOS

Noviembre 12, 2023. Cuando el México Opera Studio, con sede en Monterrey, Nuevo León, comenzó sus actividades hace cinco años, muchos voltearon la mirada, con expectativa y curiosidad, hacia ese proyecto. Les Bastianes, título provocador, marca el inicio de un nuevo año de actividades para el MOS: un estudio respaldado por la visión de jóvenes artistas y empresarios renombrados de la ciudad que se ha convertido en un referente en concursos y casas de ópera tanto nacionales como internacionales.

El título es una libre adaptación de la ópera compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart en 1768: Bastien und Bastienne KV 50. Las partes que conforman este Singspiel son las mismas dieciséis que escuchamos en la puesta del MOS, así como sus diálogos… al menos en esencia. El estudio nos propone una versión contextualizada que se acerca a nuestros días y sociedad, sin por ello comprometer la calidad musical, literaria y en todo aspecto artística de la obra. Pero para entender esto, acaso debamos tomar en cuenta algunos aspectos antes de seguir adelante.

Resulta evidente para todos nosotros que el papel de la mujer en nuestro mundo dista bastante al de otras épocas de la historia. Y para observar un panorama un tanto más amplio, baste remontarnos al siglo XVIII, llamado Siglo de Las Luces o “la Ilustración”. Los derechos de la mujer comienzan de manera más clara en este siglo, aunque el avance haya sido poco: en 1789 se redacta La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y ésta solo incluía al hombre. La mujer, libre en su vida privada, seguía relegada de la pública. 

Dos años después, en la misma Francia, La Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana fueron proclamados, iniciando así un camino que hasta el día de hoy sigue conquistando su lugar en la sociedad. Así pues, la mujer en la Europa de aquel entonces llevaba una vida muy distinta en algunos aspectos a la mujer de nuestros días. ¿Pero qué tiene qué ver esto con una ópera pastoril cantada por un estudio de ópera en 2023? La respuesta está en su propuesta de Les Bastianes, en varios de los títulos que han presentado en el pasado y en los que se esperan para este año de trabajo.

Bastiana ya no está condenada al capricho de un Bastián veleidoso; Bastiana ya no se define por lo que Bastián desea; Bastiana, dueña de sí, rompe con los patrones del sistema que en otro tiempo la obligaran a aceptar un destino contra su voluntad. La ópera de Mozart sigue siendo divertida, sí; satírica, también, pero sobre todo provocadora en la propuesta escénica de Rennier Piñero. Al ser el MOS un estudio de formación profesional cuyos cantantes actuales, de capacidades vocales y técnicas evidentes, aún están en proceso de perfeccionamiento de manera integral, su desenvolvimiento en el escenario promete mucho viendo lo que ha logrado Piñero en esta primera puesta del año. 

Gerard Mortier, Graham Dixon y sobre todo Peter Sellars, maestros en la formación profesional de Piñero, son capitales para la pedagogía con la cual son instruidos los miembros del MOS. Esto se nota en la peculiar bienvenida que dan los cantantes a los que asisten al teatro. Rompen el hielo con el público platicando con él, integrándolo en la obra desde antes de la primera llamada y hasta el inicio de la obertura. Como dice Peter Sellars: “El teatro es la forma artística de la experiencia humana.” Así pues, la audiencia olvida poco a poco su apego a los estímulos externos, incluido el celular, que no está prohibido en la sala, pero deja de ser un distractor. Ahora es un instrumento de registro fotográfico que beneficia, mediante el uso de hashtags, la presencia del MOS en redes. Les Bastianes es una propuesta interactiva no solo por este hecho, sino porque el público incide directamente, mediante votaciones, en el destino de los enamorados. 

La experiencia de ver y escuchar al joven auditorio, pues la puesta está pensada para ellos, gritar emocionados por resolver el conflicto amoroso es emocionante y refleja cómo hemos avanzado como sociedad: en ninguna función el público votó por que Bastiana se quedara al lado de Bastián, sino que favorecieron la idea del perdón, pero dejándola seguir su propio camino. Los diálogos, cercanos a la manera de hablar de los jóvenes de hoy, contribuyó a que se sumergieran en la historia mientras que las partes musicales contrastaron agradablemente bajo la batuta de Alejandro Miyaki, codirector, junto a Piñero, del MOS.

