Nadine Sierra y Xabier Anduaga en Bilbao

Xabier Anduaga y Nadine Sierra en Bilbao. © E. Moreno Esquibel

 

Diciembre 13, 2025. El Palacio Euskalduna de Bilbao registró un lleno absoluto para presenciar uno de los grandes aciertos de la temporada de la ABAO, el magnífico recital que ofrecieron la soprano norteamericana Nadine Sierra y el tenor donostiarra Xabier Anduaga.

Como detalle importante a destacar, es la primera vez —si exceptuamos algunas funciones de Opera Berri— que hemos podido observar en más de una década cubriendo óperas en Bilbao, la presencia de mucha gente joven en las butacas, detalle este insólito y profundamente esperanzador de cara al futuro.

La Orquesta Sinfónica de Navarra a las órdenes del director Marc Leroy-Calatayud, abrió la gala con la obertura de La traviata de Giuseppe Verdi, demostrando el gran estado de forma en el que se encuentran sus músicos en la actualidad.

Nadine Sierra se presentó en Bilbao con el aria de ‘É Strano… Sempre libera’ de La traviata, que interpretó de manera magistral, convirtiéndose en el momento canoro más sublime de toda la velada. No creo que exista en el panorama lírico actual una cantante que pueda afrontar el papel de Violetta Valery con la brillantez vocal de la cantante de Florida; su fiato es extraordinario y sus agudos fueron auténtica pirotécnia vocal. Los privilegiados que pudimos asistir al abarrotado Auditorio Euskalduna, tenemos que rendirnos ante una de las mejores Violettas del siglo XXI, ya que jamás podremos olvidar esa contundente nota final con la que coronó ese famoso pasaje verdiano.

Xabier Anduaga saludó a los aficionados con el aria ‘De’ miei bollenti spiriti’ de La traviata, exhibiendo una voz fresca, fraseo elegante y timbre bellísimo de tenor lírico, así como una gran seguridad en las notas altas a la hora de ejecutar la cabaletta, ‘O mio rimorso!’

La parte verdiana culminó con el archiconocido dúo ‘Parigi o cara’, interpretado por ambos cantantes con una delicadeza y una musicalidad que deleitaron al público asistente, demostrando que son actualmente la pareja de ensueño del mundo la lírica.

 

El concierto fue acompañado por la Orquesta Sinfónica de Navarra bajo la dirección de Marc Leroy-Calatayud © E. Moreno Esquibel

 

El maestro suizo Marc Leroy-Calatayud dirigió con el tempo adecuado a la Sinfónica de Navarra en el Intermezzo de Pagliacci, muy aplaudido por los espectadores.

Para enmarcar, el aria ‘Ah, Je veux vivre’ de Roméo et Juliette de Gounod, donde Nadine Sierra se coronó como la actual reina de la coloratura, demostrando un dominio absoluto de las agilidades que por momentos nos recordó a la gran Edita Gruberova.

El plato fuerte para Anduaga llegó cuando se adentró en el universo donizettiano para emocionarnos con los 9 contundentes “Do de pecho” de ‘Ah, mes a mis’ de La fille du régiment, donde mostró un dominio absoluto del registro agudo, así como una voz bellísima dotada además con el don de la proyección.

La histórica primera parte del concierto culminó con el dúo ‘Caro Elisir… Esulti pur la barbara’ de L’elisir d’amore, toda una lección interpretativa de Nadine Sierra ante la excesiva seriedad de un vasco como Xabier Anduaga, excelente en los pasajes cantados pero necesitado de algún que otro empujón en la faceta de actor cómico que requiere el personaje de Nemorino.

La segunda parte del recital se inició incomprensiblemente con el inapropiado dúo ‘O soave fanciulla’ de La bohème de Puccini, cantado con solvencia por ambos artistas, aunque muy lejos del altísimo nivel de otros roles más apropiados para sus respectivas tesituras, en los que pueden brillar mucho más. Desde estas páginas sinceramente creemos que algún número conjunto de La sonnambula de Vincenzo Bellini, con la que tanto han triunfado recientemente, o incluso algún dueto de Lucia di Lammermoor habrían sido mucho más apreciados por el público.

Uno de los momentos más logrados por la Sinfónica de Navarra llegó con el Intermedio de La boda de Luis Alonso, una de las piezas más conocidas de la zarzuela, donde disfrutamos del dinamismo de la batuta de Leroy, quien debutó en la ABAO con muy buena nota.

Anduaga tuvo un gesto con su tierra interpretando en euskera ‘Alare, zorioneko lekua’ (‘Alare, un lugar feliz’) de la obra Mendi Mendiyan (En lo profundo de las montañas), donde emocionó a los asistentes con una interpretación muy pasional en la debemos destacar el apoteósico final.

Lo mejor de esta segunda parte del recital por parte de Nadine Sierra —que optó por cambiarse de vestido en todo un alarde de glamour y elegancia— llegó con la polonesa ‘Me llaman la primorosa’, donde impuso su autoridad vocal, exhibiendo un fiato pocas veces antes visto y una técnica portentosa con la que demostró que puede hacer con la voz todo lo que quiere, deleitándonos con una verdadera master-class de cómo se debe cantar zarzuela. Para el recuerdo, ese pasaje replicado por la flauta, que a muchos nos trasladó al aria de la locura de la Lucia de Donizetti que tanto echamos de menos esta noche.

La respuesta del mejor tenor vasco de los últimos 100 años llegó con ‘No puede ser’ de La tabernera del puerto, donde tras derrochar intensidad y no escatimar ni una sola nota, el artista de San Sebastián ejecutó de manera prodigiosa un final espectacular donde ligó magistralmente y sin respirar, siguiendo los postulados en su día expuestos por el maestro Alfredo Kraus.

Nadine Sierra se adentró en los terrenos del musical americano para bordar ‘I could have danced all night’, demostrando que se siente muy cómoda en un género que elevó a la estratosfera por la manera en la que ejecutó un final que más quisieran en Broadway o en Londres.

Tras la obertura orquestal de Candide de Leonard Bernstein, que terminó de consagrar como director a Marc Leroy, el programa oficial de la velada terminó con el dúo de Tony y María ‘Tonight’ de West Side Story, donde ambos cantantes hicieron un buen alarde de pianissimi, aunque sinceramente habríamos preferido que optaran por algo de ópera.

La parte de los bises dejó bastante que desear, ya que ‘Bésame mucho’ o ‘Júrame’ no están a la altura de lo anteriormente vivido y claramente echamos de menos algo de La sonnambula, Lucia di Lammermoor, Werther o Luisa Miller. Incluso ‘Una furtiva lagrima’ hubiera bastado, y no entendemos que Anduaga no la haya incluido en el repertorio.

Sierra y Anduaga, se despidieron de Bilbao derrochando simpatía con ‘Granada’, cantada a dúo de manera espectacular. Para enmarcar, la inverosímil, potente y contundente nota final que la cantante estadounidense emitió y que retumbó en el palco principal del inmenso Euskalduna, momento de máxima emoción que jamás podremos olvidar.

Para la historia de la ABAO quedará este inolvidable concierto, que corona a Nadine Sierra como la mejor soprano en su repertorio a nivel mundial y al joven tenor Xabier Anduaga como uno de los cantantes con mayor proyección de la actualidad: esperemos que los responsables artísticos de la ABAO se hayan encargado de la grabación del evento.

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