Macbeth en Milán

Anna Netrebko (Lady Macbeth y Amartuvshin Enkhbat (Macbeth) en la Scala de Milán © Brescia e Amisano

Julio 4, 2023. Macbeth de Giuseppe Verdi volvió a la Scala con la producción de Davide Livermore (aunque de esta reposición se encargó Marco Monzini), que es el título con el que se inauguró la temporada 2021-2022. Se confirmaron las impresiones positivas que ya en su momento fueron expresadas: Livermore, con su excelente equipo, ambientó la ópera en un futuro distópico, en una megalópolis violenta y corrupta, guiñando el ojo a la cinematografía de géneros y utilizando con extraordinario virtuosismo los recursos tecnológicos del teatro.

Surgió así un espectáculo de gran impacto visual, envolvente, sin sacudidas en la trama y siempre inteligible. El único inconveniente quizás haya sido la ausencia del elemento sobrenatural tan querido por el binomio Shakespeare-Verdi, pero fue una carencia que fue ampliamente compensada por el resultado. La ópera fue ejecutada en la versión crítica de David Lawton para Ricordi (la de 1865) con la inserción en el acto IV de la escena de la muerte de Macbeth ‘Mal per me che m’affidai’ de la versión de 1847. 

La única presencia del elenco original fue Anna Netrebko en el papel de Lady Macbeth, una presencia de gran autoridad tanto en lo vocal como en lo actoral, que repuso el personaje magnífico y despiadado que ya habíamos podido conocer. En escena, Netrebko estuvo explosiva, dominante y algunos de sus movimientos repentinos, bruscos, fueron hechos con la intención de delinear algunas frases o acciones del libreto, evidenciando un temperamento fuera de lo común que transmitió electricidad en la sala. La soprano rusa, con su timbre seductor, bruñido, con muy bellos visos en el registro medio bajo y seguridad en los agudos, fue in crescendo durante el transcurso de la velada, anotándose un éxito personal en la escena del sonambulismo del IV acto, rara vez escuchada tan intensa y entusiasta en el teatro.

Giorgio Berrugi (MacDuff) con Macbeth © Brescia e Amisano

Amartuvshin Enkhbat, que fue un Macbeth inquieto, inconstante y aplastado por el sentimiento de culpa, mostró elegancia y nobleza en el acento, redondez y suavidad de emisión y un fraseo matizado. Su aria del acto IV ‘Pietà, rispetto, onore’, fue recibida con una ovación. Solo desde el punto de vista escénico el barítono mongol debe madurar para aprender a interpretar mejor al personaje, abandonando así cualquier gesto poco convencional. Pero su voz es homogénea, fluida y voluminosa como se escuchan poco en los teatros.

El bajo sudcoreano Jongmin Park interpretó un Banco austero con una voz de un color muy oscuro, acento sobrio y severo, aunque quizás un poco monocorde. El Macduff del tenor italiano Giorgio Berrugi gustó por la naturaleza de su emisión, cantado con actitud y fiereza. El tenor chino Jinxu Xiahou dio un Malcolm de color claro con voz bien proyectada. 

Adecuados y agradables estuvieron las intervenciones de todos los papeles de acompañamiento tan importante en esta ópera: Marily Santoro (Dama), Andrea Pellegrini (Medico), Leonardo Galeazzi (Sirviente), Guillermo Bussolini (Sicario), Costantino Finucci (Araldo y la primera aparición) y para terminar Elena Finulli y Cecilia Manegatti del coro de voces blancas (segunda y tercera apariciones).

El director orquestal Giampaolo Bisanti acompañó a los cantantes con indudable paso teatral, pero no con gran variedad y fantasía dinámica. Al final, cómo no recordar al Coro del Teatro alla Scala, dirigido por Alberto Malazzi, que se cubrió de gloria en ‘Patria oppressa!’

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