Miyaki es ya un referente en la escena operística del país. Su formación como pianista y su camino en el mundo musical hasta llegar a la dirección orquestal no es sorpresa para nadie. Esto se agradece, pues que un director de ópera tenga esta sensibilidad musical y vocal, desarrollada con base en la intuición y amplia experiencia, contribuye a un resultado balanceado, cuidado. Sobre todo, teniendo en cuenta que luego de ocho funciones seguidas, los cantantes por momentos pueden estar cansados y es menester estar atentos en la dirección para permitir que su voz no se fuerce de más y sea clara para los espectadores. Esta sensibilidad es muestra de la capacidad de liderazgo de Alejandro Miyaki, pues entiende que no es la batuta un instrumento de lucimiento narcisista, sino un medio para lograr un fin exclusivamente musical. Me uno a otras plumas que ponderan su capacidad de dirección y anhelan por verlo dirigir obras colosales como las sinfonías de Gustav Mahler.

Paulina de la Fuente (Bastiana) con Raúl Morales (Colás)

Los tres cantantes hicieron un papel relevante, jovial y relajado. Apoyándose por la interacción previa a la ópera, se sintieron más desenvueltos en el escenario, logrando una unidad entre música y diálogos. Paulina de la Fuente, Bastiana, conectó de inmediato con el público con su jovial y seguro trato. Desde su primera intervención, ‘Mein liebster Freund’, la calidez de su timbre y vibrato bien cuidado ensamblaron muy bien con el sonido de la orquesta. Su voz sedosa y articulada logró un texto pulido desde la integración corporal. Paulina, junto a Sergio Vallejo como Bastián, conformaron una pareja de adolescentes tierna en escenario. Su trato entre celoso, con ínfulas de adultos, pero todavía niños, resultó divertido. La voz de Vallejo promete mucho. En ‘Grossen Dank dir abzustatten’, la ligereza de su voz permitió disfrutar del trato lírico característico en Mozart. Su voz es clara, con una musicalidad innata que permite observar lo que puede lograr dentro de su carrera profesional, además de que su carisma le permitió conectar con el público de manera natural. Colás, mago dicharachero interpretado por Raúl Morales, fue jocoso en sus diálogos, pero cuando fue turno de su ‘Diggi, daggi’ mostró su capacidad histriónica dentro del espacio musical. Un joven bajo que, al igual que el resto del elenco, tiene un camino prometedor en su formación dentro y más allá del MOS. 

Por último, cabe destacar la incursión de tres borregos interpretados por miembros del MOS que interactúan a manera de corifeo griego con los personajes y auditorio. Su función dentro de la obra es la de ser espejo del público y ser voz de los deseos de éste. Como Moiras (deidades primitivas de los antiguos griegos), dirigieron hasta cierto punto el destino de Bastián y Bastiana. Un recurso efectivo, pues fueron intermediarios entre los jóvenes enamorados, Colás y los asistentes. 

Les Bastianes, pronunciado así, como el lenguaje incluyente nos sugiere, es todo menos una puesta escénica panfletaria. Es simplemente un título que ayudó a aclarar que se trató de una adaptación libre de la obra mozartiana. Desde ahí nos mostraron una nueva identidad en la que todos los personajes tienen voz por sí mismos, comenzando por Bastiana. Mujeres definidas y valoradas por ellas mismas, plantadas sobre sus pies, es lo que subyace como hilo conductor en muchas de las óperas que han sido presentadas por el MOS y que propondrán a lo largo de este año de trabajo. La mujer como figura central con títulos como Anita, de Melesio Morales; La hija de Rappaccini, de Daniel Catán; Los siete pecados capitales, de Bertolt Brecht con música de Kurt Weill, y finalmente Manon de Jules Massenet. Estaremos atentos de esta interesante propuesta.

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