Poliuto en Nueva York

El tenor Santiago Ballerini (Poliuto) en Nueva York

Julio 19, 2023. Interrumpida por la pandemia, la agrupación musical Teatro Nuovo tuvo su merecida revancha este verano presentando una brillante versión del póstumo Poliuto de Gaetano Donizetti, ópera lamentablemente poco representada por estas latitudes, en una excepcional versión historicista para la que reunió un elenco de talentosos jóvenes cantantes que —habida cuenta de su destacado desempeño— confirmaron la buena salud que goza la lírica del futuro. 

Como el oficial romano, converso cristiano y exageradamente piadoso que da nombre a esta obra, el tenor argentino Santiago Ballerini brilló a más no poder, dando cátedra de poderío belcantista con una voz de rico esmalte, flexible y sonora que condujo con sólidos recursos técnicos y con la que no se privó de presumir de exquisitas medias voces, virtuosas ornamentaciones y agudos atacados siempre con seguridad y magistralmente sostenidos. Como intérprete, destacó por su canto siempre matizado y apasionado, así como por su implicación entregada y generosa en la composición de su personaje. 

Como Paolina, su virtuosa esposa, Chelsea Lehnea resultó una muy grata revelación por su total afinidad tanto vocal como dramática con la parte. Poseedora de un impresionante capital vocal, la soprano americana hizo gala de una voz amplia, homogénea, de gran temperamento dramático y aterciopelado color que dispensó de modo siempre controlado y gran refinamiento. Asimismo, merece destacarse su capacidad para delinear en su canto la enorme gama de estados emocionales por los que atraviesa su parte. ¡Chapeau! No se quedó atrás y también provocó gran impacto la prestación del barítono puertorriqueño Ricardo José Rivera, quien concibió con autoridad y señorío al procónsul romano Severo, con una voz de importante caudal, cálida, educada, de seductor canto legato y de agudos seguros y radiantes. 

Con una voz liviana, de claro color y pequeño volumen, el bajo americano Hans Tashjian luchó a más no poder por imponerse a la orquesta y al coro, aportando poco como al personaje ya de por sí desdibujado e irrelevante del sumo sacerdote de Júpiter y chico malo de la trama, Callistene. Como Nearco, amigo cristiano del protagonista, el diligente tenor americano Robert Kleinertz dejó ganas de más y un nombre para apuntar. El resto de los roles secundarios fueron cubiertos sin mácula por miembros de la compañía. Superlativa prestación del coro en cada una de sus intervenciones. 

A cargo de la doble tarea de primer violín y de director orquesta, Jakob Lehmann sacó el mejor partido posible de la bellísima partitura donizettiana, ofreciendo una lectura puntillosamente historicista, refinada, de pulso dinámico y plena de energía. Presentada en un despojado escenario, la versión semi-escenificada a la cual recurrió la compañía posibilitó que los cantantes se movieran y expresaran sus emociones libremente. Un muy efectivo recurso resultó proyectar en el fondo de la escena reproducciones de los diseños realizados para el estreno parisino de Les martyrs, la versión reelaborada y alargada de la ópera en francés estrenada en 1841, lo que permitió situar perfectamente la acción de cuanto sucedía en la escena. 

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