Madama Butterfly en San Francisco

Karah Son (Cio-Cio San) y Michael Fabiano (Pinkerton) en la producción de Madama Butterfly de Amon Miyamoto en la San Francisco Opera © Cory Weaver

Junio 18, 2023. Madama Butterfly de Giacomo Puccini no ingresó al repertorio de la Ópera de San Francisco en 1923, año de la fundación de la compañía, sino hasta la temporada siguiente, cuando se estrenó el 26 de septiembre de 1924, pero fue incluida en la temporada del centenario porque es uno de los títulos más escenificados y gustados aquí, donde se ha presentado en 38 temporadas (al igual que dos títulos conocidos del propio compositor: Tosca presentada también 38 temporadas y La bohème en 45, ausentes en esta ocasión). 

Quienes más veces han cantado el rol principal en este escenario –entre los años 40 y 60— fueron las sopranos Dorothy Kirstens (estadounidense) y Licia Albanese (italiana), pero lo que marcó un significativo vínculo con el título fue que el 30 de agosto de 1953, en uno de los conciertos de verano que la compañía realizaban en un anfiteatro al aire libre, su director musical y fundador Gaetano Merola falleció en el momento en el que dirigía una escena de la ópera. 

En esta ocasión, la escena transporta al espectador al año 1929 donde un convaleciente y moribundo Pinkerton, herido en combate de guerra, le entrega a Trouble, su hijo adulto, un diario con sus vivencias y su paso por Japón. Es allí donde inicia la acción, que en la idea del director japonés Amon Miyamoto intentó crear una secuencia de lo sucedido a los personajes después de la muerte de Cio-Cio San, que al final recuenta la trama original vista a través de los ojos e imaginación de Trouble, un personaje que aparece recurrentemente en cada escena y que expresa sentimientos, interpretado por el actor John Charles Quimbo. 

Es una idea original, quizás novedosa, pero que en escena no tuvo el efecto que habrá concebido el director, y que con un personaje más en cada escena, añadió un distractor cuya presencia por momentos no concordaba con lo que sucedía en escena. Algunos puntos válidos y actuales que toca aquí la idea de Miyamoto y que se deben mencionar son: el choque de culturas, la imposición o creencia de la superioridad de algunas razas o valores sobre otros, y la discriminación a una persona por su original racial y étnico (pues Trouble es un joven mitad japonés, mitad estadounidense). 

Todos estos conceptos formaron parte de la producción ideada por la Tokyo Nikikai Opera (en coproducción con la Ópera Real Danesa, la Semperoper de Dresde y la Ópera de San Francisco) con escenografías del diseñador Boris Kudlicka, sencillas, pero llamativas, y elegantes vestuarios del diseñador japonés Kenzō Takada, creador de la marca de moda y perfumes Kenzo, quienes le infundieron a la escena un apropiado y sencillo pero sugestivo toque japonés a cada escena, con un fundamental y bien realizado trabajo en las proyecciones vistas al fondo del escenario de Bartek Macias, con la iluminación de Fabio Antoci. 

Los dos artistas principales convencieron por su desempeño vocal y actoral, comenzando por la protagonista, interpretada por la soprano coreana Karah Son, que supo gestionar bien en cada registro las cualidades líricas de su voz, y con buena proyección y color supo imprimir y transmitir, tanto en su canto como en su actuación, la dulzura y el candor esencial de su joven personaje; y el tenor Michael Fabiano como Pinkerton, sobresaliente en este repertorio, que mostró brillantez y un tono dorado y fresco con el que cantó con sentimiento y emoción, y en escena se movió con desenvoltura y libertad. 

El barítono Lucas Meachem dio autoridad y seguridad vocal al personaje de Sharpless. Nada que reprocharle a un cantante como él, aunque cambiaria ciertos manierismos y posturas que le dan un aire de innecesaria insolencia y malicia a la caracterización de sus personajes. Buen desempeño y una voz amplia mostró la joven mezzosoprano coreana Hyona Kim en el rol de Suzuki, y cumplieron en cada uno de sus intervenciones el resto de sus compatriotas: el bajo-barítono Jonwon Han, como un arrogante y mordaz Bonzo, el tenor Julius Ahn como Goro y el barítono Kidon Choi como Yamadori, así como la soprano Mirayla Sager en su interpretación de la joven y mayor Kate Pinkerton. 

Sólido y seguro, como siempre, estuvo el coro del teatro que dirige John Keene, así como la orquesta, una de las fortalezas de este teatro, de la que se extrañan sus ciclos y conciertos de música sinfónica, bajo la conducción de su titular Eun Sun Kim, quien hizo una buena lectura de la partitura con sus fluidas melodías y tonalidades orquestales.

Compartir: