Les contes d’Hoffmann en Bilbao
Noviembre 1, 2021. La ABAO de Bilbao, tras el largo paréntesis vivido como consecuencia de la pandemia, ha inaugurado brillantemente su 70 Temporada de ópera con la obra maestra de Jacques Offenbach, Les contes d’Hoffmann. El triunfo absoluto del tenor norteamericano Michael Fabiano en el rol principal y su consagración como uno de los tenores del momento, vuelven a situar al coso bilbaíno a la altura de los grandes teatros europeos.
La producción de la Ópera de Burdeos, firmada por Vincent Huguet, está basada en la idea del teatro dentro del teatro. La sencilla escenografía de Aurelie Maestre retrata el edificio de la Ópera de Burdeos en varios actos. La proyección de cine mudo en el acto desarrollado en Múnich gustó mucho, así como el homenaje a la gran soprano Edita Gruberova —recientemente fallecida y cuyo recuerdo de su magistral interpretación de Linda de Chamounix en diciembre de 1997 en Bilbao aún perdura— como elemento escénico mediante un retrato de la cantante eslovaca representando a la madre de Antonia.
En la parte musical, destacó la batuta del director italiano Carlo Montanaro que dirigió a la Orquesta Sinfónica de Bilbao con la delicadeza y finura que requiere la partitura de Offenbach. Pendiente en todo momento del lucimiento de las voces solistas, su colaboración junto a Boris Dujin brindó una gran actuación por parte del Coro de la Ópera de Bilbao, cuyos miembros cantaron en todo momento con mascarilla.
El tenor bilbaíno Mikeldi Atxalandabaso, en los papeles de Cochenille, Pitachinaccio, Frantz y Andrés fue uno de los grandes triunfadores de la noche. Soberbio durante todas sus intervenciones a nivel actoral, se lució vocalmente en el aria de Frantz: ‘Jour et nuit, je me mets en quatre’.
La mezzosoprano rusa Elena Zhidkova no estuvo vocalmente al nivel de sus compañeros masculinos. Su voz no llegó a emocionar en el papel de Niklausse, aunque gustó en el dúo de la Barcarolla. Sin lugar a dudas, lo mejor de su actuación se concentró en los pasajes cantados durante el Epílogo.
El bajo-barítono Simón Orfila, que encarnó al espíritu del mal en los personajes de Lindorf, Coppelius, Miracle y Dapertutto, ha sido uno de los grandes triunfadores de la noche. La potencia y proyección de su gran voz llegó a todos los rincones del Euskalduna. Alumno del Maestro Alfredo Kraus —el mejor Hoffmann de la historia y gran triunfador en Bilbao durante el estreno de 1987—, este cantante menorquín debutó en la obra póstuma de Offenbach con un gran éxito. Brillante tras el aria ‘Scintille diamant’ del tercer acto, fue uno de los cantantes más aplaudidos cuando salió a saludar al final de la representación.
La soprano australiana Jessica Pratt abordó el difícil reto de interpretar los cuatro papeles. En el aria de Olympia clavó las notas altas aunque, para los que retenemos en la memoria las actuaciones de Natalie Dessay, no estuvo muy convincente en la interpretación de la muñeca. En el segundo acto, elevó el nivel canoro brillando en el aria de Antonia y en el posterior dúo de amor con Hoffmann, momentos musicales mucho mas adecuados para su voz. Como Giulietta demostró sus buenas dotes de actriz y la belleza de su canto en el dúo de la Barcarolla. En el Epílogo, fue una Stella impecable que deleitó con los grandes decibelios de su voz en ‘Adieu! Je ne veux pas te suivre’.
El tenor norteameamericano Fabiano, auténtico sucesor de un Hoffmann de referencia como lo fue su compatriota y mentor Neil Shicoff —al que tuvimos la fortuna de ver en las representaciones de Viena en septiembre del 2003— ha sido el gran triunfador a nivel vocal del reparto. Con una gran entrega durante toda la noche, bordó el aria del prólogo, ‘La legende de Kleinzach’, culminado con un Si Bemol que arrancó una gran ovación por parte de los aficionados. Impecable en los agudos, el cantante de New Jersey posee una línea de canto encomiable y un bello timbre que, sumado a una depurada técnica y a la gran potencia de su voz, le convierte en uno de los tenores líricos más importantes del panorama operístico actual. En el acto desarrollado en Venecia bordó el aria ‘Amis! L’amour tendre’ y el dúo con la cortesana Giulietta, pleno de intensidad canora. Para enmarcar, el apoteósico final, ‘O dieu de quelle ivresse’, donde se puede apreciar la evolución de su gran voz hacia los terrenos de lo lírico-spinto.
En definitiva, estas representaciones de gran calidad con las que la ABAO ha vuelto a la normalidad, han consagrado en Bilbao a Orfila, el mejor bajo-barítono español de la actualidad y a un tenor en estado de gracia: Michael Fabiano. Y al final el público se marchó tarareando ‘Va pour Kleinzach’.